El jefe del puerto de Necochea da marcha atrás a una tasa que él mismo defendió

El jefe del puerto de Necochea da marcha atrás a una tasa que él mismo defendió

Es Arturo Rojas, regente del fallecido Momo Venegas. Letra P había remarcado que debía elegir entre ser concejal o dirigir el puerto pero se quedó con los dos cargos. El caso del impuesto portuario.

El concejo deliberante de Necochea votó, al filo del 2017, eliminar el cobro de la tasa portuaria. Se trata de un impuesto que el mismo cuerpo había creado ante los fondos que no enviaban ni el gobierno provincial ni el nacional para el mantenimiento del Consorcio de gestión del Puerto Ququén. Uno de los ejecutores de la medida para dar por terminado el impuesto fue el mismo que la impulsó: el concejal del Momo Venegas y también presidente del consorcio del puerto, Arturo Rojas

Con la votación de la ordenanza fiscal impositiva para el 2018 el municipio de Necochea decidió dar de baja el cobro de una tasa portuaria que había instaurado el mismo concejo deliberante por lobby de Rojas. 

Como contó Letra P, Rojas siempre estuvo interesado en hacerse del control del puerto. Tenía la espalda del sindicalista macrista Gerónimo Venegas para ir por ese lugar táctico que además le abría un abanico en su propia ambición política dentro del municipio de la Quinta sección electoral. Fue el candidato de Cambiemos en 2017 por su filiación al partido FE y venció al Frente Renovador, fuerza que gobierna el municipio con el intendente Facundo López

Antes de su nombramiento, el cargo fue durante algunos días para Juan Manuel Dodds. El entonces ministro de Producción, Jorge Elustondo, se había sacado una foto con él presentándolo. Pero la influencia de Venegas pudo más: el gremialista estalló de furia porque ya le habían bajado a su candidato tiempo atrás: en la ciudad todavía aseguran que el Momo se comunicó con el presidente de la Nación y que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dio la orden de congelar el nombramiento. Luego de eso, en un extraño nombramiento asumía Rojas. 

Lo paradójico es que el propio Rojas, una vez al frente del consorcio del puerto, siguió en su cargo de concejal. En rigor no hay incompatibilidad para desempeñar los dos cargos, solo que no puede cobrar del estado por los dos empleos. Dicen que dejó de percibir su dieta como concejal. 

Como fuera, Rojas pasó de ser un leal defensor de la tasa portuaria a uno de sus detractores. El impuesto en sí lo debían pagar los exportadores por utilizar las arterias de llegada al puerto, pero el tributo nunca se cobró, pese a que se presupuestaba en diferentes presupuesto municipales. Los empresarios fueron a la Justicia para evitar el pago de ese tributo y perdieron en primera instancia. De esa masa de dinero que iba a ingresar, una porción iba a ir también para el Hospital de Quequén, que jamás recibió un centavo del canon por el transito que debían pagar los exportadores. 

En contrapartida a la derogación de la tasa portuaria, el municipio le pidió al deliberante una  suba del 29,5 % en otros impuestos municipales y consiguió el aval. 

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