Los inquietantes socios de Cristóbal López

Por Carlos Pagni

Para establecer su negocio de juego en Estados Unidos, el empresario kirchneristaCristóbal López encontró dificultades que jamás se le habían presentado durante su expansión por la Argentina.

En Dania Beach, localidad del estado de Florida donde inauguró su primera sala de apuestas, chocó con un fenómeno para él poco frecuente: la competencia. Apenas han transcurrido seis meses desde su inauguración y Dania Casino & Jai Alai debió cerrar sus puertas, dejando a 300 empleados en la calle.

El bautismo del emprendimiento había sido, para la estética de los dueños, pretencioso. Hasta convocaron a Susana Giménez. La clausura fue mucho más lacónica, como suele suceder con los papelones. Los ejecutivos que secundan a López dijeron que para estar a la altura de sus rivales deberían invertir 50 millones de dólares. La disputa comercial en ese nuevo ambiente es agresiva.

En su incursión por terra incognita, Cristóbal realizó otro descubrimiento: los funcionarios que controlan el juego en Florida son más rigurosos que los que él acostumbra a tratar en la Argentina. Dania Casino & Jai Alai tuvo que pagar 400.000 dólares antes de que el Estado dispusiera una auditoría. Según los registros oficiales, la compañía había declarado una ganancia promedio, por máquina, demasiado baja: US$ 12 en mayo, US$ 30 en abril y US$ 50 en marzo. Sus competidores presentaron entradas promedio que van de US$ 120 a US$ 192. Aun después de revisar su propia contabilidad, los ingresos del casino de López no llegan a ser la tercera parte de establecimientos similares.

Consultado por LA NACION, Federico Achával, uno de los socios de López, explicó que el cierre del casino no está relacionado con este percance impositivo. Según él: "Advertimos que estábamos pagando menos impuestos de los que correspondían por una investigación iniciada por nosotros mismos". Achával asegura que no esperaron a que los intimaran para compensar el faltante.

La culpable del error en el pago de impuestos fue, según Achával, IGT, la firma que les provee el software para determinar la recaudación. Es la tecnología con la que Lotería Nacional controla lo que debe tributar López por el casino de Palermo y los barcos de la costanera. Lotería cuenta con ese sistema porque se lo regaló López. Del cálculo del Estado depende lo que esas salas aportan a la asistencia social y a la ciudad de Buenos Aires. El año pasado, Mauricio Macri acordó con el gobierno nacional que López sea exceptuado del impuesto a los ingresos brutos a cambio de un refuerzo en el canon que paga al Instituto del Juego porteño a través de Lotería.

Como en Florida los casinos están obligados a determinadas prestaciones, para suspender las actividades López depende de un permiso de las autoridades.

El fracaso en la conquista del mercado norteamericano y el supuesto error en el pago de impuestos no son las peculiaridades más llamativas de esta internacionalización del empresario kirchnerista. Más notoria es la escurridiza identidad de sus socios. López se estableció en los Estados Unidos de la mano de misteriosos testaferros.

La firma que controla Dania Casino & Jai Alai es Dania Entertainment Center (DEC), a cuyo frente figura como manager Harris Friedman con la dirección 425 North Federal Highway, de la localidad de Hallandale, Florida. Fue registrada en el estado de Delaware, un paraíso fiscal. El 75% de DEC pertenece a Ondiss Corporation, de los argentinos López, Achával y Ricardo Benedicto. El 25% restante es de Dania Entertainment Holdings, también radicada en Delaware. Sus directores son Friedman, Louis Birdman, Bart Seidler y Eval Levy. Pero ¿quién es el propietario de Dania Entertainment Holdings... Es decir, ¿quién es el socio de López en los Estados Unidos?

El accionista de Dania Entertainment Holdings es Lender's Clearing House. Pertenece a Sunvest Global, que a la vez es controlada por Sunvest Resort Communities. Las tres fueron creadas en Delaware, tienen como domicilio 425 North Federal Highway de Hallandale y cuentan con Friedman y Birdman como directores. Sin embargo, a diferencia de las anteriores, Sunvest Resort Communities tiene un dueño identificable: Sarah Petre-Mears, que pidió la disolución de la sociedad en noviembre de 2010 y revocó ese pedido en enero de 2011. Achával manifestó no conocer a esta señora. Sus relaciones societarias en Florida se limitarían a Birdman y Friedman.

