Juicio a la economía de Macri

Juicio a la economía de Macri

Por: Jorge Fontevecchia. Parte del círculo rojo piensa que, de seguir pronunciándose la crisis económica, no sería imposible que Macri terminara teniendo solo la posibilidad de elegir a qué mujer entregarle la banda presidencial: si a Cristina Kirchner o a María Eugenia Vidal. 

Y de espiralizarse devaluación/inflación, si mantuviera su candidatura, corriera el riesgo de ni siquiera tener esa elección y el presidente pudiera surgir de un ballottage entre Cristina Kirchner y el candidato de la tercera vía.

En las encuestas del Gobierno, la semana pasada la diferencia a favor de Vidal sobre Macri era “solo” de tres puntos ya que, argumentan, su imagen bajaría si dejara de ser candidata a gobernadora para serlo a presidente, porque parte de las críticas a la inoperancia económica de Cambiemos también mellarían su propia aura. No obstante, por tres puntos se gana un ballottage.

El FMI comete con el pass-through el mismo error de quienes creían en 2015 que los precios ya estaban al dólar blue

Pero que parte del círculo rojo prefiera a Vidal antes que a Macri para el próximo período presidencial no tiene que ver solo con la mayor competitividad electoral de la gobernadora, sino también con lo que sucedería después en la presidencia. Atribuyen a su mayor plasticidad la capacidad de poder entenderse mejor con la oposición para llegar a acuerdos que permitan aprobar en el Congreso las reformas necesarias y la posibilidad de tener un ministro de Economía en serio sin querer ser ella quien conduzca la economía. Creen que los problemas de Macri surgen del defecto de ser un macho alfa muy posesivo que no quiere compartir nada con nadie.

En la columna de ayer se describieron las dos grandes causas del fracaso económico de Macri: gestión e idiosincrasia (ver: http://bit.ly/juicio-economia-macri-1). Hoy se continúa en el reportaje largo a Carlos Melconian (ver https://bit.ly/2VuViPK), convertido en una especie de juicio de residencia a la economía de Cambiemos antes del fin de su mandato, donde se recorrieron sus errores, desde la forma de salir del cepo y la irrestricta e inmediata liberación del mercado de cambios hasta la jibarización del Ministerio de Economía, el optimismo maníaco, la incompetencia macroeconómica de quienes venían de la actividad privada creyendo que por estar del otro lado del mostrador podían manejar lo público, y el error con el pass-through del dólar a precios desde el inicio, cuando se decía en 2015 que los precios ya estaban al dólar blue de $ 15 y no al oficial de $ 9, y ahora con el FMI.

El discurso oficial fue “fuimos muy optimistas con las metas de inflación”. Pero mucho más que optimistas fueron con la posibilidad de endeudarse durante varios años consecutivos sin que existiera en alguno de ellos la imposibilidad de tomar deuda, aunque el país ya no estuviera en default habiéndoles pagado a los holdouts. Pasa cada cierta cantidad de años, cuando se produce un aumento del promedio riesgo país de todos los países emergentes, independientemente de lo que cada uno haga y generalmente por eventos que no suceden en los países emergentes. Esa volatilidad que afecta a todos los países en vías de desarrollo golpea más a aquellos con riesgo de default y más aún a Argentina, casi el único que ya hizo default. Y el problema no está en el encarecimiento de la tasa de interés sino en que nadie pasa a prestarle.

Cualquier director de finanzas de una empresa en Argentina sabe que en aquellos años en los que sube el riesgo país le será casi imposible tomar deuda. Si un director de finanzas de una empresa lo sabe, no podrían ignorarlo los principales funcionarios del área económica del Gobierno ni el Presidente. Algunos analistas políticos extranjeros conjeturan sobre que la red del Fondo Monetario ya estaba asegurada desde antes de la crisis. Otro argumento a favor de esa sospecha es que un crédito de más de 50 mil millones de dólares no se gestiona en un par de semanas, como se contó.

Pero fuera una red preexistente o no, y sin dejar de reconocer que tiene la ventaja de ser a una tasa de interés menor que la del mercado de deuda privada, el dilema es que el Fondo Monetario Internacional tiene el mismo problema de entendimiento sobre la economía argentina que los funcionarios macristas que creían que los precios de diciembre de 2015 ya estaban al dólar blue de $ 15 y utilizan los parámetros de pass-through internacionales. Cuando, por la memoria colectiva que los argentinos tenemos con la devaluación, su traslado a precios es mucho mayor que en países que no pasaron por nuestras crisis. Y es lógico que compartan esa ceguera paradigmática porque esos funcionarios macristas y los técnicos del Fondo Monetario Internacional se formaron en los mismos ecosistemas intelectuales internacionales.

En una década, y a pesar de los años con cepo que hubo desde 2008, nuestros ahorristas locales compraron 150 mil millones de dólares para atesorar. Sea presidente Cristina Kirchner o Macri, los argentinos prefieren ahorrar en dólares. Dependiendo de las posibilidades, unos años 10 mil millones de dólares, otros 20 mil millones, pero un promedio de 3% del producto bruto del país. Casi 4% entre 2016 y 2018, cuando fueron 60 mil millones de dólares que compraron los argentinos. De los 150 mil millones de dólares ahorro en blanco solo se guardó el 20% en los bancos del país: el 80% está en bancos del exterior o cajas de seguridad.

No hay plan económico posible que no tenga en cuenta que, después de nuestro default de 2001/2002, por muchos años los argentinos que puedan ahorrar lo harán en dólares. Eso produce un estrés adicional a la necesidad de las exportaciones de cubrir las importaciones más un plus para el pago de los intereses de la deuda (asumiendo que se consigue refinanciar todo eternamente), porque además habrá que generar un superávit adicional de 15 mil millones de dólares para ahorros personales, aun considerando que la cantidad de dólares gastados en viajes por los argentinos en el exterior pudiera ser igual a lo que dejen los turistas extranjeros aquí.

No hay un plan económico igual para todos los países ni para el mismo país en distintos momentos

Pero ese 3% del producto bruto adicional de superávit comercial para dólar ahorro tiene consecuencias sobre el 100% del producto bruto, porque la mente de todos los actores económicos argentinos está dolarizada, haciendo que las devaluaciones no solo no mejoren la competitividad de nuestras exportaciones sino que hasta la empeoren, porque al pasar la devaluación a inflación y reducir el mercado interno, el costo fijo de los exportadores, quienes también comparten sus ventas con el mercado interno, se encarece también en dólares. Al igual que la recesión en las pymes: no reduce la inflación sino que la aumenta porque el costo fijo se divide por menos unidades vendidas.

Faltó un plan económico, y no es el del Fondo Monetario Internacional.

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