La industria alimentaria tiene el desafío de agregar más valor

La industria alimentaria tiene el desafío de agregar más valor
El sector mostró un crecimiento del 50,1% en la última década, pero la producción y la exportación las siguen encabezando los subproductos oleaginosos, utilizados en su mayoría para elaborar alimentos para animales.
Las pymes son las protagonistas de esta industria que aún no logra aprovechar todas las ventajas competitivas que tiene a su alcance. Con un consumo ascendente en los países emergentes, con China y el Mercosur a la cabeza, será clave apuntar a ganar esos mercados. La innovación y la inversión serán piezas fundamentales para abastecer esa demanda.

En un mundo donde la población se expande de forma constante, también aumentan las necesidades y se modifican las que ya existen.

La subas de las tasas de natalidad y su desarrollo son una problemática que está en la agenda de los principales países debido no sólo a la preocupación de que ese crecimiento sea sustentable con el medio ambiente, sino que también se debe lograr que la producción de alimentos crezca proporcionalmente con la población y que aquéllos sean distribuidos de manera equitativa.

A la Argentina se la conoció históricamente como "el granero del mundo" debido a su capacidad para producir materia prima. El país no se enfrentó con la problemática escasez de alimentos, pero con el paso del tiempo la tecnología avanzó y el principal desafío fue incorporar valor agregado.

En la última década la matriz industrial en alimentos del país sufrió modificaciones que fueron producto de la adaptación a las necesidades locales -con un público más exigente-y del mundo, en donde cada vez se requieren empresas con mayor capacidad competitiva para introducirse en el mercado internacional.

Desde 2003 hasta la fecha la producción de alimentos medida en cantidades se incrementó el 50,1%, lo que arroja un promedio anual del 4,1%, según Eduardo Álvarez, economista jefe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES).

"El aumento de los precios de los alimentos a nivel mundial y el cambio tecnológico, en conjunto con los factores de competitividad estructural (tierra, capital humano e infraestructura) presentes en el país, posibilitaron un importante desarrollo del segmento, que logra volcar gran parte de su producción al exterior", explicó el economista en diálogo con Ámbito Industrial+Pymes.

Composición

Al analizar la composición de la producción de alimentos por sectores encontramos que lo que más se elabora y a su vez se exporta son los subproductos oleaginosos. Éstos son los restos, ricos en proteínas, de las plantas que quedan después de su proceso principal y que son utilizados para la elaboración de comida para animales. En la última década, la producción de subproductos creció el 51,7%, pasando de los 18.329.600 toneladas de 2002 a las 27.814.100 toneladas en 2012.

"Es importante destacar el avance de la industria alimentaria en el mercado de alimento balanceado tanto para ganado como en el segmento de mascotas. En el primer caso, se verificó un crecimiento del 70% en la demanda en el período 2004-2011, mientras el segundo mantiene ya hace más de cuatro años un crecimiento promedio anual del 11,5%. En este último ejemplo la suba es traccionada por un significativo incremento de la clase media, que comienza a adoptar cada vez más cuidados a sus mascotas", indicó Carolina Schuff, economista coordinadora de análisis sectorial de la consultora abeceb.com.

Sin embargo, pese a que la fabricación de subproductos es el sector más importante en cuanto a la elaboración y la exportación, no es el que más creció durante los últimos diez años. La producción de galletitas y bizcochos ascendió un 158% en dicho período, seguida por la carne aviar con el 183%. En este caso, los ascensos se pueden explicar principalmente por factores de consumo endógenos en donde el crecimiento de la clase media argentina fue haciendo modificar sus costumbres alimentarias a medida que fue variando su situación económica. A modo de ejemplo, en los últimos años el precio de la carne vacuna para el consumidor final ascendió con fuerza, lo que provocó que muchas personas busquen sustitutos como las carnes blancas. No es casual que en la última década, el de los productos alimenticios con carne bovina fuera el sector que menos avanzó, con apenas un 3,3% pasando de 2.525.500 toneladas en 2002 a 2.607.900 toneladas en 2012.

Exportaciones

El crecimiento de la industria alimentaria ha tenido su correlato también con el vo-lumen de las ventas externas, que ascendieron desde los u$s 6.535 millones en 2003 a los u$s 18.265 millones en la actualidad, es decir casi tres veces más.

El aumento estuvo originado tanto en las mayores cantidades exportadas así como en la mejora de los precios internacionales.

El avance de las ventas fronteras afuera del país fue gradual desde 2000 hasta 2008, aunque luego en 2009 se registró una abrupta caída debido al impacto de la crisis internacional. Ya para 2011 se logró superar este traspié y las exportaciones pasaron de u$s 15,7 millones a u$s 19,1 millones.

