El incómodo momento de Mauricio Macri en su visita al buque Irízar

El incómodo momento de Mauricio Macri en su visita al buque Irízar

En medio de su discurso le reclamaron que "no hay trabajo". También fue silbado por hacer un chiste que no cayó bien. 

El presidente Mauricio Macri visitó al buque rompehielos Almirante Irízar, que volverá a navegar luego de estar parado durante diez años por desperfectos, y cuando agarró el micrófono pasó un incómodo momento luego de que le gritaran que "no hay trabajo", aunque no respondió y continuó con su discurso.

"Este momento de entusiasmo, de esperanza, es contagioso. Esta mañana aterricé de los Estados Unidos y me la pasé hablando de lo que ustedes son capaces de hacer trabajando juntos. La capacidad que tienen, las ganas que tienen de salir adelante", afirmaba el mandatario, cuando le gritaron "no hay trabajo Macri". 

El jefe de Estado siguió hablando y, como si no alcanzara, pasó otro momento incómodo cuando fue silbado por hacer un chiste. Luego de recordar el incendio que provocó la salida de servicio del Irízar, señaló que "alguien que estaba ahí, como jefe de operaciones, volverá a la Antártida como comandante, Mangiaterra, quien es como yo, hijo de ingleses”, lo que provocó silbidos por parte de los marinos, supuestamente por la referencia a la nación con la que se mantuvo el conflicto bélico de 1982.

Inmediatamente, Macri intentó corregirse, y exclamo: “Es un chiste, (es) hijo de italianos, como yo”, antes de proseguir el discurso. 

Sin perturbarse, el Presidente lamentó que el Irízar estuviera “más de una década fuera de servicio” pero exaltó que “pudimos demostrar nuestra capacidad de trabajo, lo que los argentinos somos capaces de hacer cuando juntos coordinamos un buen trabajo como fue reparar este rompehielos”.

Asimismo, planteó “ratificar nuestro compromiso con el programa antártico, con lo que significa la investigación científica, tecnológica en la lucha contra el cambio climático”.

“Parece ayer cuando en 2007 nos enterábamos todos de este incendio en alta mar, y de que durante más de 7 horas, 200 argentinos estuvieron entre las olas y el frío esperando ser rescatados”, recordó.

Finalmente, aseguró que el país atraviesa un “momento de entusiasmo, de esperanza, que es contagioso” y por eso “podemos reparar un buque de este tamaño”.

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