La intimidad del discurso que prepara Arroyo para ir al Concejo: ¿será el último?

La intimidad del discurso que prepara Arroyo para ir al Concejo: ¿será el último?

Carlos Arroyo le dedicará buena parte de este jueves a organizar las 50 carillas que tiene con datos e información de las distintas secretarías. Apenas hará una recorrida por la Fragata Libertad, que permanecerá todo el fin de semana largo en Mar del Plata, y luego preparará el que puede ser su último discurso en la apertura de sesiones del Concejo Deliberante.

Por: Mariano Suárez.

El viernes a las 11 el jefe comunal se presentará en el recinto de sesiones, acompañado de todo su gabinete. Su relación con el cuerpo legislativo fue sinuosa a lo largo de estos años y, en general, marcada por la dificultad para obtener los apoyos en proyectos clave. Y esa tensión será parte del discurso del intendente: recordará las dificultades que tuvo para aprobar el proyecto de fotomultas o el convenio con la Ceamse para que se haga cargo del manejo de los residuos.

Ese mensaje también aplicará a los meses que quedan por delante. El Concejo tiene temas claves como el aumento del boleto, la prórroga del servicio de transporte, la designación de los jueces de Falta y el nombramiento de Emiliano Giri como presidente de Obras Sanitarias, entre otros.

Que esos proyectos están trabados en el Concejo Deliberante es cierto. Pero también lo es que la principal responsabilidad es del oficialismo. Arroyo deberá ser muy sutil y preciso para que sus críticas no sean  un “autogolpe”: si muchos de esos proyectos tuvieron dificultades o aún las tienen es porque sus propios concejales no supieron negociar con la oposición.

En los últimos días, Arroyo comenzó a recibir los informes de sus secretarios. A cada uno le pidió que le entregara detallados cuatro logros de estos años y cuatro proyectos que queden por cumplir. Arroyo se apoyará en eso para su discurso: hablará de la reapertura del Centro de Salud 1 en abril, del ensanche de la avenida Mario Bravo, del futuro centro de cuidado de perros en la Laguna de los Padres. De las cosas que logró y de las que le quedan pendientes. Esa será la llave para hablar de su “necesidad” de un nuevo mandato.

“Marcará que será dentro de Cambiemos”, deslizan sus asesores. El intendente, más allá de que algunos funcionarios y hombres cercanos buscan tentarlo para que juegue por fuera del oficialismo, respetará su pertenencia al espacio que conducen Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Saben que la relación, especialmente con el gobierno provincial, no es la ideal. Pero también valoraron como un “gesto” que en una nota en el diario Clarín lo hayan dado como competidor en una Paso ante Guillermo Montenegro. “Necesitan nuestros votos”, razonan en el arroyismo.

Pese a que no atraviesa su mejor momento con Hernán Mourelle, Arroyo destacará la labor de su secretario más polémico. Aunque ya lo hizo en otras sesiones preparatorias, Arroyo hablará del descalabro financiero que recibió de su antecesor Gustavo Pulti. Dará ejemplos de las dificultades que enfrentaban para que los proveedores presten servicios por las deudas y demoras en los pagos que tenía el municipio. “Hoy, todos los proveedores están al día”, reafirmará Arroyo, quien elogiará el equilibrio presupuestario que alcanzó. “Tenemos una municipalidad saneada”, será otro de sus caballitos de batalla.  

 El otro tema crucial que se debatirá el viernes será el recambio de autoridades del Concejo Deliberante. Como ocurrió en cada sesión, Guillermo Sáenz Saralegui llega con poco consenso para ser el presidente del cuerpo legislativo. Y esta vez, ese ruido llega potenciado: ya no solo cuestiona al intendente en declaraciones públicas, sino que renunció al partido que fundaron juntos.

El futuro político de Sáenz Saralegui tiene un rumbo extraño: forma parte de Cambiemos, habla bien de Miguel Pichetto, pero en Mar del Plata expresó su apoyo a Vilma Baragiola. Para Arroyo y su entorno, que Sáenz Saralegui continúe al frente del cuerpo legislativo sería un signo de debilidad en el tramo final de una gestión en la que esos gestos le pueden costar caro.

Además, significaría un espaldarazo para Baragiola, una de sus potenciales rivales en la puja interna por las candidaturas, que alcanzaría así a sumar a un dirigente cercano (al menos ahora) en un puesto institucional de peso. Como en muchas otras batallas legislativas, Arroyo necesitará del apoyo de algún sector de la oposición para dirimir una puja interna de Cambiemos. Esa es una dificultad con la que en estos años tuvo que lidiar más de una vez. 

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