Sin embargo, Sarah Petre-Mears no es una desconocida. Al contrario, se trata de una inglesa de 40 años, nacida en Bradford, que desde hace un lustro ha sido puesta bajo la lupa del periodismo internacional por figurar en el directorio de más de 1200 compañías de Inglaterra, Irlanda, Nueva Zelanda, paraísos fiscales del Caribe y los Estados Unidos. El 25 de noviembre de 2012, James Ball publicó en The Guardian la inquietante historia de esta mujer con cientos de domicilios que no son más que casillas de correo. Su hogar, se supone, estaría en Navis, una bellísima isla del Caribe, en la que vive con su esposo, Edward, quien también figura como director de más de un millar de sociedades.

The Guardian y el International Consortium of Investigative Journalists, una ONG de Washington dedicada a revelar casos de corrupción alrededor del mundo, expusieron a Sarah Petre-Mears, la socia de Cristóbal López en los Estados Unidos, como una testaferro profesional. Es decir, una persona que cobra honorarios por figurar como "director nominal" en sociedades cuyos verdaderos propietarios están ocultos. Harris Friedman tiene el mismo oficio: aparece como director de más de cien firmas en Florida. Los "directores nominales" operan en el borde de la legalidad. A la justicia le cuesta cercarlos porque viven fuera de la jurisdicción de las sociedades que figuran a su nombre.

Radicadas en paraísos fiscales, esas compañías de papel son los nudos de una red a través de la cual se lava dinero de la corrupción o del tráfico ilegal. En su extenso informe, The Guardian consigna que uno de los negocios preferidos de los multimillonarios se sirven de testaferros como Petre-Mears, son los casinos.

De modo que López se asoció en Florida con alguien, en realidad, desconocido. ¿Será un traficante de diamantes africano, un cabecilla de la mafia rusa o un político corrupto de América latina? Que el lector elija. Lo que llama la atención es que los dos empresarios más ligados a la Presidenta, López y Lázaro Báez, hayan escogido el mismo método para insertarse en los Estados Unidos: la inscripción de opacas sociedades en Delaware. Es decir, en una "guarida fiscal", como dice Axel Kicillof cuando denuncia a los fondos "buitre" por un comportamiento similar.

Si se evaluara a López con las categorías político-morales del kirchnerismo, el resultado sería desopilante. Se instaló en Dania Beach en sociedad con alguien que se hace representar por una testaferro de fama global y, en apenas seis meses, tuvo problemas con los entes recaudadores y despidió a 300 empleados. ¿Qué estará esperando Barack Obama para aplicarle una ley antiterrorista?

Paul Singer, el titular del fondo NML, ya reclamó información sobre los negocios de Báez y de López en los Estados Unidos. Pero López parece estar más interesado en aprovechar los últimos meses de su amiga Cristina Kirchner en la Casa Rosada. Su próximo objetivo es quedarse con el negocio de las apuestas deportivas, sobre todo del fútbol.

Una noche antes de morir, Julio Grondona confesó sus angustias a un amigo y ex dirigente deportivo. Le dijo que ya no soportaba las presiones del Gobierno. "No puedo atajar todos los penales", fue la frase. En la AFA comentan que Grondona había sido arrinconado por algunos funcionarios para que permitiera el ingreso de Cristóbal López a Santa Mónica. Es la empresa que monopoliza la representación comercial del fútbol argentino, muy ligada a Grondona. En el círculo de Grondona identifican a Carlos Zannini como el kirchnerista más cercano al zar del juego. Los españoles que se vieron forzados a asociar a López en los casinos flotantes de la costanera piensan los mismo: cuando preparaban la documentación de la nueva sociedad en el hotel Hilton, debían someterse al control que Zannini, como si fuera abogado de López, ejercía por teléfono.

López ya se acercó al negocio del fútbol. Su hijo Emiliano pertenece a la conducción de San Lorenzo, lo que provocó varios conflictos con Marcelo Tinelli. Además de vicepresidente del club, Tinelli es socio de López en Ideas del Sur. El multimillonario kirchnerista pretende reorganizar los campeonatos con más clubes, para que haya más partidos y, por lo tanto, más apuestas. Se cerraría el círculo de un negocio que se abrió con la "democratización" impuesta por Fútbol para Todos. Para volver al diccionario oficial: López se convertiría en "secuestrador de goles"..

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