Intendentes Bonaerenses Buscan Una Salida En El Juego

Intendentes Bonaerenses Buscan Una Salida En El Juego
La tecla, una revista editada desde la capital de la provincia de Buenos Aires, afirma que los municipios bonaerenses prentenden ser autorizados "para cobrar alguna contribución especial a los bingos, diferente de lo que ingresa por tasas, coparticipación y plus extra recibido por el juego de cartón, que alcanza el cuatro por ciento de la recaudación.

Piden un canon similar por las tragamonedas, cuyo monto por jugadas suele ser hasta cinco veces más que el del juego de bingo".

Según la publicación platense, los intendentes bonaerenses, casi unánimemente, levantan la voz porque sostienen que cada vez son más las obligaciones delegadas y menos el dinero recibido. La ofensiva la iniciaron quienes tienen salas de juego en sus distritos y pretenden mayores aportes, además de cobrarles tasas que no perciben por ley. Aquellos que no cuentan con estos comercios apoyan la iniciativa de sacarles más dinero, pero que el reparto sea igualitario.

Los intendentes se muestran conformes por algunas descentralizaciones, como la de la seguridad y la basura, pero critican que el dinero proveniente de la Provincia no alcanza y no pueden saciar las cada vez más requeridas cajas municipales.

Cuando se abrió la discusión por el presupuesto 2013, varios jefes comunales llegaron a la Legislatura con el fin de obtener más fondos; sin embargo, se fueron sin certezas y nada conformes con la respuesta recibida. “No se puede dar más porque las cuentas de la Provincia están en rojo”, les dijeron.

Con la premisa de buscar hasta en el fondo de la olla, los alcaldes presionan cada vez más para garantizarse los recursos que no los lleven a la zozobra en un año electoral. Así, algunos proponen hacerse de esos recursos hurgando en las cajas del juego, fundamentalmente en los bingos.

De todos modos, los propios mandatarios tienen visiones diferentes respecto de cómo y para quién deben ser los recursos extra que el juego pueda derramarles. Varios de los que tienen salas de bingo en sus distritos piensan exprimirlas más en beneficio de sus comunas. Es decir, cobrarles cánones especiales y terminar con las concesiones sobre las tasas que les otorga la ley 13.063. El intendente de San Fernando, Luis Andreotti, es quien más juega estas fichas.

El problema está en los municipios que no poseen casas de juego, que son la mayoría; quedarían afuera y con el reparto actual, irrisorio si se compara con las jugosas porciones repartidas entre explotadoras y Estado provincial.

Entre una treintena de comunas se dividen las 46 salas de juegos del territorio bonaerense, y no son pocos los alcaldes que ya ven la necesidad de cobrarles un plus con el fin de obtener mayores ingresos.

Dio el puntapié inicial Andreotti, tras consultarlo con varios colegas. El mandamás de San Fernando asegura que decidió hacer una presentación formal ante el ministerio de Gobierno, el ministerio de Economía y la Legislatura con el fin de conseguir más recursos.

Varios jefes comunales se mostraron de acuerdo con el dirigente de la zona norte, sobre todo en poder cobrarles a las empresas la tasa de Seguridad e Higiene por la explotación de las tragamonedas (sólo tributan por bingo cartón). El gobierno bonaerense estudió este reclamo, pero luego no dio lugar.

Otro petitorio es que los autoricen a cobrar alguna contribución especial a los bingos, diferente de lo que ingresa por tasas, coparticipación y plus extra recibido por el juego de cartón, que alcanza el cuatro por ciento de la recaudación. Piden un canon similar por las tragamonedas, cuyo monto por jugadas suele ser hasta cinco veces más que el del juego de bingo. Por ejemplo, en 2010, en la sala Sol de Mar del Plata se apostó en máquinas tragamonedas $ 100,122,151, mientras que en cartón, sólo $ 27,753,406.

A partir de la ley vigente, por tragamonedas solamente se reparte entre los 135 municipios el cinco por ciento de lo que va al Estado y por el índice de coparticipación. Es decir, menos de 200 millones de pesos, cuando para el Estado quedan casi 4 mil. Los que tienen salas no reciben extras por las maquinitas, y comienzan a exigirlo.

Dos intendentes del Conurbano coinciden en que “el bingo le quita poder adquisitivo a la población. La gente, en vez de dejar la plata en un comercio que pague todas las tasas, las deja en el tragamonedas, por lo cual no recibimos casi nada, y encima, el movimiento que las salas provocan hace que haya más gastos en controles de tránsito, falta de lugar para estacionar, etcétera”.

Es un planteo recurrente cada vez que piden recursos. Igual, a nadie se le ocurre hoy en el oficialismo ir contra una industria que le genera extraordinarios ingresos al fisco. Si bien todos piden avanzar contra los bingos, algunos temen que la jugada no sea un pleno y que, por esto, se queden sin nada.

“Todo lo que sea plata para los municipios es buenísimo, lo que pasa es que cualquier modificación que hagas a los bingueros les cambiás la ecuación económica en el negocio, y no sabés cómo van a reaccionar. La Provincia es una de las que más les cobran a los bingos”, alerta un jefe comunal oficialista del interior, quien, igualmente, plantea otras opciones: “Si vamos por los bingos, también le podemos decir a la Nación que nos permita cobrarles a las telefónicas”.

El requerimiento por parte de aquellos con casas de juego en su ejido choca con la idea de sus pares acerca de un reparto para todos igual. Quienes no cuentan con salas, muestran su malestar al respecto. “Todos estamos en la misma situación, los que tienen bingos y los que no, todos nos hacemos cargo de los gastos de mantenimiento en seguridad, entre otras cosas. El dinero que se pueda recaudar nos lo deben dar a todos”, se queja otro alcalde del interior.

A pesar de las diferentes apreciaciones de los intendentes, hay coincidencia en la necesidad de recaudar más. “Lo que se discute es a quién atacar: algunos van por la masa que le queda al Estado, otros señalan que deben sacarles más a las explotadoras”, sostiene Walter Martello, legislador de la Coalición Cívica.

La discusión está abierta. Los mandatarios comunales prometen continuar con la batalla, porque “con la coparticipación estipulada en el presupuesto no les alcanzará.

Apostar a las maquinitas es la jugada pensada. Creen que, contrariamente a la ley del juego, tienen más posibilidades de ganar que de perder.

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