La inflación ya se comió la rentabilidad de los nuevos precios de la hacienda

Los productores se entusiasmaron con los márgenes de ganancia que mostró el negocio tras la devaluación. Pero todo se perdió por la suba de costos.
“Los costos ganaderos subieron por el ascensor y los precios (de la hacienda) se reacomodaron por la escalera”. Tal definición le pertenece a Gonzalo Álvarez Maldonado, presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA).

Es que, de alguna manera, el concepto de Álvarez Maldonado grafica a la perfección lo que ocurrió en los últimos dos meses y medio en el sector ganadero tras la devaluación del peso registrada a fines del pasado mes de enero.

En este sentido, si bien los precios de las principales categorías de hacienda (que estaban retrasados) se reacomodaron de inmediato en línea con el nuevo valor del dólar oficial, los costos productivos también se incrementaron de manera significativa.

De esta manera, el “boom” de rentabilidad y el entusiasmo que mostraron los productores duró muy poco. La inflación registrada en el sector en los meses de febrero y marzo ajustó los márgenes de ganancia y volvieron a aparecer los fantasmas de crisis.

Lo cierto es que, a pesar de los intentos del Gobierno nacional por retrotraer los precios de la hacienda a principios de enero, el mercado interno ya convalidó los nuevos valores que se trasladaron del Mercado de Liniers a las góndolas de los comercios minoristas.

Los valores registrados en los remates en el interior confirman que la actualización de precios llegó para quedarse. En el Rosgan las cotizaciones promedio negociados en abril por los terneros fue de $ 17,05 por kilo (en diciembre era de $ 15,8 por kilo).

Por tal motivo, ahora los productores miran con atención las medidas que pueda llegar a tomar el kirchnerismo teniendo en cuenta que el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ya no ejecuta las decisiones trascendentes en materia ganadera.

“Si el Gobierno no libera las exportaciones, los productores podrían estar viendo una caída moderada en el precio de venta, aunque nada demasiado importante”, comentó a La Política Online, el analista ganadero Víctor Tonelli.

“El tema de las exportaciones es clave en cuanto a las expectativas a futuro que generan en los ganaderos; ya no tienen tanta incidencia a nivel precios en el mercado local porque la Argentina ya no exporta cifras importantes”, agregó Tonelli.

Así las cosas, según estadísticas difundidas por Ciccra, en los primeros dos meses del presente año se exportaron apenas 16.379 toneladas de carne vacuna, un número 21 por ciento menor al registrado en igual periodo de 2013.

De esta forma, las exportaciones del sector en el primer bimestre del año representaron una suma de u$s 134 millones (-19 por ciento), mientras que solo en febrero la caída fue del 23 por ciento totalizando solo u$s 64,5 millones.

La paradoja en el actual marco de intervención oficial en el mercado es que a la caída de las exportaciones ahora hay que sumarle la baja del consumo interno que cayó un 3 por ciento en enero/marzo y se ubicaría este año en un promedio de 58,8 kilos por persona.

Para tener una idea de lo que significó el desmantelamiento del sector vale la pena ver los últimos datos oficiales del Senasa respecto al stock: en marzo de 2013 había 50,9 millones de cabezas, mientras que en marzo de 2008 el stock era de 57,5 millones.

Semejante caída se explica por la destrucción del ingreso del criador -promovida en su momento por la política oficial- que permitió tener “carne barata” en los mostradores entre los años 2006 y 2009 a costa de realizar una liquidación masiva del stock bovino.

Hoy la Argentina, que hasta 2005 era el tercer exportador de carne del mundo con casi 800.000 toneladas por año, ya no figura ni entre los diez primeros exportadores y fue superado por países como Uruguay y Paraguay.

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