¿Cómo es la tensa relación entre el presidente D'Onofrio y Ramón Díaz?

¿Cómo es la tensa relación entre el presidente D'Onofrio y Ramón Díaz?
Acordaron una tregua, pero sobran las diferencias entre el dirigente y el DT

Una chispa, apenas eso se precisa para que afloren las diferencias entre el técnico Ramón Díaz y el presidente Rodolfo D'Onofrio. La personalidad y el modo de actuar de uno y otro dejan traslucir que no son compatibles, aunque se esfuercen en enseñarles a los hinchas y socios de River que pueden caminar juntos, porque la institución está por encima de los nombres. Con hacer una pequeña recopilación de palabras y gestos en los cuatro meses de la nueva gestión se evidencian los cortocircuitos. Claro, más tarde, expuestas las diferencias, fuman la pipa de la paz, porque el presente deportivo invita a mantenerse unidos: un triunfo frente a Estudiantes, hoy, en La Plata, dejará al plantel que conduce el riojano como líder del torneo Final, a cinco fechas d el desenlace.

Los capítulos y las desavenencias se repiten peligrosamente y la mirada contemplativa que ofreció D'Onofrio sobre las desafortunadas declaraciones del técnico en las que destacó el apoyo de la barra brava en el encuentro del domingo pasado con Atlético de Rafaela, en el Monumental, se convirtió en crítica y hasta se reflotó la versión de que el riojano no continuaría en el club al finalizar el torneo. En un intento por desacelerar la escalada, Ramón y el presidente se juntaron ayer, antes del entrenamiento, en el despacho del máximo dirigente, durante 40 minutos. La charla se desarrolló en buenos términos, aunque D'Onofrio le mencionó que así se involucra a River con los violentos, cuando hace menos de un mes el presidente, junto con Daniel Angelici, de Boca, y Julio Grondona, presidente de la AFA, estuvieron en el Congreso lanzando una campaña contra la violencia. El DT volvió a admitir el error y ambos acordaron que lo más saludable es que, de ahora en adelante, se hable únicamente de fútbol.

Pero detrás de esa recomposición están los entretelones que muestran una relación deshilachada. Ayer mismo, D'Onofrio, como sucede de manera recurrente, cercó la figura de Ramón, a la que lenta y sistemáticamente va esmerilando. "Si Ramón tiene esa manera fácil de salir a hablar, va a repercutir en su continuidad. Si Ramón pone en riesgo la seguridad en el club, les aseguro que no seguirá siendo el técnico de River. Si tuviera probada una connivencia entre Ramón y la barra, sería sancionado. Impunidad no va a haber, en River se acabó, aunque el problema son las barras, no lo que diga Ramón", comentó en una entrevista con radio La Red. Una declaración contundente, que fue aún más allá, al reconocer qué entrenador le agrada. "Me gusta [Ricardo] Gareca. Es un DT que no sólo ha salido campeón, sino que ha promocionado muchos jugadores de las inferiores."

No dejar que Ramón maneje la agenda del club no es una materia nueva. Durante la campaña que lo llevó a la presidencia, D'Onofrio sostuvo que se revería la cifra del contrato que el riojano firmó durante la gestión Passarella hasta 2015. El acuerdo fue que se retrotraían los montos, los aumentos eran significativos, pero no la extensión. La derrota con Colón generó otro cruce ["No se puede jugar del modo que se jugó el domingo", resaltó el presidente sobre el flojo nivel del equipo]; y el anteúltimo episodio fue en la red social Twitter, donde D'Onofrio escribió: No se vive del pasado. Vivamos el presente y el futuro. El domingo hay que ganar, después de que Ramón se proclamó uno de los técnicos "más grandes" de River...

Los resultados sostendrán a Ramón, y lograr el título será la manera de resistir y aspirar a seguir el ciclo. Los antecedentes le juegan a favor al riojano, cuyo nombre fue un grito de guerra en los días de desconcierto, en las presidencias de José María Aguilar -quien no le renovó el vínculo en 2002, después de que River fue campeón- y Passarella, que ya sin rumbo lo devolvió a Núñez para aquietar las agitadas aguas.

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