KOLINA La Plata conmemoró el fallecimiento de Evita en compañía del ahijado de Perón, Samuel Duré

KOLINA La Plata conmemoró el fallecimiento de Evita en compañía del ahijado de Perón, Samuel Duré
El día 26 de julio, fecha en que se conmemoró 61° aniversario del fallecimiento de Eva Duarte de Perón, la Corriente de Liberación Nacional (KOLINA) de la ciudad de La Plata, realizó una entrevista abierta con Samuel Duré, en calle 149 y 52, con la presencia de familiares y vecinos del barrio.

La actividad, donde Samuel, ahijado de Juan Domingo Perón y Evita, habló largo y tendido, fue organizada por los referentes locales de KOLINA, Rosana Rusiñol y Santiago Sautel. La misma contó con el acompañamiento de la secretaria General, Ana Herrán de Castagneto.

A continuación, la entrevista completa.

RP.- Cuéntenos cómo conoció a Evita y Perón.

Mi papá solía trabajar en Buenos Aires, en esas entrevistas de trabajo que hacía, que no eran de trabajos fijos, necesitaba conseguir un trabajo estable para mantener a la familia, porque éramos seis hermanos. Yo soy el más chico de los hermanos. Así conoció a una persona que lo llevó a conocerlo a Perón. Pidió una audiencia con Perón, y Perón era tan sencillo que uno podía conseguir una audiencia en el día.

Lo hizo pasar al despacho, vivíamos acá en la Plata, y lo mandó con una nota de recomendación a la municipalidad de La Plata. Acá le dieron un trabajo gracias a Perón.

Tengo 64 años, el 17 de octubre cumplo 65. Tenía tanta memoria mi padre que en esas conversaciones Perón le preguntó qué día cumplía los años, y mi papá le dice que había nacido el 17 de octubre de 1948.

Yo tenía un año. Perón me tuvo en sus brazos. Mamá era una mujer muy luchadora, e iba con frecuencia a Casa Rosada, y Perón la recibía incluso hasta para tomar unos mates. Un hombre totalmente humano y, como dice “La razón de mi vida”, profundamente humanista y profundamente cristiano.

Perón me tuvo en sus brazos. Eva Perón, pobrecita, de quien hoy se cumplen años de su desaparición, me tuvo en los brazos. Vinieron a mi casa, a 64 entre 135 y 136. Era poca la custodia que tenían ellos, comparada con lo que tenía que tener la marina en aquellos tiempos.

Me reconocieron como ahijado de él y de Eva Perón. Comencé periódicamente, cada diez o quince días, a ir a Casa Rosada a visitarlos, hasta los siete años de edad. Mi mamá agarró la primera máquina Singer, que repartía Perón a las mamás para que tuvieran una salida laboral más para la casa.

RP.- ¿Y cómo continuó su vida?

Pasaron los años, yo me fui criando, vino el golpe de estado de 1955. Nosotros teníamos documentación de la doctrina de Perón. Y ahí nosotros tuvimos que agarrar y hacer banquitos de doble asiento, dentro de esas dos tapas guardábamos la doctrina de Perón, como el libro “La razón de mi vida”. Era muy peligrosa la persecución en el barrio, en 64 y 136, porque el Partido Conservador y por los radicales vivían golpeando los cuarteles en aquella época.

Empezó la persecución contra nosotros que éramos peronistas. Mis hermanas también militaban, con Matías Obalo, en el 64; el compañero murió hace unos cuantos años. Con la llegada del 72, Perón era ya un hombre de mucha edad que se hace cargo nuevamente del poder, con Cámpora que gana la elección.

En el año 78 estaba en policía y como había nacido el 17 de octubre, me voy en el 80, porque no aguantaba más las persecuciones que había. Tal es así que por decreto me querían poner una custodia. Tuve que renunciar.

A mi papá, en el 64, Perón y Evita le dieron una casa en Berisso, Barrio Unido de Berisso Eva Perón, se llamaba el barrio obrero, manzana 10 casa 1. Mi papá la devolvió la casa. Pagaba 23 pesos por mes, serían unos 230 pesos ahora, incluso no creo que llegara a tanto. No se estaba pagando la casa, se trataba más bien de un derecho que nos daba Perón. Después volvimos para acá de vuelta.

Cuando yo renuncié a la policía no tuve un trabajo más que el que tengo ahora. Hoy, si tengo que hacer un pozo en el baño, lo hago; si tengo que hacer trabajos de albañil, los hago; si tengo que cortar el pasto, lo hago.

RP.- ¿Fue a recibirlo a Perón?

Sí, para mi él era un segundo papá, y el momento fue demasiado duro. Yo tendría unos veintipico. Y obviamente yo militaba también. Milité 18 años en Puente de Fierro, con Antonio Muchástegui. Hicimos el comedor con mi hijo, cocinábamos de lunes a lunes.

RP.- ¿Fue difícil para usted, siendo policía, vivir la época del proceso?

Sí. Yo siempre pensé que iba a ser policía. Mi papá había sido policía en Guamini, y allá los conservadores secuestraban las libretas de la gente para hacerlos votar. Y eso se hacía en otros distritos más. Fue muy difícil.

Luché muchísimo para tratar de quedarme en policía para tratar de tener la jubilación, pero tuve que renunciar. En el 78 teníamos un problema con Chile y ahí me accidento, caigo de un caballo y golpeo la cadera, el hombro. Me decían que no podía irme de carpeta, quedábamos acuartelados.

Luché muchísimo, con muchísima gente, con comisarios inspector, con cabos, con cabos primero, con sargentos. Me di cuenta que me iba de la policía, y no podía que decir por qué me iba a ir, porque me quisieron obligar a ingresar a la custodia de jefe de policía. Mi señora me preguntó por qué me iba, y le dije que porque estaban matando un montón de gente.

Yo soy de esos peronistas que nacieron peronistas y van a morir peronistas. Y esa gente sabía que había nacido un 17 de octubre, el día de la Lealtad.

RP.- ¿Y cómo siguió su vida después del 70?

Seguí militando en el peronismo, en Puente de Fierro. Trabajé con “Pocho” Prandini también. Me quedé cuando mi hijo se casó y me dediqué a mis nietos, y a trabajar también.

RP.- ¿Esperaba que Perón lo ayude de otra forma?

Yo creo que Perón me ayudó. Él hizo mucho por la clase trabajadora y cuando hizo mucho por la clase trabajadora, yo era un trabajador. Y eso era para mí más que suficiente. Ojalá pudiera jubilarme y tener una pensión, porque tengo un tratamiento que seguir, aunque no tengo ninguna enfermedad mala, tal es así que sigo trabajando. Pero con lo que hizo Perón para mí es suficiente. Y con lo que sigue haciendo, porque ustedes están acá por Perón.

Y ya hemos visto en el 55 un tremendo bombardeo a la Plaza de Mayo para destruir a los trabajadores… Lo hemos visto a Videla hacer todas las atrocidades que hizo, que se fueron investigando y descubriendo.

RP.- ¿Cómo cree que se tiene que recordar a Perón?

No voy a pedirle a la oposición que lo recuerde, pero fue un gran estadista. Hay que recordarlo como a Belgrano y a San Martín. La forma de recordarlo es pensando en ellos. Unos porque echaban a los que nos invadían. Y Perón por ese gran corazón que lo llevó a darle derechos y trabajo a los hombres.

Creo que a Perón siempre hay que mirarlo con admiración, con amor y con cariño. La mejor forma de mantenerlo vivo que hay es militando, escuchando y trabajando para Perón.

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