La Legislatura no encuentra los análisis que revelan que había 60 metales en el agua de Alpachiri

La Legislatura no encuentra los análisis que revelan que había 60 metales en el agua de Alpachiri

El pedido lo realizó el juez, Eduardo Dip Tártalo, del Juzgado de la II Nominación del Centro Judicial Concepción en el marco de una causa por presunta contaminación contra minera La Alumbrera.

 

El pedido lo realizó el juez, Eduardo Dip Tártalo, del Juzgado de la II Nominación del Centro Judicial Concepción en el marco de una causa por presunta contaminación contra minera La Alumbrera.

Carlos y Miguel Aranda, dueños de tierras en Alpachiri ubicada a 18 Km. al oeste de Concepción, aseguran que la empresa multinacional contaminó sus campos y les impidió llevar adelante un proyecto para envasar agua de un manantial. 

“El juicio contra la minera Bajo La Alumbrera lo iniciamos hace 10 años y está avanzando poco a poco. Ahora se encuentra trabada ya que la Legislatura, llamativamente, no encuentra un informe de los análisis del agua que se hizo en 2005 en el laboratorio ALS Chemex de Canadá donde pudieron detectar la presencia de 60 metales. El pedido lo hizo el juez Eduardo Dip Tártalo y hasta aquí no hubo respuestas”, explicó a primerafuente, Miguel Aranda.

 Los hermanos Aranda denunciaron la contaminación del agua de Alpachiri y Concepción, de acuerdo a estudios y análisis realizados en laboratorios de Argentina, Canadá e Inglaterra, que involucra directamente a la empresa minera Bajo La Alumbrera, emplazada en la vecina provincia de Catamarca. 

“El mineralducto de La Alumbrera pasa cerca de nuestras tierras y recuerdo que en año el 1999, vecinos denunciaron que camiones que pertenecían a la empresa acopiaban materiales a la altura del dique Villa Lola. Nosotros tomamos esa referencia, era abril de 2004, y decidimos llegarnos hasta el dique distante a unos 5 Km. de nuestro campo. Comenzamos a escarbar el terreno, somos gente que conocemos la tierra y nos llamó la atención los restos que hallamos, cómo aserrín podrido, y luego cavamos un poco más y descubrimos un barro, de color negro oscuro, que despedía un fuerte olor a ácido, como de batería, que inmediatamente nos descompuso y nos produjo una picazón en todo el cuerpo. Días después decidimos contactarnos con miembros de la Federación Ambientalista de Tucumán, y ellos nos apoyaron para que alguien de la Justicia o del Gobierno investigue el producto que encontramos. Más tarde gracias a la intervención del ingeniero Pedro Otonello, miembro de la Federación Ambientalista en 2005, nos contactó con el Ministro de la Producción, que en esa época era, Juan Paz y nos convocaron a una reunión en Casa de Gobierno donde también el gobernador (José) Alperovich estaba al tanto. Al final resolvieron ir hasta el lugar, es decir hasta Villa Lola, el 22 de abril de 2005 y realizaron las excavaciones. Tanto el Gobierno, la Legislatura, la federación y nosotros, tomamos muestras de ese barro que luego hicimos analizar”, remarcó  Carlos Aranda. 

De las excavaciones, en abril de 2005, participaron además: la Comisión de Medio Ambiente de la Legislatura, funcionarios de Servicio provincial de Agua Potable y Saneamiento (Sepapys), la subdirección de Recurso Hídricos y Medio Ambiente de la provincia, con el ingeniero Alfredo Montalbán (actual Secretario de Medio Ambiente de la provincia), además de entidades ambientalistas, entre otros.

 “El material encontrado tuvo diferentes destinos para ser analizados, por ejemplo; la Legislatura resolvió enviarlo a un laboratorio llamado Chemex de Canadá, que fue el más revelador, porque detectaron la presencia de mas de 60 metales entre ellos, cianuro, selenio, vanadio, cobalto, cromo, uranio, mercurio, oro, platino, molibdeno, níquel, estaño, fósforo, plomo, azufre, estroncio, titanio, vanadio, zinc, etc. Lo llamativo, fue que los resultados obtenidos en laboratorio canadiense coincidían con los estudios realizados por la Federación Ambientalista de Tucumán, concretados en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Mientras tanto el gobierno provincial envió sus muestras al Instituto Balseiro y los resultados nunca fueron dados a conocer, y las nuestras las enviamos meses después a Inglaterra al laboratorio Dynamco, así empezó todo esto”, recuerdan los hermanos Aranda en una entrevista realizada por nuestro portal en febrero de 2011.

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