El juego del “pasa” o “no pasa” de Stolbizer y Massa: secretos de un romance político

El juego del “pasa” o “no pasa” de Stolbizer y Massa: secretos de un romance político

Rumbo a 2017.

La estrategia del Frente Renovador y el GEN.

Margarita Stolbizer es severa y estructurada, descree de las encuestas y de los asesores de imagen. No habla de su vida privada y si bien tiene un humor ácido, pocos lo conocen: lo reserva para sus pocos amigos. Su vida no quedó marcada –como muchos sospechan– por la parálisis que sufrió en una parte de su cara. La fecha trágica sobrevino unos meses antes de aquel raro síndrome que le dejó secuelas en los ojos. Ocurrió un amanecer de 1984: la explosión de una garrafa en la casa familiar de Morón la hizo saltar de la cama para correr detrás de su madre, a quien había alcanzado el fuego. Margarita la trasladó de urgencia al hospital, pero la mujer murió pocos días más tarde.Dicen que heredó de ella la austeridad.

Stolbizer se mueve siempre con pocos colaboradores, a contramano de la mayoría de los políticos. Hace meses que la embestida judicial contra Cristina Kirchner la convirtió en un imán para los programas de TV. La convocan porque su presencia garantiza rating. Hace poco, el conductor de un ciclo comenzó a desesperarse porque la diputada no llegaba y el programa ya estaba al aire. Cuando los productores lograron contactarla en el celular, ella explicó: "Estoy dando vueltas hace un rato largo con el auto porque no encuentro lugar para estacionar".

A Sergio Massa nunca le ocurriría, no solo por la importancia que le da a los medios o porque cuenta con asesores que se ocupan de los temas logísticos. Cuando está en campaña, si necesita llegar a un acto o a un canal del interior se mueve en avión privado y alguna que otra vez en helicóptero. Massa es la antítesis del estilo de la líder del GEN: ambicioso, adicto a las sondeos, se lo puede ver en TV con Malena Galmarini, hablando en una misma charla sobre la inflación, la agenda parlamentaria o de asuntos de pareja. Es amigo de celebridades del mundo artístico y deportivo y abre la puerta de su casa para grandes asados. Justo es reconocerle algo que admiten hasta lo que no lo quieren: vive la política las 24 horas.

En diciembre, Massa y Stolbizer hicieron lo que pocos creían: después del fracaso electoral, ya con Mauricio Macri con la llave de la Casa Rosada, se sentaron a charlar en Tigre durante una hora. Allí estuvo también el radical Mario Meoni. Fue el inicio de la relación. Siguieron varios encuentros reservados, decenas de llamados, cientos de mensajes por chat, varias fotos juntos en los diarios y la participación de la diputada en un Plenario del FR-UNA. La última novedad, de hace algunas semanas, marca que el romance político avanza: Stolbizer accedió a reunirse en dependencias del Congreso con Sergio Bendixen,el gurú peruano de Massa. Esta vez la conversación se extendió por menos de una hora.

Bendixen les presentó el resultado de varias encuestas y la conclusión de un trabajo de focus group: "La gente los ve con capacidad de correr el jarrón de lugar pero no de romperlo contra una pared". También les dijo que el kirchnerismo es catalogado por una buena parte de la sociedad como sinónimo de violencia; que el Gobierno representa el ajuste y que la misión de ellos será "construir esperanza". Massa, que dice de él mismo que es una persona optimista, machaca sobre esas cuestiones. Y no presta atención cuando alguien le dice que Stolbizer también coquetea con María Eugenia Vidal. Asegura que él ya aprendió de sus caprichos y que será generoso en el armado de listas para 2017.

En ese punto cuenta con una aliada inesperada: Victoria Donda está más entusiasmada que Stolbizer con la posibilidad de una alianza y sentó en la mesa a Humberto Tumini, la cara visible de Libres del Sur. Donda y Malena se ven seguido. Ayer, por caso, compartieron la tarde en Tigre.

Los pasos de Stolbizer son mucho más lentos. "Su gran temor es acercarse demasiado a Sergio y que el espacio se llene de peronistas del Conurbano con prontuario. Si eso ocurre ella saldría disparada. Los quiere presos", cuentan en su entorno.

El jefe del Frente Renovador trabaja desde diciembre para ahuyentar ese fantasma. "Yo ya mordí el polvo. A un Othacehé no lo traigo nunca más", dicen que asume en las charlas con su equipo.

Los dirigentes más puristas del GEN le plantearon a Stolbizer sus dudas desde el verano. Por ese entonces, los protagonistas centrales de la historia ya sostenían que, para el caso de avanzar juntos con vistas al plano electoral, habría que agrandar el espacio. El tema se trató luego, abiertamente, en las citas en Tigre. Una noche, en un cónclave en el que participaron, entre otros, el diputado massista Raúl Pérez y el del GEN, Marcelo "Oso" Díaz, uno de ellos le propuso al dueño de casa: "Hagamos un check list de quiénes podrían integrar la alianza". Lo dijo así, con una expresión en inglés. Massa no habla inglés con fluidez, pero la frase no tenía secretos: "Hagámoslo", les respondió.

"Esto es como un juego: pasa o no pasa", dijo uno de los enviados de Stolbizer a otros dirigentes. El check list abarcó a decenas de nombres que hipotéticamente podrían ser parte del frente en formación. Desde intendentes y diputados hasta a algún gobernador.

También mencionaron a los líderes del Movimiento Evita, que a través de Fernando "Chino" Navarro ya hizo gestos explícitos de acercamiento.

"Ese no, ese sí, ese puede ser", conjeturaban.

Hasta que en la mesa se tiró el nombre de Florencio Randazzo, un dirigente con el que Massa nunca cortó el diálogo. Dicen que Stolbizer no dijo ni sí ni no. Sólo hizo una mueca. No pareció una mueca de agrado. Pero nunca se sabe.

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