Una iniciativa que multiplicaría por cinco lo que hoy se paga

erte impacto y voces de rechazo entre políticos y en el ámbito inmobiliario suscitó el anuncio del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, sobre el proyecto en estudio para modificar el gravamen de bienes personales y tomar como parámetro la valuación del mercado de propiedades y no su valor fiscal, como ha sido tradicionalmente.
La difusión de la iniciativa también generó voces encontradas en lo más alto del Gobierno, que desmintieron la posibilidad de que la medida pudiera reglamentarse.

Aun así se puede concluir que esa erogación significaría un incremento de gran impacto en el bolsillo de los contribuyentes. Si se toman los parámetros actuales de $ 305.000 (del mínimo no imponible determinado en 2007), implicaría que muchos individuos más estarían afectados para gravar bienes personales, abonando por lo menos cinco veces más de lo que indica la valuación fiscal, como se ha aplicado desde siempre.

Al margen de esta cifra, las autoridades de la AFIP habían anunciado que para gravar los bienes personales realizarían el cálculo tomando el valor de mercado. ¿A qué mercado se refieren? ¿Cómo se obtendría ese valor? ¿El de las escrituras, en el caso de los nuevos inmuebles? Y en el caso de los usados, ¿cómo se obtendría el valor, por ejemplo, de unidades, casas, dúplex o propiedades horizontales (PH) ya adquiridas? Un gran enigma, por cierto.

En un plano sólo imaginario se podría tomar un valor según el barrio y los metros cuadrados. ¿Cómo llegar a un precio final? ¿En qué moneda? Las propiedades desde siempre están cotizadas en dólares. En ese caso, ¿en qué dólar, el oficial o el blue? Difícil de estimar. Incluso, porque el valor final de una operación por un inmueble usado que se abona en pesos debe acordarse previamente entre las partes (si tienen dólares) como un promedio entre el dólar oficial y el blue, en beneficio del vendedor como del comprador.

Por otra parte, las diferencias en el momento de tasar una propiedad cuentan con muchos ítems para llegar a un justo precio. No es lo mismo un inmueble en una zona que otra, en una esquina que a mitad de cuadra y según el estado, piso, cuadra, entorno y mucho más. Acerca de la delicada tarea de tasar, que merece precisión y objetividad, los operadores en los últimos tiempos reconocen que resulta más complejo determinar el valor de un inmueble en función de la dispersión de los precios derivados de la inflación, lo que generó naturalmente una baja en dólares y una suba en pesos .

No puede eludirse que la iniciativa -abortada a poco de anunciada- suscitó un fuerte y rápido rechazo en el ámbito inmobiliario y de la construcción.

No hay que olvidar que desde hace más de dos años el cepo ha generado una inevitable restricción en la actividad (en particular de las viviendas usadas) y es evidente que su implementación podría desalentar aún más a quienes quieran invertir en propiedades. Incluso, hasta el más austero y sencillo de los inversores: aquel que trabajó toda su vida y que logró sumar con sus ahorros lo suficiente para volcarlos en un sencillo departamento que le permita obtener una renta (hoy se estima entre el 3/4% anual), como un ingreso y a la vez refugio de valor.

La pregunta es: si lo que se busca es recaudar, ¿por qué razón no aplicar medidas que alienten las inversiones y la producción y que, a la vez, generen un mercado dinámico y sostenido en el tiempo, con posibilidades de acceso al crédito para diferentes targets de un mercado que puede activarse rápidamente si las condiciones mejoran y si actúan en total libertad la oferta y la demanda, sin trabas de ninguna clase?

Una industria tan poderosa y generadora de empleo, como la construcción, puede poner en marcha un motor de la economía con consecuencias muy favorables. Los hechos, en ese sentido, han sido más que elocuentes. Pero con más trabas y más impuestos sólo se consigue todo lo contrario: una contracción que aleja tristemente toda posibilidad de crecimiento en ese circuito virtuoso, que sí podría sumar más activos e inversiones que naturalmente deben tributar..

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