"El crecimiento de China se mantendrá en valores cercanos al 7%, con un viraje estructural hacia un modelo de consumo, lo que garantiza un piso para la demanda de productos que exporta el Mercosur (alimentos, minerales y energía). De hecho, en la próxima década se espera un crecimiento de entre el 14% y el 18% en productos como carnes y aceites, y harinas vegetales por parte del mundo emergente. Esto además otorga un fundamento real para que los precios de los commodities mantengan un piso elevado, más allá del impacto de la eventual finalización de la política monetaria laxa de EE.UU.", destaca Schuff.

En este sentido, la economista agrega que "la industria alimentaria continúa enfrentando grandes oportunidades a futuro, de la mano de un robusto mercado emergente que si bien crecerá a un menor ritmo que en los últimos años en términos generales, continuará con una creciente demanda de alimentos y más exigente. La clase media de los países emergentes continúa en aumento, tanto en el mercado interno como en Asia, lo que mejora las perspectivas de demanda internacional".

Los principales países de destino de los productos elaborados en el país en 2012, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), fueron Brasil, seguido por Chile, Indonesia, China, Países Bajos, Estados Unidos, India y Venezuela. De esta forma se nota una variación respecto del año 2003, cuando China encabezaba la lista seguida por Países Bajos, Estados Unidos, Italia, España Brasil India y Chile.

Por su parte, las mayores provincias productoras durante el año pasado fueron Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y Tucumán.

Pymes

Como en todos los sectores de la economía, las pequeñas y medianas empresas son un actor fundamental y en la producción de alimentos no son la excepción. Según IES, sobre la base de cifras del Ministerio de Trabajo, el 97,2% de las compañías de este rubro son pymes.

Del total de las empresas alimentarias, 8.827 son microempresas (hasta nueve empleados), 4.294 pequeñas empresas (10 a 49) y 993 eran medianas empresas (50 a 200 empleados).

Desde 2002 a la fecha, las pequeñas y medianas compañías han registrado un incremento del 46,2%. En particular, las microempresas han crecido un 44,4% mientras las pequeñas lo hicieron en un 51,8%.

En la actualidad, el 63% de las fábricas de alimentos está orientado a la producción en general, el 14% al procesamiento de carnes, frutas, hortalizas, aceites y grasas, el 11% a la elaboración de bebidas, el 7,4% a la de lácteos y el 4,3% a la de productos de molinería. En tanto, las pymes tenían empleadas a 145.265 personas a fines de 2012, el 40% de la dotación sectorial.

Regional

Las ventajas competitivas que otorga la diversidad geográfica y climática del país permiten que la producción de alimentos sea de lo más variada, de donde las economías regionales se trasforman en pilares claves de la economía en su totalidad, pero también de la vida en municipios y provincias. En los últimos años, pese al acelerado crecimiento, muchas regiones debieron enfrentar desafíos tanto del orden climático como monetario.

"El logro de mantener un tipo de cambio competitivo ha permitido la recuperación, la consolidación y el surgimiento de las economías regionales".

"Tal es el caso de la producción de frutas pepita, la industria vitivinícola y la producción de frutas finas", destacó Álvarez. Sin embargo, con el correr del tiempo y debido a la crisis internacional, los costos de los productores fueron aumentando a un ritmo que no fue igual al de la evolución del tipo de cambio.

"Cuando se toma el balance de la última década, efectivamente se ha visto un importante crecimiento en las economías regionales. Tanto la industria vitivinícola, la de cítricos y manzanas como la industria azucarera batieron récords de producción y exportaciones entre los años 2007 y 2011", dijo Schuff. Aunque agregó que "luego del avance se ha visto un deterioro en términos generales, en el que influyeron tanto cuestiones climáticas, como caída en la demanda europea y los precios internacionales".

El pasado 23 de septiembre se realizó el segundo Congreso de Valor Agregado en Origen, en donde, entre otras cosas, se destacó que en los próximos años la mayor producción de alimentos no estará ligada directamente con la extensión de tierra, sino con la capacidad de mejor uso del suelo y de agregar valor.

En esta línea, Álvarez indicó que "el desafío es lograr un sendero de crecimiento sustentable para la industria alimentaria, en un contexto donde la demanda de alimentos en el exterior sigue en ascenso".

"Para poder aprovechar las oportunidades que el mundo está dando se necesita una mayor inversión privada que debe ser acompañada por un aumento de la inversión en infraestructura y reglas claras de funcionamiento de los mercados, que no aborten los frutos de las inversiones".

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