José Luis Pérez: por primera vez, frente a frente con La Vanguardia

José Luis Pérez: por primera vez, frente a frente con La Vanguardia
El ex intendente y actual funcionario del Ministerio de Agricultura de la Nación accedió a una entrevista con este diario por primera vez en ocho años. Dijo que no tiene relación con Echeverría, cuestionó a quienes lo traicionaron y confesó que tomaría un café con Menem. Respondió sobre las causas judiciales, contó los motivos de su renuncia en 2009 y adelantó que trabaja para el 2015.
Domingo 25 de noviembre, 10 AM. En un televisor del quincho de la quinta Don José –cerca de la avenida San Martín, camino a El Cruce- Santiaguito Mangoni va camino a coronar el día con una gran victoria en el TC Pista. Sentado a la mesa de ese reducto donde el silencio es una especie de mantra pensado para escaparle al ruido de la vida pública, el ex intendente de Balcarce y actual funcionario del Ministerio de Agricultura de la Nación, el ingeniero José Luis Pérez, habló por primera vez en casi una década con el diario La Vanguardia. Fue una charla con matices, con momentos intensos, y hasta clarificadora que se extendió a lo largo de más de una hora. Su tono pausado le fue dando contexto a cada una de sus afirmaciones sustentadas por, quizás, el político más importante de la historia política contemporánea. Un hombre que también vive de recuerdos ciertamente contradictorios. Los que lo ubican como un político casi invencible en las urnas, capaz de sepultar a votos a sus oponentes, pero también quien quedará en la historia como uno de los intendentes que renunció a su cargo apenas transcurrido dos años de mandato. Pasaron ocho años para que Pérez se decidiera a aceptar una entrevista frente a frente con un periodista de este diario, con el sólo impulso que da el periodismo independiente. Ese sólo dato le dio a esta conversación otras motivaciones, surgidas de los tantos interrogantes que durante la última década han quedado sin responder. El ex intendente aseguró que no tiene relación con Echeverría –a quien todavía le cuestiona aquella reunión con Carlos Erreguerena-, cuestionó a quienes lo traicionaron y confesó que tomaría un café con Menem. Respondió por primera vez sobre las causas judiciales, como el Coproder y la comisión investigadora que lo llevó a la justicia cuando estaba al frente del Ejecutivo en 2009 y contó los reales motivos de su renuncia. Adelantó, además, que trabaja para el 2015 y descartó por el momento una candidatura.

-¿Qué instancia de la vida política atraviesa hoy José Luis Pérez? -Desde el punto de vista del trabajo espero que continúe, porque hubo un cambio de ministro –por Casamiquela, nuevo ministro de Agricultura de la Nación- hace apenas 72 horas, así que esta semana definirá el ministro mi continuidad. Políticamente estoy tratando de retornar un poco a la arena local, pensando en el 2015, y después de cuatro años el tiempo ha transcurrido demasiado rápido. Hace 4 años que estoy en Buenos Aires -desde diciembre de 2009- y cuatro años que me mantuvieron bastante alejado de la política local, en alguna medida, por no estar acá y en otras por tomar cierta distancia por circunstancias propias de la política en general y del peronismo en particular. Lo que estoy haciendo es tratando de armar un grupo político lo más fuerte y sólido posible en cuanto a respaldo de gente, como para ser un interlocutor válido desde ese espacio político. Es decir, hoy dependo de si algún dirigente quiere llamarme para trabajar en política y lo he dicho en otras oportunidades: cuando me jubile de la política va a ser porque lo decido yo o la gente, el pueblo, no porque algún dirigente u otro lo quiera. Y para poder existir políticamente necesitas existir desde un ámbito que te de cierto predicamento, cierto reconocimiento como para decir llamémoslo que tiene atrás un grupo de gente importante, así que ese es un poco el espíritu que hoy tengo en la idea de ir formando un nucleamiento, ir consolidándolo, poder cuantificarlo, ver cómo evoluciona y qué espíritu tiene la gente que puede acompañarme para seguir atrayendo más gente. Cuando llegue el momento de definiciones, la idea es poder sentarnos en la mesa para ser uno de los que opine y discuta, ese es un poco el espíritu. No hay candidaturas de tras de esto ni mucho menos, sino que cuando se llegue a discutir en la mesa del peronismo pretendo poder estar en esa mesa y para eso tenes que representar a alguien o tener cierta representatividad. Y después también ver la posibilidad de luchar -yo no diría para que haya unidad en el peronismo que si la hay mejor- por el peronismo. Durante muchos años el peronismo se manejó sin unidad de criterio ni homogeneidad y sin embargo sobrevivió porque tenía las internas donde se dirimían las diferencias y después todos se encolumnaban detrás del que ganaba. Acá se produjo un cambio en ese aspecto muy fuerte luego del Congreso de Lanús en el 2003 cuando Duhalde decide no darle internas a Menem por lo tanto surgen tres candidatos a presidente, en su momento ninguno por el partido justicialista, conformando tres frentes. A partir de ahí no hubo más internas, entonces cada uno se sentía muy cómodo, y así es como, por ejemplo, llegamos a tener en Balcarce cinco listas cuyo origen y su espacio político ha sido el peronismo. Un verdadero disparate porque con cinco listas indudablemente es muy difícil que ganen todas, en el mejor de los casos podrá ganar una y las otras no, así que la idea es tratar de retomar esa tradición de internas que tuvo el peronismo en Balcarce. Fuimos el primer partido que tuvo internas abiertas para elegir un candidato a intendente y en una oportunidad votaron 6.000 personas, cuando hoy el padrón electoral tiene 3.500 afiliados.

