Jimena Herrera: "La política como servicio"

Jimena Herrera: "La política como servicio"
Dedicó su vida a la solidaridad con los más pobres. Para ella, el cargo público será otra forma de ponerle el oído a la gente.

La "hermana" María Jimena Herrera (44 años) es una laica consagrada que asumió el desafío de incursionar en la política local y encabezar la lista de candidatos a concejales del FV.

Su figura forma parte de los mitos urbanos que cuenta la historia de aquella monjita que en su bicicleta recorría las calles y golpeaba puertas para conseguir alimentos, ropa y materiales de construcción para el barrio Villa Eumelia. Desde hace 13 años, la solidaridad y la ayuda a los pobres es su forma de vida en el Oratorio del Divino Niño Jesús; una rutina que no abandona en plena campaña electoral.

Es que todo el tiempo está rodeada de niños, jóvenes y adultos que acuden a ella en búsqueda de contención.

Se define como una fiel seguidora del Papa Francisco. Y su mensaje fue una señal que la guió en su propia reflexión cuando decidió aceptar la candidatura. "Muchos me habían dicho que podía ser concejal y yo me negaba porque tenía que trabajar aquí . Y además todavía vivía en esa Iglesia tan estructurada, donde por un lado está la piedad y por otro lado la promoción humana, pero ahora Francisco nos lleva a unir ambas", dijo en diálogo con El Ancasti.

Manifestó que quiere llegar al Concejo Deliberante para poder realizar acciones que permitan enfrentar el flagelo de la adicción a las drogas. En su pequeña comunidad del Villa Eumelia tiene 300 jóvenes que son víctimas de las drogas.

"Mi intención es aportar desde algún proyecto para enfrentar las adicciones y que se concrete, que no sea solo declamación. Quiero llegar al Concejo para ayudar pero también tengo claro que la solución a este problema no la tiene ni un partido ni una concejal", indicó.

En las últimas horas de campaña electoral no tiene respiro. En el barrio dicen que ahora es "la amiga de la Gobernadora" y le llueven pedidos por la necesidad de la gente. "Pero no se trata de darles todo sino proporcionarles las herramientas para gestionarlo. Hay que cambiar la cultura de la dádiva por la cultura del trabajo y luchar para que tengan acceso a una mejor calidad educativa, porque lo que no cuesta no se valora", reflexionó.

Jimena dijo que en la función pública defenderá sus principios, sus valores y una conducta ética. "Mi decisión no es algo manejable sino que tiene fundamentos en la ética, la moral, la formación en la doctrina social de la Iglesia y en tener un oído para escuchar a los demás", indicó.

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