Rara avis de la política -de hecho, no se considera a sí mismo un político, pese a llevar nueve años en la gestión de Pro-, el ministro de Infraestructura bonaerense, Edgardo Cenzón, tiene todo listo para dejar el cargo y hasta el pasaje comprado para visitar a su hija en Berlín, a mediados de diciembre.
Y aunque nunca hay que descartar una última reunión, ya defendió su salida ante la gobernadora María Eugenia Vidal y el presidente Mauricio Macri.
Por primera vez en mucho tiempo, su ministerio cuenta con fondos y obras para inaugurar, lo que en un año electoral lo convertirá en un sitial más que deseable para los políticos con ambiciones de Cambiemos. Pero Cenzón y quienes lo rodean asumieron una táctica defensiva: dejaron saber que, si llegaba un "cuerpo extraño" a dirigir el ministerio, el equipo podría desintegrarse.
Plantado así el escenario, quien suena como heredero de Cenzón es el actual subsecretario de Infraestructura Hidráulica de la provincia, Rodrigo Silvosa. Precisamente, una de las áreas que Vidal definió como prioritarias y a la que busca insuflarle más fondos. Para 2017, de hecho, Hidráulica tiene un presupuesto de $ 11.668 millones, más de un tercio del total del ministerio.
La salida de Cenzón acumula varias postales llamativas. Como los elogios que recibió de la oposición -incluida La Cámpora- en su última visita a la Legislatura bonaerense. Aunque ahí también vale una generalidad: los funcionarios que se van son siempre más queridos que los que se quedan.
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