"Las industrias creativas ofrecen una oportunidad económica inagotable"

"El sector de las manufacturas clásicas y de los servicios con poco valor agregado no alcanzan para emplear" a los jóvenes que ingresan al mercado laboral, advirtió el economista Felipe Buitrago. El colombiano aseguró que la clave del desarrollo está en otorgarles un fuerte incentivo a las industrias creativas.

Su libro "La Economía Naranja" ya fue descargado cientos de miles de veces de manera gratuita desde internet. Su lectura se convirtió en un año en una tarea obligada entre quienes desean comprender de qué manera la innovación, el avance tecnológico y la evolución del conocimiento están transformando la matriz económica del mundo y cuál es el impacto de este fenómeno en América Latina y el Caribe. En ese libro el economista colombiano del BID Felipe Buitrago junto a su colega Iván Duque Márquez explican que la Economía Naranja es la que está relacionada con la creatividad, dentro de la cual incluyen a múltiples expresiones de la cultura. Cuentan que en 2011 este sector alcanzó los US$4,3 billones. Si la Economía Naranja fuera un país, sería la cuarta economía del mundo (20% más que la economía de Alemania o dos y media veces el gasto militar mundial). Sería el noveno mayor exportador de bienes y servicios con US$646.000 millones de dólares (más del doble que las exportaciones de petróleo de Arabia Saudita) y la cuarta fuerza laboral del mundo con más de 144 millones de trabajadores (casi lo mismo que los empleos total de los Estados Unidos). Buitrago fue uno de los invitados a participar del Hackatón de Innovación Ciudadana que se llevó a cabo en Mar del Plata y, en ese marco, le contó a LA CAPITAL por qué cree que este sector de la economía le ofrece a los países de la región una "oportunidad infinita" para el desarrollo.

-¿Se puede decir que las industrias creativas en América latina aún están muy por debajo de su potencial?

-Todos reconocen que la cultura es importantísima. Pero cuando se plantea la posibilidad de invertir en ella por lo general se responde que el dinero tiene que estar dirigido a cosas más productivas y a atender necesidades más básicas. La realidad entonces es que a pesar de que se reivindique la importancia de la cultura nadie sabe cuánto vale. Cuando hablamos de libros, patrimonio, carnavales, artesanías, festivales, hablamos de cosas abstractas e inmateriales muy difíciles de medir. Cuando no sabemos lo que algo significa pensamos que no vale nada. Más aún cuando estamos acostumbrados a que mucho de eso sea gratuito. Cuando investigamos encontramos que aproximadamente el 4% del PBI de América latina y el 4% del empleo son generados por las industrias de la cultura. Es decir que estamos hablando de 174 mil millones de dólares de valor agregado al año y 11,5 millones de empleos en toda América latina. Esa es la población total que trabaja en Guatemala, Honduras y El Salvador juntos. Y 177 mil millones de dólares es la economía de todo Perú. Es un sector enorme y gigantesco, pero aún pensamos que no vale.

-¿Y qué sucede en Europa o Estados Unidos?

-En Europa este sector tiende a representar el 6% del PBI pero en Estados Unidos es el 11%. Esto quiere decir que Estados Unidos genera 1,65 billones de dólares lo que equivale a la economía de México completa. Para tener una idea, todas las manufactura de Estados Unidos son el 10% de su economía. Es decir que la cultura es en los Estados Unidos más importante que la industria manufacturera.

-¿De qué tipo de bienes y servicios hablamos cuando nos referimos a las industrias creativas?

-Acá incluimos artes escénicas y visuales, la industria editorial, la producción de libros, el diseño, los videojuegos, la televisión, el cine... Es una ecología muy rica. Siempre se ha creído que el cine es una cosa y que las artesanías o la literatura son otras. Pero resulta que, muy por el contrario, la literatura genera narrativas que se combinan con las estéticas de las artes visuales y que junto a la identidad de las artesanías permiten la creación de libretos que se vuelven en películas que crean ideas y sueños que pueden convertirse en videojuegos. Este es un ecosistema muy importante de ideas que están latentes y disponibles para generar ideas nuevas. Las industrias creativas ofrecen una oportunidad inagotable e infinita. Cuanta más cultura se consume, más ideas tengo. Pero entre más petróleo consumo tengo menos petróleo tengo y tengo más problemas. Pero entre más cultura consumo más reproduzco el potencial de generar ideas y valor.

-¿Cómo visualiza el proceso de agregado de valor en la cultura en términos económicos?

