Un PJ de kirchnerismo relativo gana Río Negro

El triunfo de Carlos Soria y Alberto Weretilneck le permite al peronismo volver a gobernar una provincia que desde 1983 fue administrada por la UCR. El kirchnerismo lo celebró, aunque la construcción rionegrina es singular y territorial. Influirá el resultado en las relaciones con Neuquén.
Carlos Soria y Alberto Weretilneck -ambos intendentes, uno de Roca, el otro de Cipolletti- serán el próximo gobernador y vice de la provincia de Río Negro. La fórmula del Frente para la Victoria ganó con claridad sobre la ofrecida por el oficialismo de la UCR, con César Barbeito y Julio Arriaga. Se inaugura, por primera vez desde 1983, una etapa peronista en la administración del Estado rionegrino.

Carlos Soria no es lo que se dice un referente K. Construyó su candidatura en base a lo que hizo al frente de la comuna de General Roca, una de las más importantes de Río Negro y ciertamente todavía capital de la política de esta provincia. Soria viene del riñón de Eduardo Duhalde, y de una primera etapa de convivencia con los Kirchner bastante difícil, porque se decía que se encargó de investigar a la familia santacruceña cuando era titular de la SIDE.

En esta coyuntura del país, Soria es primero peronista y después kirchnerista, porque ningún peronista que pretenda ganar le esquivará el bulto al respaldo irrectricto a la presidenta Cristina Fernández para su reelección. Es el ganador, el primero que ofrece el PJ desde el '83, y por lo tanto, esto es más que suficiente para insuflar un ánimo y un empuje muy especiales, que se agregarán a su propio perfil, que es de extrema ejecutividad, de fuerte pragmatismo, y de indudable caudillismo.

Habrá que ver cómo juega en su alianza con Miguel Pichetto, el senador que más cerca ha estado de Cristina Kirchner, y que representa la línea K con mayor convicción explícita.

El socio de Soria en el triunfo es Alberto Weretilneck. Un hombre de larga trayectoria en el "grupo Cipolletti" de la política rionegrina, originado en lo que fue aquel partido provincial que se construyó a imagen y semejanza del MPN, con él mismo, Julio Arriaga, Julio Salto, Osvaldo Groswald, allá por finales de la década del '80. Ese grupo se afirmó en la localidad valletana, ganó el Municipio, y construyó una opción política que terminó este año con el quiebre final entre Weretilneck y Arriaga, a tal punto que se enfrentaron en estos comicios, cada uno como candidato a vice de los partidos que se vienen enfrentando desde los principios de la provincia, consolidando un bipartidismo muy evidente y clásico.

La nueva etapa que se comenzará en Río Negro a partir de diciembre influirá, sin duda, en la política regional, y muy especialmente en la relación con Neuquén.

Puede esperarse una mejor relación que la que tuvo Miguel Saiz, el gobernador radical, con el neuquino Jorge Sapag. Habrá que ver si se encaran proyectos que beneficien al común, entre dos provincias que se complementan y a la vez compiten por el desarrollo en esta rica región norpatagónica.

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