Se denomina Registro Único de Búsqueda de Identidad Biológica y Origen. Ya tiene 200 casos por resolver y dos desgarradoras historias con final feliz.
La vida de Cristina Montaño puede superar cualquier historia de ficción. Ella nació en San Juan y a los 4 años fue arrebatada de su madre por sus abuelos paternos, quienes la trajeron a vivir a Tunuyán. La mujer desde chica intentó dar con su mamá pero nunca encontró apoyo en ninguno de los integrantes de la familia que la crió.
Con el sostén de su esposo, de la psicóloga Érica Curia y del informático Cristian Pérez, emprendieron la búsqueda que actualmente se enmarca en un programa oficial del Gobierno provincial denominado Registro Único de Búsqueda de Identidad Biológica y Origen y apunta a buscar niños arrebatados o robados durante la democracia y los padres biológicos de quienes saben que son adoptados y quieren conocer sus orígenes.
El programa dependerá de la Dirección de Derechos Humanos de la Provincia y al frente estará Curia. La psicóloga, junto a Luz Faingold, titular de esa dirección, explicaron que se les ofrecerá asesoramiento psicológico y legal a quienes busquen a algún familiar.
“La primera instancia será firmar un convenio con todas las municipalidades. Allí, las personas podrán dirigirse y llenar una ficha con una serie de datos relevantes para la búsqueda. Tendrán inmediatamente el asesoramiento que corresponde, empezando por el psicológico y una vez que reunamos la mayor cantidad de datos precisos se comienza la búsqueda cruzando esa información con Dateas, redes sociales y en territorio”, detalló Curia, quien agregó que a futuro se espera poder reunir muestras de ADN para formar un banco que facilitará la reunión entre los familiares.
El proyecto de Curia y de la abogada María de los Ángeles Davico viene desarrollándose desde el 2013 en Guaymallén bajo el nombre de Espacio Municipal de Adopción. Actualmente tiene en carpeta 200 casos y será el Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes el que le dará los soportes técnicos y económicos para que se desarrolle con plenitud. Hasta el momento, dos procesos han tenido final feliz.
La dolorosa historia de Cristina
Cristina Montaño nació en San Juan y a los 4 años sus abuelos maternos fueron a visitarla. Le dijeron a su madre que se la llevarían unos días y nunca más regresaron con la niña. Actualmente tiene 49 y vive en Tunuyán, donde se instaló con sus abuelos y tíos a quienes llamaba hermanos.
“Tenía un vago recuerdo de cuando era chica y del momento en que me arrebataron de mi madre. Cada vez que preguntaba por ella, me decían que era ‘una puta’ y que me había dejado. Siempre insistí, pero nadie en mi familia quería darme datos. Me sentía muy sola en esto”, contó a El Solmientras los ojos se le llenaban de lágrimas.
Pero ese no fue el único momento trágico que vivió. Hace más de 30 años fue abusada sexualmente por uno de sus tíos y quedó embarazada. Cuando su hijo nació, otra de sus tías se lo llevó y jamás lo volvió a ver ni a saber sobre su vida. Este hecho está judicializado y, según dijo la mujer, la causa la lleva el fiscal Juan Manuel Bancalari.
Cristina es celadora en una escuela de Valle de Uco y peluquera. Un día comenzó a hacer terapia con Curia y tomó fuerza para afrontar la búsqueda de su madre y de su hijo. Su pareja Dante Giménez la apoyó y realizaron una serie de investigaciones hasta que hace un mes dio con su familia en San Juan.
Tenía un vago recuerdo de cuando era chica y del momento en que me arrebataron de mi madre. Cada vez que preguntaba por ella, me decían que era ‘una puta’ y que me había dejado.
“Un gendarme que tenía el apellido de la mamá biológica de Cristina -y que nosotros pensábamos que podía ser uno de sus hermanos-, nos ayudó mucho a dar con ellos. Así, nos subimos al auto y nos fuimos a Jáchal a buscarlos”, contó Giménez, quien aseguró que durante todo el viaje Montaño tiritaba de los nervios.
