El juego de la banca

El juego de la banca

Si alguien quisiera realizar hoy un mapa del Concejo Deliberante la misión sería un desafío importante. Por ejemplo, la manera más habitual sería poner colores por cada bloque político y así definir la relación de fuerzas. ¿Santiago Bonifatti llevaría los mismos colores que Claudia Rodríguez? ¿Y Eduardo Abud puede ir al lado de Cristina Coria? ¿Y quién iría en la silla principal del HCD?

 

 

Causalmente, por el calendario electoral que avanza, el Concejo Deliberante de Mar del Plata atraviesa momentos de cambios. Sin embargo, los movimientos que puede ver cualquiera que sigue la política local no terminan de traslucirse en hechos concretos, pero sí en gestos evidentes.

El oficialismo es el sector con más movimiento, lo cual es lógico por ser el más amplio y variado: radicales, en todas sus vertientes, la Agrupación Atlántica y el Pro. Los primeros están quebrados en tres. Por un lado, están Nicolás Maiorano, Cristina Coria y Gonzalo Quevedo, hombre de confianza de Vilma Baragiola. Tienen sus críticas hacia el funcionamiento de la gestión pero, en general, hacen los mayores esfuerzos posibles para que no salgan a la luz.

Más díscolo está Mario Rodríguez, quien responde políticamente a Ricardo Alfonsín, y se alió con el sector comandado por el diputado Maximiliano Abad para tomar el poder en el comité local de la UCR, tras vencer a Baragiola en una elección partidaria en la que se enfrentaron estos dos sectores del radicalismo.

Rodríguez se caracterizó en el último año por hacer declaraciones en contra del oficialismo y la gestión de Carlos Arroyo, aunque nunca amagó con apartarse de la estructura de Cambiemos.

En las últimas horas mostró un gesto de tregua al acompañar al oficialismo más duro en la aprobación del presupuesto 2017 en la Comisión de Hacienda. De todos modos, se trata de un acto de razonabilidad: más allá de las discrepancias es lógico que un intendente tenga su presupuesto aprobado.  

El último eslabón en la cadena del bloque radical es Eduardo Abud. Tras su salida intempestiva del ex Enosur, luego de que Arroyo dispusiera quitarle el control de la obra pública al ente y se lo entregase a Guillermo De Paz, su mirada sobre la gestión municipal. Para mal, lógicamente.

Hoy es más real unir a Abud con José Cano, que desde su regreso al Concejo Deliberante duró apenas unas semanas en la bancada de Agrupación Atlántica Pro hasta que formó un monobloque aparte. Los dos dirigentes, por cuestiones generacionales y de afinidad, se encuentran trabajando juntos y varias veces se rumoreó la posibilidad de que creen su propio bloque, pero hasta ahora no lo concretaron.  

Los dos ediles hoy están más caracterizados como oposición que como parte del oficialismo. “José, está muy bien lo que vos planteás para el presupuesto, pero es algo propio de un opositor”, le espetó un oficialista al exsecretario de Hacienda en una reunión en la que se debatían ajustes para la norma madre.

La Agrupación Atlántica también atraviesa sus turbulencias. La fundamental está dada por el presidente del Concejo Deliberante, Guillermo Sáenz Saralegui. Arroyo premió a su socio político y amigo con la responsabilidad de comandar el cuerpo legislativo, a pesar de que en sus años como concejal no había sido el más activo.

Sin embargo, Sáenz Saralegui no se mostró satisfecho con ese gesto y esperaba una participación mayor en la toma de decisiones que nunca llegó. A partir de eso, impulsado por algunos asesores en las sombras, comenzó a disparar contra Arroyo y su gestión. Cada entrevista que da el presidente del HCD deja, cuanto menos, un título que desata intestinas peleas en el seno de la Agrupación Atlántica.

Es por eso que desde hace algunas semanas ya se baraja la idea de un cambio en la presidencia del cuerpo legislativo, a partir del 1º de abril, cuando se renueven las autoridades. El nombre que suena es el de Patricia Leniz, una concejal que garantiza fidelidad al jefe comunal. La medida no solo tiene apoyo oficialista, ya hay varios concejales filooficialistas y de la propia oposición que plantearon la necesidad de renovar al titular del cuerpo. Pero corren un riesgo: “Si Sáenz Saralegui declaró así como presidente del Concejo imaginate cómo va a tirar si Arroyo lo saca del cargo”, aventuró una fuente opositora, mientras se relamía con la posibilidad.

