La ladrillera de Donovan está lista, sólo falta la conexión del gas

La ladrillera de Donovan está lista, sólo falta la conexión del gas

La planta optimizará los tiempos de producción y funcionará de manera sustentable.

Existen ladrillos de diferentes tamaños y formas, hasta los hay de juguete y de distintos colores. Fabricarlos de manera tradicional implica un procedimiento que requiere diferentes pasos, mucho tiempo y generalmente en el proceso inciden las condiciones climáticas. Para optimizar el proceso y para que se realice de manera sustentable, el Gobierno de la Provincia construyó en Donovan una planta en la que trabajarán 25 personas, que estarán formalizados: tendrán una obra social, una aseguradora de trabajo y bajo condiciones de seguridad e higiene. Hasta que la planta tenga la conexión de gas, brindarán capacitaciones a sus empleados.

 

“Sólo por mencionar algunos detalles, la fábrica trabajará básicamente con tecnología diferente. La madera para prender el fuego del horno que los coce es reemplazada por gas natural. El moldeado se realiza con una línea automática y luego de darle forma va hacia un secadero y finalmente entra al horno”, explicó en simples palabras el ingeniero de San Luis Sapem, José Bertola.

 

El ladrillo ha sido tan efectivo para la construcción que se utiliza desde hace once mil años. Los sumerios y babilonios los secaban al sol, reforzaban los muros y murallas, con bloques cocidos porque son más resistentes. Pero el tamaño de las piezas fue cambiando con el tiempo, según la utilidad que le daban en las diferentes ciudades y el clima que las caracteriza.

 

En San Luis lo único que falta para que la fábrica comience a funcionar es la obra de extensión del gasoducto. “Tendrán que cruzar los caños por la ruta Nº 7 y hacer una obra interna. Sólo falta la firma de comienzo de obra cuya concesión se la darán a una empresa privada”, dijo.

 

 

 

El paso a paso de un ladrillo

 

“En un principio el Ministerio de Industria, Comercio, Minería y Transporte formalizará a los ladrilleros, para que el espacio del que saquen la materia prima se transforme en una propiedad minera, se cuiden los recursos y funcione de manera ordenada”, afirmó el director provincial de Minería, Juan Fernández.

 

El ingeniero Bertola explicó paso a paso, cómo será el proceso de fabricación en la planta de Donovan.

 

“El punto de inicio es obtener la materia orgánica, tierra o barro que pasa por una amasadora, luego unos rodillos se encargan de mezclar todo y sigue su paso por una cinta transportadora hasta que llega a la moldeadora. Allí se le da la forma al adobe”, explicó Bertola.

 

Tradicionalmente, luego de este proceso, hay que secar las piezas y orearlas, tapándolas de noche para que no se mojen con el rocío y cuidándolas de la lluvia.

 

“En cambio en la planta hay un secadero, que tiene el mismo tamaño del horno. A través del calor, producido por un quemador de gas natural, circulará aire caliente por el interior de la cámara, impulsado por unos ventiladores que le quitarán la humedad paulatinamente”, especificó y aseguró que si el adobe ingresa húmedo al horno, cuya temperatura es de 900 grados, el agua que está dentro se evapora, ejerce presión y rompe el ladrillo. La humedad tolerable es menor al cinco por ciento.

 

“El horno mide 30 metros y está ubicado sobre un costado, en el centro del tinglado; se suman 30 metros más de vía para ambos laterales (la salida y la entrada), porque la producción ingresa al horno montada en unas vagonetas, como si fueran de ferrocarril. Son diez de cada lado”.

 

La carga que ingresa al horno está compuesta por diez vagonetas con mil ladrillos cada una. Mientras la primera parte está  dentro del horno quemándose, otras diez se están cargando con adobe sin cocer. Cuando las primeras diez ingresaron, otras diez ya salieron y están enfriándose fuera del horno.

 

El ingeniero especificó que el ciclo completo dura 24 horas. La primera será de mezcla y moldeado de los ladrillos, 16 de calentamiento, 2 de cocción y 5 de enfriamiento. Cuando terminan de cocinarse, la temperatura baja a los 500 grados y salen para terminar de enfriarse. Mientras salen, otros entran. “Es conveniente que la cámara de calor no pare nunca. Ese enfriamiento y calentamiento constante produce dilataciones y contracciones y se puede rasgar. Por eso requiere mantenimiento”, dijo el ingeniero.

 

El horno posee un techo liviano, está fabricado con fibra cerámica, es un material muy costoso. Las paredes están construidas con hormigón, arena refractaria y ladrillones comunes.

 

“Los ladrillones tienen en el medio la fibra cerámica que aisla la temperatura. Cuando una carga ingresa al horno lo que uno pretende es que se caliente y se cocine sólo la carga. De lo contrario, gasto gas y calor, dándole temperatura a elementos que no precisan calor”, explicó Bertola.

 

Los grupos de quemadores son dos y funcionan a gran velocidad, tienen un turbo que inyecta aire y otro de gas que produce la llama a alta tempreatura.

 

“El fuego se mueve desde la entrada hasta la salida y el aire caliente sigue el mismo camino. En los hornos tradicionales se han medido hasta mil grados, pero aquí sólo necesitamos 900, de lo contrario el ladrillo no se cocina”.

 

 

 

Para viviendas y obra pública

 

“La planta será la principal proveedora de ladrillos que se utilicen en los programas de viviendas y obras públicas. Es uno de los principales objetivos comerciales de la empresa, además le servirá a todos los que necesiten los bloques”, dijo el director provincial de Minería y agregó que mientras esperan la conexión del gasoducto las 25 personas que formarán parte de la empresa recibirán capacitaciones para ocupar diferentes puestos en la fábrica.

 

Fernández hizo hincapié en que cada trabajador tendrá que recibir conocimientos sobre el funcionamiento correcto de cada sector ya que funcionará durante las 24 horas.

 

“Lo más importante es que la planta desde hace un mes ya tiene su certificado de aptitud ambiental. Se realizaron los estudios y es un orgullo para nosotros arrancar con este proyecto y que cuente con el estudio de impacto, aprobado y formalizado”, concluyó Bertola.

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