Una vez que dio con sus hermanos se enteró que su madre había fallecido en el 2001 y que siempre la buscaron. “Llegué tarde, no puede conocerla”, dijo llorando y agregó: “De todas maneras, nunca sentí tanto amor como hoy. Mis hermanos me escriben todos los días y se preocupan por mí”.
Ampliar imagenLuz Faingold, Erica Curia, Dante Giménez, Cristina Montaño, Rosalinda Arredondo, Julio Peña y Matías Navarro. Ampliar imagenCristina Montaño junto a su pareja Dante Giménez. Ampliar imagenRosalinda y Matías, después de 20 años se reencontraron.Por: Gema Gallardo gema.gallardo@elsol.com.ar @GemaGallardo108compartidos
La vida de Cristina Montaño puede superar cualquier historia de ficción. Ella nació en San Juan y a los 4 años fue arrebatada de su madre por sus abuelos paternos, quienes la trajeron a vivir a Tunuyán. La mujer desde chica intentó dar con su mamá pero nunca encontró apoyo en ninguno de los integrantes de la familia que la crió.
Con el sostén de su esposo, de la psicóloga Érica Curia y del informático Cristian Pérez, emprendieron la búsqueda que actualmente se enmarca en un programa oficial del Gobierno provincial denominado Registro Único de Búsqueda de Identidad Biológica y Origen y apunta a buscar niños arrebatados o robados durante la democracia y los padres biológicos de quienes saben que son adoptados y quieren conocer sus orígenes.
El programa dependerá de la Dirección de Derechos Humanos de la Provincia y al frente estará Curia. La psicóloga, junto a Luz Faingold, titular de esa dirección, explicaron que se les ofrecerá asesoramiento psicológico y legal a quienes busquen a algún familiar.
“La primera instancia será firmar un convenio con todas las municipalidades. Allí, las personas podrán dirigirse y llenar una ficha con una serie de datos relevantes para la búsqueda. Tendrán inmediatamente el asesoramiento que corresponde, empezando por el psicológico y una vez que reunamos la mayor cantidad de datos precisos se comienza la búsqueda cruzando esa información con Dateas, redes sociales y en territorio”, detalló Curia, quien agregó que a futuro se espera poder reunir muestras de ADN para formar un banco que facilitará la reunión entre los familiares.
El proyecto de Curia y de la abogada María de los Ángeles Davico viene desarrollándose desde el 2013 en Guaymallén bajo el nombre de Espacio Municipal de Adopción. Actualmente tiene en carpeta 200 casos y será el Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes el que le dará los soportes técnicos y económicos para que se desarrolle con plenitud. Hasta el momento, dos procesos han tenido final feliz.
La dolorosa historia de Cristina
Cristina Montaño nació en San Juan y a los 4 años sus abuelos maternos fueron a visitarla. Le dijeron a su madre que se la llevarían unos días y nunca más regresaron con la niña. Actualmente tiene 49 y vive en Tunuyán, donde se instaló con sus abuelos y tíos a quienes llamaba hermanos.
“Tenía un vago recuerdo de cuando era chica y del momento en que me arrebataron de mi madre. Cada vez que preguntaba por ella, me decían que era ‘una puta’ y que me había dejado. Siempre insistí, pero nadie en mi familia quería darme datos. Me sentía muy sola en esto”, contó a El Solmientras los ojos se le llenaban de lágrimas.
Pero ese no fue el único momento trágico que vivió. Hace más de 30 años fue abusada sexualmente por uno de sus tíos y quedó embarazada. Cuando su hijo nació, otra de sus tías se lo llevó y jamás lo volvió a ver ni a saber sobre su vida. Este hecho está judicializado y, según dijo la mujer, la causa la lleva el fiscal Juan Manuel Bancalari.
Cristina es celadora en una escuela de Valle de Uco y peluquera. Un día comenzó a hacer terapia con Curia y tomó fuerza para afrontar la búsqueda de su madre y de su hijo. Su pareja Dante Giménez la apoyó y realizaron una serie de investigaciones hasta que hace un mes dio con su familia en San Juan.
Tenía un vago recuerdo de cuando era chica y del momento en que me arrebataron de mi madre. Cada vez que preguntaba por ella, me decían que era ‘una puta’ y que me había dejado.
