Los intendentes presionan a Cristina para que no juegue a perder

Temen resignar su distrito por la estrategia de la Casa Rosada. Exigen que no haya colectoras de Sabbatella.

Los intendentes del conurbano que reportan al Gobierno discuten por estos días cómo dejarle en claro a Cristina Kirchner que no están dispuestos a jugar a perder, como sugieren ya sin muchas vueltas desde la Casa Rosada.

Desde el cristinismo duro, representado en La Cámpora, no ocultan desde el año pasado que no ven con malos ojos un eventual triunfo de Mauricio Macri, para consolidarse como una minoría del Partido Justicialista.

Hubo legisladores y dirigentes que llegaron a escuchar esta idea de Cristina en viajes privados, en días en que se regodeaba públicamente de sus conversaciones con el jefe de Gobierno.

La crisis por la muerte del fiscal Alberto Nisman retomó esa hipótesis, que parecía olvidada tras un fin de año más calmo e lo esperada: como adelantó LPO, en el último encuentro del PJ Carlos Zannini les confesó a gobernadores que “no estaba tan mal irse así”.

El primer eco de esa confesión llegó al conurbano, donde los intendentes que no saltaron al Frente Renovador están dispuestos a todo menos a resignar sus distritos.

Según pudo saber LPO, en esta semana Alberto Descalzo (Ituzaingó), Hugo Curto (Tres de Febrero), Stella Maris Giroldi (Campana) y Juan Pablo Anghileri (General Rodríguez) tuvieron conversaciones con sus pares de la primera sección para planear una resistencia.

En la tercera las voces de protesta la lideran Julio Pereyra (Florencio Varela), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y, siempre un poco más alejado, Francisco “Barba” Gutiérrez (Quilmes).

La ecuación es simple: si La Cámpora se concentra en las listas legislativas de la provincia (que puede definir a gusto con sus apoderados) pero abre el juego en los distritos, los candidatos del Frente Renovador podrían ganar en las primarias y quedar bien posicionados para octubre.

Y hasta ahora en la Casa Rosada esto no parece ser un problema. El primer planteo que harán los intendentes es que no aceptarán nuevas colectoras de Nuevo Encuentro, el partido de Martín Sabbatella, que siempre fueron avaladas y celebradas por Zannini.

“No hay margen, que venga a la interna el FpV o nos vamos”, amenazan por lo bajo. En 2013, los candidatos sabbatellistas complicaron al oficialismo en Ituzaingó y Florencio Varela, un descuido que este año puede ocasionar las derrotas de Descalzo y Pereyra.

Pero ni siquiera sin colectoras los intendentes quedan satisfechos. El otro paso es que la interna presidencial entre Scioli y Randazzo no erosione los distritos, un anhelo sólo posible si se impiden las primarias en los municipios.

“Nadie está jugado con Scioli, pero es el que más mide. Si Cristina se juega con Randazzo se verá. Lo que no queremos es una interna grande que nos licúe”, repitió un intendente semanas atrás. Curto y Ferraresi fueron a lo simple y adelantaron su apoyo por Scioli.

Para quitarle votos a los candidatos massistas las salida de los intendentes es proteger a los del PRO, desconocidos hasta por Mauricio Macri.

Pero sería un arma de doble filo. “Le podemos cuidar la boleta al PRO en las primarias pero si queda bien posicionado, en las generales Macri también irá por nosotros”, alertan. Por eso lo mejor es que no haya internas. Como siempre.

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