El librero neuquino, usado por unos y otros

El librero neuquino, usado por unos y otros

La confesión de estar al borde de la quiebra del librero neuquino que apareció como ejemplo de precios cuidados en un spot de TV en Fútbol para Todos, repercutió en el país. Como era previsible, así como se lo usó a favor del gobierno, ahora lo usan en contra. Aquí, lo que escribió (textual) Gabriel Barrios en su cuenta de Facebook:

 

No doy más, no me entra una bala más. Cuando decidí no aumentar los precios de corazón, por convicción, porque es lo justo, por creer que desde abajo se puede cambiar algo, un poquito, la mente, la forma, me convencí de que es posible, que poniendo la ética por delante y los buenos pensamientos la gente se contagiaría y desde este, mi rinconcito todo empezaría a ser diferente.

Lo cierto es que apenas pasado el fulgor de aquel momento, las cosas empeoraron antes de mejorar. Abrieron a dos cuadras y media una sucursal ABC (franquicia de libreria escolar), me reventaron la puerta del local, y para colmo todo siguió aumentando, por semana, por mes, me subieron automáticamente el alquiler pensando que me estaba llenando de plata (cosa que vuelven a hacer este mes).

Los faltantes de mercadería hicieron que mis clientes optaran por caminar un poquito más, pagarlo un poco más caro y listo, obvio, no está en sus planes cambiar nada en definitiva, o al menos nada tan pequeño como la realidad de un negocio de barrio que trató.

Hoy, al borde de la quiebra financiera, comercial, sentimental, veo muchas cosas claras. Luego de haber golpeado puertas, haber presentado proyectos, de haber saludado y salido para la foto, de haber ideado estrategias para llevar estos precios a los barrios, luego de agotar el lápiz buscando apoyos, voluntades, descubro (y mi viejo dirá que tarde) que siempre estuve solito y mi alma. Seremos siempre recordados como la librería K, la de los precios cuidados y moriré en la mía.

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