“Un gendarme que tenía el apellido de la mamá biológica de Cristina -y que nosotros pensábamos que podía ser uno de sus hermanos-, nos ayudó mucho a dar con ellos. Así, nos subimos al auto y nos fuimos a Jáchal a buscarlos”, contó Giménez, quien aseguró que durante todo el viaje Montaño tiritaba de los nervios.
Una vez que dio con sus hermanos se enteró que su madre había fallecido en el 2001 y que siempre la buscaron. “Llegué tarde, no puede conocerla”, dijo llorando y agregó: “De todas maneras, nunca sentí tanto amor como hoy. Mis hermanos me escriben todos los días y se preocupan por mí”.
Veinte años sin ver a sus hijos
La historia de Cristina tomó relevancia entre los pobladores del Valle de Uco y permitió resolver otro caso desgarrador.
Rosalinda Arredondeo (58) llevaba 20 años buscando a dos de sus hijos. Por entonces, los niños tenían 3 y 4 años y su padre se los llevó y desapareció. La mujer lo había denunciado porque había intentado abusar de una de sus hijas –fruto de un matrimonio anterior–.
“Faltaba una semana para que el juez me diera la tenencia a mí, cuando se escapó con los chicos. Lo denuncié nuevamente a la Justicia. Pero no hubo forma de dar con ellos. Hasta que mi hija Paola conoció la historia de Cristina y nos contactamos para ver si podía ayudarnos”, comentó Rosalinda.
Fue el informático Cristian Pérez quien empezó a rastrearlos por las redes sociales y dio con los jóvenes Matías y Juan de Dios Peña, quienes en un principio se asustaron y tuvieron la intención de bloquearlo.
“Mi papá siempre nos dijo que mi madre había muerto. Recuerdo que cada vez que era el Día de la Madre yo me encerraba a llorar en mi pieza. Luego mi papá se juntó con otra mujer y cuando teníamos 12 y 13 años nos abandonó”, recordó tristemente Matías, quien agregó que durante mucho tiempo se alimentaron con las viandas que le sobraban a los colectivos de larga distancia y que vendieron bolsas de mandarían para poder sobrevivir.
“Me tocó dormir varias noches en la cucha del perro cuando la esposa de mi papá se enojaba porque no queríamos limpiar la casa. Hubiera querido otra vida para mí, poder estudiar y crecer con el amor de una madre. Cuando nos enteramos que estaba viva no lo podíamos creer con mi hermano”, agregó el muchacho que está a punto de cumplir 24 años.
Los dos jóvenes fueron llevados por su padre a San Luis y el viernes pasado se reencontraron con su madre, quien fue trasladada a esa provincia en una movilidad que dispuso el Ministerio de Salud y Desarrollo Social.
Mi papá siempre nos dijo que mi madre había muerto. Recuerdo que cada vez que era el Día de la Madre yo me encerraba a llorar en mi pieza.
El padre de Matías se enfureció cuando se enteró que se iban a reencontrar con su madre y logró que echaran al joven, su esposa y sus dos pequeños hijos del lugar que alquilaban. “Con mi papá hace mucho tiempo que no me hablo porque intentó abusar de mi mujer. El jueves a la noche nos echaron del lugar donde alquilábamos, cuyo dueño es amigo de mi papá. Así fue que, el viernes, cuando llegó mi mamá nos vinimos a vivir con ella”, agregó el joven.
Rosalinda está feliz y agradecida por haber encontrado a sus dos hijos, pero lamenta que durante todos estos años los dos muchachos tuvieron una vida llena de penurias. Además, no logra entender cómo la Justicia no dio nunca con los pequeños siendo que estaban en una provincia vecina.
Para formar parte del Registro
Quienes estén buscando a sus hijos y padres y quieran contactarse con el Registro Único de Búsqueda de Identidad Biológica y Origen pueden dirigirse al quinto piso de la Casa de Gobierno a la oficina de Derechos Humanos o llamar al 0261 449-2189.
También pueden hacerlo vía Facebook escribiendo a Te voy a encontrar Mendoza.
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