-Para producir un tornillo hay que extraer un mineral de hierro, procesarlo, unirlo a un diseño para crear una pieza que se usará, se romperá y quedará como basura. En la cultura se tienen ideas que se combinan con tecnologías, como puede ser un teatro, para convertirla en un bien o un servicio con un valor simbólico mayor que el de su valor de uso. Un vaso tiene un valor de uso que es el de ser el recipiente de un líquido. Como tal cualquier persona está dispuesta a pagar un valor por ese bien. Pero si ese vaso está firmado por Gustavo Ceratti, se estará dispuesto a pagar un valor muy diferente. El valor de la capacidad del vaso por contener líquido será fijo mientras que el valor simbólico de lo que significa Ceratti para la sociedad es muy diferente. Una vez que yo llevo ese bien a un mercado para que sea consumido tengo una idea que se recicla en la sociedad, que infecta la mente de los niños y que les permite soñar nuevas ideas cada vez más complejas para hacer nuevos productos. Acá tenemos un ciclo virtuoso de creación.

-¿Qué hace falta para potenciar a este sector de la economía en América latina?

-Un autor que se llama Richard Florida habla de algo que se llama las 'Tres T'. Se trata de talento, tecnología y tolerancia. El talento es un recurso natural distribuido de manera equitativa entre todas las personas del mundo. La tecnología, cuando está al alcance ayuda a transformar las ideas en algo. La tolerancia hace referencia a la existencia de un entorno social que permita expresar esas ideas y agregarles valor. No alcanza con el talento para tocar un instrumento. También hace falta el instrumento y la tolerancia que favorezca a la osadía para tocar diferente y hacer algo nuevo. Con frecuencia nos olvidamos de la tolerancia o entendemos que se trata de la virtud de "aguantar" al diferente. Eso no es verdad. La tolerancia es apreciar y valorar que haya alguien que piensa diferente y que pueda decirlo.

-Pero pareciera que quien toca la guitarra o esta sentado frente a una computadora no está haciendo algo productivo....

-Por alguna extraña razón entendemos que un ingeniero se tome 10 años para hacer una carrera, una maestría y un doctorado y estamos dispuestos a pagarle un gran sueldo. Pero sucede que para un artista no es diferente ya que también tiene que pasar por un proceso de formación y experimentación que en promedio toma 10 mil horas, lo que representa 8 horas diarias durante 10 años. Un artista colombiano dice haberse convertido en un éxito de la noche a la mañana después de haber trabajado como una mula durante 20 años. Hay que entender que el creativo surge tras una experiencia de mecanismos no convencionales. Llegar a ser un virtuoso del violín requiere de una disciplina brutal de trabajo. Cuando hablamos de un creativo hablamos de alguien que ha logrado toda una obra. Fernando Botero no vale por la última gorda que hizo sino que la última gorda que hizo vale por los 45 años que él dedicó a hacer gordas y a pintar muchas otras cosas antes de eso. La gente tiene que entender que el trabajo del creativo es no convencional porque se hace por medio de la exploración. Incluye la decisión de tomar un riesgo enorme que consiste en soñar cosas diferentes y empujar los límites, lo cual merece mucho respeto.

-¿Cuál es el modelo de una ciudad creativa que indique el camino a seguir?

-El modelo de siempre es Sillicon Valley, donde tienen clarísimo que una persona vale por la cantidad de errores que comete. Quien se ha equivocado 100 veces seguro que está a punto de encontrar algo bueno. También hay comunidades en Londres donde se ha visto una aceptación por la diferencia que es muy importante. Obviamente esto no es permanente y cambia todo el tiempo. Un indicador muy importante para apreciar donde ocurren estas cosas son las migraciones. Gran parte de Nueva York es claramente un lugar de talento porque hay tolerancia y acceso a la tecnología. America latina tiene sus lugares como Bogotá, Montevideo o Buenos Aires que tiene 6 clústers maravillosos sobre diseño, artes visuales y moda. Además, es importante decir que la cultura además de darnos bienes y servicios construye ciudadanía, nos da pertenencia, nos permite transmitir valores de respeto a la autoridad o de reto a la autoridad cuando la autoridad falla. Todo esto es parte de ese ecosistema. Estos espacios deben ser valorado, respetados, porque si no los cuidamos se marchitan.

-¿Qué pasos debería seguir una ciudad como Mar del Plata que aspira a ser reconocida como un lugar en el que se fomenta a la economía creativa?

-El primer paso es asumir el reto. En América latina hay 107 millones de personas de entre 14 y 24 años. Eso quiere decir que por año ingresan 9 millones al mercado laboral. La verdad es que el sector de las manufacturas clásicas y de los servicios de poco valor agregado no alcanzan para emplear a todas estas personas. Mar del Plata parece estar entendiendo esto y que hay que favorecer que los jóvenes comuniquen la historia de Mar del Plata, protejan su arquitectura, reconstruyan las narrativas de otros tiempos para hacer películas o videojuegos. Eso es algo que pueden hacer los jóvenes que ya entienden la tecnología y que construyen nuevas formas de comunicarse naturalmente porque su mejor potencial es ese.

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