Un día después de haber cumplido 17 años, Lionel Messi ingresó por primera vez por el portón principal del predio de la AFA en Ezeiza para presentarse ante un Hugo Tocalli -por entonces, encargado de los juveniles argentinos- que lo esperaba con ansiedad tras años de búsqueda. Se trataba de la preparación para la clasificación al Mundial Sub 20 de Holanda 2005, al fin, la primera de las seis veces que a Lionel Messi le tocó festejar su cumpleaños en una concentración argentina.

Por el cumpleaños N° 28 de Messi, el clásico festejo con la torta incluida se concretó anoche, después del arribo a Viña del Mar, luego de un largo día que incluyó mensajes privados con su núcleo familiar, los públicos a través de las redes sociales, los más cercanos con los tantos amigos que componen este plantel, el entrenamiento y los traslados. El chef del seleccionado, Diego Iacobone, que también sopló las velitas a la par de Leo por cumplir el mismo día, fue el encargado de todos los preparativos en el hotel Radisson Concón. Iacobone se encarga de cada una de las tortas de cumpleaños que se otorgan durante la competencia y, por pedido del capitán, todas deben ser iguales, con una simple decoración. "Como para que nadie se sienta menos que el resto. En eso Leo es terminante: nunca va a querer sobresalir por encima de nadie dentro del plantel. Para todos lo mismo", cuenta un allegado que conoce bien la intimidad argentina.

La felicitación más especial la recibió de su hijo Thiago, que por medio de un video que contó como hacedora a la esposa de Messi, Antonella Rocuzzo, le hizo llegar un emotivo y entonado rápido "que los cumpla feliz" delante de una vela blanca. El pequeño abrió los ojos a más no poder y con la ansiedad de sus brazos acompañó el mensaje para su padre, que está a la distancia.

Messi sopló 18 velitas en la ciudad de Enschede, en Holanda, entre los octavos de final superados frente a Colombia (en este Copa América hay seis futbolistas colombianos de aquel plantel, entre ellos Ospina, Falcao y Zúñiga) y los cuartos que se venían con España. Francisco Ferraro era el entrenador de aquel plantel integrado, entre otros, por Pablo Zabaleta (entonces capitán), Lucas Biglia, Ezequiel Garay y Fernando Gago. Los 19 los cumplió en su primer Mundial de mayores, en Alemania 2006, y el mismo día que Juan Román Riquelme, con quien también compartiría los festejos en la Copa América 2007 de Venezuela, en aquel equipo comandado por Alfio Basile. Pero hubo más?

Este rosarino, que nació el 24 de junio de 1987 en el Hospital Italiano Garibaldi con un peso de 3,600 kilogramos y 47 centímetros de largo, tendría un regalo especial en su segunda Copa del Mundo. Cuando se levantó en la mañana de su cumpleaños N° 23, en la concentración de Pretoria, en la previa del duelo de octavos de final con México en Sudáfrica 2010, se encontró con una camiseta 23 firmada por el técnico, un tal Diego Maradona y con el mensaje: "Con todo mi cariño y admiración. Tu DT".

Los 26 años no lo encontró durante una competencia oficial, pero lo tuvo ocupado en el predio de Ezeiza, en los días previos a la Copa América 2011, que se realizó en la Argentina. El año pasado lo vivió en tierra brasileña, más precisamente en Porto Alegre, antes del partido con Nigeria en Brasil 2014. Agradeció a través de Facebook a todos sus seguidores y especialmente a los argentinos. "Mi regalo perfecto sería ganar la Copa", pidió antes de soplar esas velas que quemaban ilusiones. El final no fue el esperado?

En su cuenta de Facebook, Messi subió un video de su Fundación, en el que varios chicos de distintas partes del mundo lo saludan y le cantan a su ídolo. El rosarino lo acompañó con un mensaje: "¡Emociona recibir tanto afecto de niños en todo el mundo! Gracias a mi familia y a todos los que me acompañan en la Fundación Leo Messi por hacerlo posible". También saludó a sus seguidores a través de su cuenta de Instagram: subió una foto suya tomada ayer en la concentración del Serena Suites, del que se marcharon por la tarde, y escribió: "Muchas gracias a todos por los saludos y videos dedicados por mi cumpleaños. Por estar siempre y apoyarme en todo lo que hago".

Otra torta más sopló en una concentración celeste y blanca. Fue en la cena junto con el plantel argentino, en el salón comedor del Hotel Radisson Concón, con la noche oscura y el fuerte ruido del mar del Pacífico. Pidió por sus afectos y también, aunque no lo hizo público, por ese deseo compartido por sus compañeros y amigos: ganar la Copa América.