De internas, reuniones y conspiraciones

De internas, reuniones y conspiraciones

El reloj electoral está en marcha. 2017 está a la vuelta de la esquina. Y las elecciones muy a la vista. Cada milímetro que avanza la aguja, desata ansiedades y movimientos. Hasta ahora, la mayoría se habían dado en el oficialismo, algo lógico por cierto: el poder siempre genera celos y ambiciones, especialmente, con tres partidos dentro de la coalición de gobierno. Sin embargo, en las últimas horas, otra interna opacó a la de Cambiemos: la olla a presión que contenía las disputas de Acción Marplatense saltó por el aire.

 

Las divisiones que estaban claras para todo el mundillo de la política se hicieron públicas. El sector liderado por el exintedente Gustavo Pulti salió a confrontar directamente con el actual presidente del partido, Santiago Bonifatti. A muchos podría sorprenderles la declaración de guerra: durante años, el actual concejal fue el hijo dilecto del exintendente. Era, para muchos, el sucesor natural. Sin embargo, el proceso de definiciones del año último, coronado por una derrota dolorosa, quebró esa relación. Bonifatti cuestionó las decisiones adoptadas por su exjefe político, pidió autocrítica y, sobre todo, renovación. Sin respuestas, se alejó.

El primer ladero que encontró en esa aventura separatista fue otro histórico de Acción Marplatense, Héctor Rosso. Y rápidamente pareció encontrar otro aliado, que supo ser protagonista de cada discusión y luego fue relegado a un tercer plano por el exintendente. Marcelo Artimecomenzó a reaparecer de a poco, impulsado por el propio Bonifatti.

Cuando parecía que el poder del exintendente dentro del partido se escurría, golpeado por una causa judicial por malversación de caudales públicos que avanza en la Justicia, Pulti reaccionó. Armó una mesa chica leal a él y comenzó a hablar con los dirigentes que se habían distanciado para convencerlos de volver. Su as bajo la manga fue poner a Artime al frente de la “nueva etapa” de Acción Marplatense.

La muestra de poder interno la dio en la cena aniversario del partido, donde juntó a una importante cantidad de dirigentes y militantes. Por estos días, Pulti intenta reactivar el perfil vecinalista que le permitió llegar al poder: reparte plantas y activa cursos de capacitación. El exintendente cree que son altas las posibilidades de que Carlos Arroyo abandone su gestión de manera anticipada y que las elecciones de medio término del año próximo se conviertan en elecciones ejecutivas.    

Sin embargo, Pulti todavía le escapa a las apariciones públicas. Es que, aunque en su entorno repita que “no hay nada”, el exjefe comunal todavía tiene una causa judicial sobre su cabeza. Eso, sumado a que terminó su gestión con una imagen negativa alta, es para muchos un impedimento para que avance su sueño de volver al sillón principal del municipio.

Cuentan que hace algunos días tuvo una reunión que lo dejó en un lugar incómodo. Se sentó junto al dueño del multimedios La Capital Florencio Aldrey Iglesias. Hasta ahí no es algo llamativo, suelen charlar seguido. Pero esta vez en la mesa había una tercera persona: Ariel Ciano. El expresidente del Concejo Deliberante, se alejó del pultismo tras la derrota electoral. Más allá de algunos coqueteos con el massismo, lo cierto es que “Cholito” todavía no decidió qué camiseta usará el año próximo. En esa reunión dejó en clara su voluntad de jugar, aunque aclaró que no tomará decisiones apresuradas. Hasta allí nada que sorprenda al fundador de Acción Marplatense. Lo que sí sorprendió a Pulti es que el poderoso empresario le sugirió que su tiempo había pasado y era hora de ungir a un sucesor; y el hijo del reconocido periodista apareció como la mejor opción.

Por ahora, el exjefe comunal no se resigna a dejar su espacio, pero sin el apoyo del multimedios, con una causa judicial abierta y una imagen gastada (apenas impulsada por la fuerte caída de Arroyo) el panorama no es el más favorable.

Más allá de los cruces históricos, hoy hay algo en lo que coinciden Pulti y algunos dirigentes de Cambiemos: creen que la posibilidad de que Arroyo no complete su mandato es concreta. El triunfo del sector “opositor” a la gestión municipal en la interna radical reavivó todavía más esta posibilidad.

En el gobierno provincial y nacional siguen insistiendo con el discurso políticamente correcto. “Lo vamos a ayudar”, repiten. Y la visita del último fin de semana del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y su viceministro Sebastián García de Luca, quienes confirmaron la realización del gasoducto para Mar del Plata el año próximo es una certeza de que ese apoyo no es solo dialéctico. Sin embargo, el problema es que muchos creen que, aun queriendo ayudarlo, no lograrán impedir que su mandato termine de manera anticipada. Y muchos otros se suben a esa idea para hacer que ayudan y en realidad conspirar.

Si esa hipótesis llegase a cumplirse hay dos caminos: sostener a quien lo suceda o convocar a elecciones anticipadas. Hay quienes abonan la posibilidad de que caídos los Arroyo (Guillermo, el hijo, es el primero en la línea sucesoria), existe consenso para mantener al radical Mario Rodríguez como interino hasta 2019. Hay otros, en cambio, que juran que existe un acuerdo, pero para convocar a elecciones anticipadas.

El reloj electoral recién arranca. Pero hay elementos suficientes para suponer que la aguja se moverá de manera vertiginosa. Habrá que estar atentos para ver si marca que es la hora de algunos. O que el cuarto de hora de otros ya pasó.

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