Primero avisaron el cielo y el viento sur, después la llovizna tenue y el descenso de temperatura, y lo que era inevitable terminó ocurriendo en la madrugada de este domingo. A la una en punto, adelantando media hora la programación -y suspendiendo mucho de lo programado- subió Jorge Rojas al escenario Martín Fierro y con él subió la lluvia, intensa, gruesa, incómoda. Tan incómoda que obligó a suspender la actuación cuando apenas habían interpretado tres temas.

Finalmente, este domingo desde la comisión organizadora se decidió que el show de Rojas se realizará este miércoles 14 desde las 21, en la apertura de la séptima noche que también tendrá a Raly Barrionuevo, Sergio Galleguillo y otros. Esta noche se informará cómo será la modalidad con los que conservaron su entrada.

“Sabemos que cuando estamos en los festivales de verano esto pasa. Nosotros llevamos muchos años cantando y hay lugares en donde llueve y hay que reprogramar. Finalmente, se terminó cortando (la actuación) porque técnicamente estaba peligroso, el viento había llevado el agua para donde están todos los cables. Ahora empezarán las conversaciones para ver cuándo tenemos la oportunidad de volver”, señaló a poco de bajarse del escenario Rojas, en conferencia de prensa.

El artista contó que dejó en manos de la organización la posibilidad de volver aunque adelantó que será muy difícil repetir el programa que traían para la tercera jornada festivalera, habida cuenta que pensaban desandar dos horas de espectáculo presentando a Los Rojas y algunos tramos solistas como adelantó en la entrevista con VOS.

Lo más difícil fue, tras la suspensión del espectáculo y haber colocado los plásticos protectores al campo de la doma, lograr que la gente se retirara del anfiteatro. Muchos se habían acovachado debajo de las tribunas y una cantidad importante estaba bajo los efectos de una ingesta abundante de alcohol, de modo que se generó alguna fricción entre los policías y gendarmes que invitaban a retirarse, barriendo los espacios a través de cordones de agentes.

Cayó tanta agua en Jesús María que estaba más para montar una función deStravaganza que para una noche de argentinidad y jineteadas. Lo más preocupante fue saber que los pronósticos tienen el casillero con lluvias y lloviznas ocupados para gran parte de la semana, una variable que no estaba en los cálculos de los organizadores antes del comienzo de la edición de oro.

Habrá que echarle más rezos a la Virgen de Luján y, como refuerzo, volver a contratar los servicios de algún brujo que pueda alejar del anfiteatro los efectos indeseados de los aguaceros para que la fiesta vuelva a esperanzarse con un récord de asistencia.