Una inflación desigual: los aumentos de precios se frenan en los alimentos de gama alta

Una inflación desigual: los aumentos de precios se frenan en los alimentos de gama alta

Al tiempo que cae el consumo en productos básicos, se registran mayores subas de precios en las líneas baratas y de consumo popular que en las marcas caras

La historia se repite mes tras mes. En la primera semana, a más tardar, las principales fábricas de alimentos remarcan sus listas de precios. De hecho, la comida se viene encareciendo más que el resto de los productos.

En las próximas horas, la industria recargará un 4% el precio de la harina, que inmediatamente tendrá un impacto sobre el precio de los derivados. El kilo de pan, por caso, ya se expende a $100 en panaderías de la Capital.

Otro de los productos de la canasta básica que tendrá un aumento en las próximas horas es el aceite: el ajuste será de 8% en promedio. Se trata de un aumento similar al que sufrirá el azúcar. Para los edulcorantes, la suba será en torno del 10%, también a partir de esta misma semana.

De todas formas, algo cambió. Ya no se trata solamente de dar cuenta de los incrementos. Producto de un dólar que se mantuvo sin cambios en las últimas semanas y de una recesión que no afloja, las empresas tomaron las siguientes decisiones:

-Ya no aplican alzas generalizadas en sus listas de precios, algo que vino sucediendo desde el año pasado, tras la devaluación.

-Y, lo más llamativo: ya empiezan a verse algunas rebajas de precios. Se trata de correcciones específicas, que ponen en evidencia la drástica caída del consumo. 

¿Cómo es esto? Se da la lógica: hay empresas líderes que, en un intento por ponerle un piso a la caída de las ventas, rebajan los precios o al menos tratan de posponer los ajustes. Por ahora se trata de movimientos puntuales pero que persiguen el objetivo, en los casos de esas compañías, de no perder mercado frente a sus competidores.

En concreto, los empresarios prefieren en muchos casos resignar utilidades -y en algunos productos hasta perder dinero directamente- con tal de que la competencia no le muerda market share.

"Es un equilibrio delicado. Pero hay que amoldarse a la realidad. Muchas veces conviene perder plata ahora vendiendo por debajo de los costos antes que resignar mercado. Después, cuando vuelve la buena época, cuesta más dinero volver a posicionar una marca", comenta el gerente de una alimenticia líder, en diálogo coniProfesional.

En un contexto de caídas generalizadas en las ventas de alimentos, la decisión de rebajar los precios recae sobre algunos productos de nicho, que son consumidos por la franja de mayores recursos de la pirámide social. Pero que, a la vez, muestran retrocesos de no menos del 20% en las ventas con respecto a un año atrás.

Sucede, por ejemplo, con los paquetes de fideos. Como los consumidores se volcaron por las segundas, terceras y hasta cuartas marcas, los "premium" ahora vendrán con rebajas de entre 16% y 20% en sus precios.

El segmento de las pastas secas se ha vuelto muy competitivo porque, en medio de la crisis, el público reemplaza las carnes por las harinas; y por la aparición de marcas hasta ahora desconocidas para el gran público, dispuestas a competir en el estrato más bajo del consumo.

Con el advenimiento de estos sellos "desconocidos" y la mayor fortaleza de las segundas y terceras líneas, las empresas tomaron la decisión de rebajar los productos premium. Llamativamente, la crisis le da mejores oportunidades a los bolsillos (menos urgidos) de la clase media acomodada.

Con el mismo objetivo, también se aplican descuentos sobre rubros como "pastas rellenas" (de 8% promedio) o "lasagnas preparadas", con una rebaja de 10%.

Otro punto se da con los vinos. Algunas marcas del estrato más bajo del consumo aplicarán rebajas de hasta 15% en los próximos días.

Esto se debe a que algunos establecimientos de Mendoza y San Juan, sin chances de exportación y que dependen del mercado interno, están sufriendo una fuerte contracción de sus ventas. Urgidas por colocar su producción (donde juega una cuestión de caja y costos), esas pequeñas y medianas bodegas tratan de colocar sus vinos aun con una reducción sensible de sus márgenes.

El consumo no encuentra su piso

La caída del consumo masivo se viene prolongando junto con la recesión. En las empresas líderes del sector alimentos advierten, incluso, que están sorprendidos por la persistencia y la magnitud del fenómeno.

"A nosotros, mayo nos dio peor que abril", asegura a iProfesional el director de una de las principales fabricantes del país.

Sin números definitivos (aún los están procesando en base a las ventas de supermercados, autoservicios y mayoristas), en las consultoras que miden la evolución del consumo masivo coinciden. "Mayo fue muy flojo", comentan en una de esas compañías.

Los últimos datos del Indec reflejan la situación crítica: la fabricación de alimentos y bebidas se sumó a los demás bloques fabriles y también mostró un retroceso del 1,1% en abril, respecto del mismo mes del año pasado. 

De acuerdo con las últimas cifras oficiales (abril último), se registraron caídas en las cantidades vendidas al mercado interno de postres, flanes y yogures (-17,2%), leches fluidas y chocolatadas (-14,9%), leches en polvo (-14,0%), quesos (-7,8%) y manteca, crema y dulce de leche (-6,1%).

A su vez, la producción de carne vacuna mostró bajas de 3,4%, en abril de 2019, y 3,9% en el acumulado enero-abril 2019, respecto de los mismos períodos del año anterior.

Peor le fue a las bebidas. La elaboración de gaseosas, aguas, sodas, cervezas, jugos para diluir, sidras y bebidas espirituosas, exhibió una caída de 16,7% en abril de 2019 en relación con el mismo mes de 2018 y acumula en los cuatro primeros meses del año una baja interanual de 14,3%.

Justamente, en las cámaras empresarias que reúnen a los industriales de la alimentación, los más alterados son los representantes del sector "Bebidas". En especial, aquellos de las empresas líderes, cuyas ventas se derrumban entre 25% y hasta 30% respecto de hace un año. En este segmento fue notable la aparición de segundas y terceras marcas que ganan terreno a fuerza de precios más competitivos.

Este desplome en el consumo no alcanza para revertir la dinámica inflacionaria: según las consultoras privadas que miden la temperatura de los precios, el índice de mayo se ubicó en torno del 3%. E incluso algunas décimas por encima.

Lo cierto también es que en este contexto de retroceso en las ventas y, a la vez, de consumidores mucho más atentos a las ofertas, que son capaces de resignar calidad y marca, las principales empresas vienen tomando distintas iniciativas.

Una de las alimenticias más grandes del país acaba de reclutar a un grupo de especialistas en ponderar precios y nivel de ventas, con el objetivo de tomar medidas de manera urgente. Como, por ejemplo, bajar los valores de venta o promover ofertas. El monitoreo es permanente y exhaustivo. ¿Cómo se toma la decisión? Todo depende, como se comentó más arriba, de que haya productos "amenazados" por la competencia en las góndolas de los supermercados.

Hay otras medidas, menos simpáticas: las reducciones de gastos que se vienen efectuando en el mundo corporativo.

En una de las multinacionales de la alimentación más reconocidas, por ejemplo, se cortaron los vuelos en "business", con la única excepción del CEO de ese grupo. "Si alguien se va, esa persona no se reemplaza", es otra de las definiciones más escuchadas.

El escenario está bien claro: avanzado el segundo trimestre del año, los ejecutivos ya repiten aquello de que "hay que pasar el invierno". Aunque, esta vez, nadie puede asegurar que superados el frío ambiental podrá decirse lo mismo en relación a la marcha de la economía.

 

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