-¿Cree en esta unidad del PJ que se ha proclamado con el intendente encabezando el partido? -Creo que es mejor que nada, pero no usaría la palabra unidad. Diría que se han puesto de acuerdo 3 ó 4 dirigentes no sé si han llamado a todos a integrar la lista tampoco. En mi caso no, no sé en el caso de Petruccelli, de Burgos, de Iannone, o de Colella, y de Estela Fernández. No veo a ninguno de ellos en la lista que se oficializó, así que no podría hablar de unidad pero se han juntado para, en todo caso, no ir a una interna, pero veremos qué pasa más adelante.

-En estos vaivenes que ha tenido el peronismo a lo largo de toda su historia usted ha pasado del menemismo al duhaldismo y luego al kirchnerismo. ¿Cómo lo explica desde lo ideológico? -Mire, es la historia de los partidos políticos. Si se repasan las fuerzas opositoras más importantes como el radicalismo, también la historia de los radicales es muy parecida. El pensamiento de Irigoyen y de Alvear no era en absoluto el mismo. Alvear era acusado de conservador por los propios radicales e Irigoyen de nacional y popular por los propios radicales. Balbín no fue lo mismo que Alfonsín, de hecho la interna que tenían entre ellos aparecía Alfonsín como representando los sectores de izquierda, y recuerdo inclusive discursos de Alfonsín en la interna con Balbín aquí en el boulevard Kelly, entre 17 y 19, y tengo presente el tenor y lo que en esos discursos se decía: nada que ver con el pensamiento de Balbín y, sin embargo, los radicales han seguido en el radicalismo y han estado con De la Rúa, y han estado con Angeloz y han estado con todos. Lo que quiero decir con esto es que la situación es exactamente similar, hay matices, por eso es que hay internas porque hay visiones distintas desde el mismo partido. En algunos casos son diferencias de matices y en otros son diferencias más profundas, pero que se reproche eso de la pertenencia a una expresión política yo no creo que sea más que una chicana política, no es diferente a ningún partido político. Cuando veo ahora el caso de UNEN en Capital Federal hubo gente de Pino Solanas que no entendía y hasta lo usó en un spot televisivo la alianza que hizo Solanas como desconociéndolo y preguntándole: “que te pasó Pino que ahora pensas de esa manera”. Yo creo que son circunstancias y hechos políticos que llevan a tomar determinadas decisiones. Pero no hay que sobredimensionar esas situaciones, el caso Massa es bien claro. Massa formó parte del gabinete del kirchnerismo y ahora se fue, y dicen “Massa cambio”, pero Massa puede haberse ido por las diferencias que tenía en el gobierno. A veces el irse de un espacio político suele ser un hecho positivo desde el punto de vista de decir bueno, no coincido y me voy y expongo las diferencias, pero cuestionar las circunstancias yo no lo tomo como un reproche, lo tomo como una chicana política que se la utiliza mucho, pero que podría ser extrapolable a cualquier dirigente de cualquier partido.

-¿Tomaría un café con Menem o con Duhalde? -Sí. A Menem traté de ubicarlo en el transcurso de este año. Hablé con Ramón Hernández, para juntarme a tomar un café y poder charlar, además de saludarlo porque le tengo mucho afecto. En ese momento estaban viajando a La Rioja así que no se pudo dar. Después no se dieron las circunstancias, pero con mucho gusto lo haría porque además le tengo muchísimo aprecio y muchísimo afecto. Es una persona muy querible en el trato humano y en política no es imprescindible separar lo político y lo humano, pueden manejarse por carriles distintos y tenerle respeto y afecto a otra persona aunque no piense como vos.

-¿Y con Duhalde? -Con Duhalde aprendimos mucho todos los que nos tocó gobernar siendo Duhalde gobernador de la provincia de Buenos Aires. No solamente aprendimos, sino parte de lo que pudimos hacer cada uno en nuestras ciudades tuvo que ver con el respaldo que nos dio Duhalde. Después las circunstancias han querido que a uno le tocara ir por caminos distintos, me pasa con amigos de la quinta sección electoral con los que hemos ido a internas en diferentes fracciones del peronismo en su momento en algunos casos y le aseguro en internas muy duras y sin embargo seguimos teniendo una gran amistad y hablamos seguido, nos vemos, tomamos café, charlamos y hasta a veces recordamos risueñamente, jocosamente algunas circunstancias de esas internas que hemos tenido. Pero yo creo que uno no debe renegar. Nunca me gustó que se demonizara a Menem de la forma que se lo demonizó, sino que se podría haber sido mucho más ecuánime porque hubo en la década del 90 hechos muy positivos en la política argentina y tuvo errores muy importantes también.

-¿Y de la década kirchnerista qué opina? –Bueno la misma ecuanimidad de la que hablaba es lo mismo que se pide en estos 10 años de kirchnerismo. Es decir, hay que reconocer que hay cosas que se han hecho muy bien, que el país ha crecido a tasas importantísimas, que el desempleo ha bajado, que la gente está mejor, que el consumo está mejor, que basta con andar por la calle y ver qué pasa, y hay otras cosas que se podrían haber hecho mejor y se está inclusive a tiempo de corregirlas. Pero creo que nos falta a veces a los argentinos hacer balances ecuánimes y más justo. En política yo digo siempre es muy difícil ser objetivo, por lo que uno tiene que aspirar a ser por lo menos ecuánime, a ser justo con las apreciaciones y rescatar lo positivo que puedan tener todas las gestiones que han pasado. Alfonsín, que entregó el país incendiado, tuvo en el transcurso de su gobierno hechos muy importantes, contribuyó a la consolidación de la democracia de una manera clara, esto no se puede desconocer y en otras aristas, como la económica, como la productiva del país, se retrocedió y mucho, pero hay que reconocer lo que se hizo bien porque todas las administraciones tienen signos positivos.

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