La letra chica de las negociaciones que parieron el Presupuesto de Vidal

La letra chica de las negociaciones que parieron el Presupuesto de Vidal

lLos intendentes ganaron: se aseguraron fondos hasta para pagar sueldos. La misión nocturna de Lacunza y Salvai. Los reproches que soportaron. ¿La gobernadora resignó endeudamiento o lo escondió?.

La provincia de Buenos Aires ya tiene Presupuesto para 2017 y los intendentes se anotaron una victoria pírrica en una jornada en la que, tras innumerables idas y vueltas y negociaciones políticas, se vieron imágenes duras y bizarras en una contienda en la que el PRO y el peronismo midieron fuerzas minuto a minuto. Así fue como los alcaldes consiguieron un fondo de 9.000 millones de pesos del endeudamiento que, por 52.000 millones de pesos, le aprobaron al gobierno de María Eugenia Vidal.

Los fondos con los que contará la gobernadora el año que viene sumarán 521.410.794.201 pesos, con la particularidad de guardar un capítulo para incluir una pauta destinada al aumento salarial de los estatales bonaerenses estimada en el orden del 17 por ciento, lo que desnuda el problema inflacionario que enfrenta la economía argentina.

Pero la sanción del presupuesto logró destrabarse luego de que el oficialismo acordara con los distintos bloques del Justicialismo bajar la necesidad de endeudamiento de 93.000 millones de pesos a unos 52.000 millones.

 

Los pedidos de endeudamiento adicionales, como colocaciones de bonos y letras, llevan el financiamiento más de cerca de los $100.000 millones.

 

En la negociación intervinieron varios intendentes y fue clave la visita -sobre las 22 del miércoles- de los ministros Hernán Lacunza (Economía) y Federico Salvai (Jefe de Gabinete). Algunos legisladores le aseguraban a Letra P, mientras se votaba el Presupuesto, que hubo reproches y concesiones.

Entre los primeros, el de Lacunza a los intendentes por haber ejecutado este año, $5.500 millones de los $9.000 millones que tenían originados por el endeudamiento aprobado para 2016. Subejecución se le llama, inexplicable en un año de vacas flacas para todos y todas.

Pero también las fuentes señalaban que el acercamiento de los ministros al recinto se debía a una modificación no menor en el destino de esos fondos, que deberían dirigirse exclusivamente a obras y seguridad, pero que los alcaldes peronistas habían reclamado que pudieran utilizarse también para pagar sueldos y aumentar plantillas de personal. Técnicamente, para “gasto corriente”. Para destacar: los alcaldes consiguieron ese ítem vital en un año eleccionario.

El financiamiento en sí es menor al del Presupuesto 2016 -$60.000 millones contra $52.000 millones-, lo que significa, en un contexto de una inflación anualizada del 40%, una reducción notoria.

Pero los pedidos de endeudamiento adicionales, como colocaciones de bonos y letras, llevan el financiamiento más cerca de los $100.000 millones, maquillados, como lo hace cada administración, en recompras y colocaciones de deuda que se destinan a refinanciar pasivos y a pagar gasto corriente.

Por eso, se acordó también que el endeudamiento destinado a los municipios se pagará por goteo, a partir de marzo en cuotas y, cada vez que la Provincia se endeude, el 11% del dinero que consiga también irá a las arcas municipales.

Los ejes del debate pasaron no sólo por el endeudamiento y el Presupuesto, sino también por los aumentos impositivos, en especial el de Ingresos Brutos de las salas de juegos y bingos de todo el territorio bonaerense.

También los intendentes lograron un botín más modesto al asegurarse $350 millones anuales por cobrar patentes a autos de más de diez años.

Las negociaciones fueron febriles. A tal punto que un legislador fue llevado amablemente de sus brazos por dos intendentes peronistas para que rubricase con su firma un acuerdo que destrabara la negociación, en la que, como una múltiple carambola, incluía hasta cargos en la Defensoría del Pueblo.

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