La conducción del bloque de la Agrupación Atlántica no está en discusión. Guillermo Arroyo, hijo del intendente, es una de las personas de su mayor confianza y es lógico que sea el jefe del bloque. Sin embargo, sí surgen cuestionamientos a su labor como tal. De hecho, tanto oficialistas como opositores remarcan que varios de los inconvenientes que se generan en el HCD los achacan a la falta de manejo político de Arroyo. Su megaexposición mediática a partir del presunto romance con la vedette Mónica Farro no lo ayuda demasiado, sin embargo, por el momento, no está en discusión su rol como mandamás en el bloque.

Esa bancada se completa con Juan Aicega, el único dirigente puro del PRO. El concejal recibe por estas horas varias críticas por su falta de acción en la Comisión de Educación que preside (desde el 16 de diciembre que no se reúne). Sin embargo, es uno de los pocos dirigentes de Mar del Plata con llegada directa al presidente Mauricio Macri y uno de los principales gestores de varios programas nacionales que desembarcan en la ciudad.

Aicega, que además se convirtió en el jefe de varios funcionarios del actual gabinete, está lejos de tener una buena relación con el jefe comunal (algo recíproco) pero tiene en claro que es indispensable que la gestión de Arroyo repunte para beneficiar a sus jefes políticos, Macri y María Eugenia Vidal.

En aquel mapa para clarificar la relación de fuerzas en el Concejo Deliberante, ¿en qué lugar irían Lucas Fiorini y Alejandro Carrancio? Comenzaron el año en el Frente Renovador hasta que salieron del bloque y el partido en medio de un halo de escándalo. Formaron su propio espacio en el HCD: Crear. Por ende, tienen su propio color. Pero ¿irían en el bando opositor u oficialista?

Su proceder en las últimas semanas los ubica claramente en Cambiemos. Parece difícil que se incorporen al bloque oficialista, porque con la mente puesta en instalar políticamente el nombre de Fiorini es más útil mantener la independencia (al menos en apariencia) pues les da mayor visibilidad.

De todos modos, el propio Fiorini, que responde políticamente al ministro de Gobierno boanerense e interventor en Mar del Plata, Joaquín De la Torre, ya anticipó que no sería descabellado que se sumen oficialmente a Cambiemos. No obstante, no aclaró bajo qué condiciones sería ese desembarco: podrían hacer público su apoyo expreso, sin que cambie la situación en el HCD. Básicamente, lo mismo que ahora, pero hecho público.

En la oposición, los movimientos están dados en Acción Marplatense, donde las tensiones existen desde principio del año pasado. Sin embargo, explotaron en las últimas horas: Santiago Bonifatti, presidente del partido y exhombre de confianza de Gustavo Pulti, ya no disimula su enojo con el líder del AM.

La semana anterior votó junto con Héctor Rosso a favor del presupuesto de Osse, cuando el resto del bloque de AM lo rechazó, una jugada clave para que el oficialismo pudiera aprobarlo. Y este martes, en la Comisión de Hacienda, se abstuvo en la votación del presupuesto de la administración central y los entes y también permitió destrabar una situación que venía de hace tiempo.

¿Podría ubicarse a Bonifatti más cercano al oficialismo? Por ahora, no. La jugada del expresidente del Emvial es mostrarse como un opositor constructivo y diferenciarse del pultismo más ortodoxo. Sin embargo, esas maniobras, hasta el momento, no cosechan mucho apoyo en el resto del partido. “Es él, su hermana y un par más”, dicen desde la vereda pultista, quienes afirman que no entienden qué pretende Bonifatti. Por las dudas, se apresuraron a sacar un comunicado en el que dejaron expresado que la decisión del bloque era votar en contra del presupuesto.

Si bien Rosso parece estar más cercano a Bonifatti que al resto de sus compañeros de bloque, también tiene una estrategia aparte y mira con cariño hacia el Frente Renovador que ahora quedó solo con Cristian Azcona en el HCD. El jura que no pegará el salto, pero ya participó en varias reuniones del massismo. De todos modos desde las propias filas de Sergio Massa aclaran que no lo cuentan como un soldado propio.

Hoy, el mapa del Concejo Deliberante sería prácticamente una paleta de colores y contaría, además, con varios asteriscos para salvedades. También significaría un trabajo a muy corto plazo: en cualquier momento puede volver a cambiar.

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