Iguacel analiza medidas para contener las distorsiones en combustibles y petróleo

Iguacel analiza medidas para contener las distorsiones en combustibles y petróleo

El flamante ministro de Energía se reunirá con toda la cadena de valor para evitar desinversiones y aumentos desproporcionados.

El flamante ministro de Energía, Javier Iguacel, buscará al comienzo de su gestión renegociar con toda la cadena de valor de los combustibles y la energía, la estructura de precios.

El desafío es múltiple: por un lado, porque los precios-incentivo que puso Aranguren para atraer inversiones al país resultan de difícil traslado a los precios finales sin complicar las dos metas macroeconómicas más relevantes, la fiscal y la de inflación. Y por el otro, porque una baja de estos precios en un escenario de suba mundial del crudo, implican un desincentivo a la inversión, algo que Macri fijó como norte de su gestión.

 

Una fuente del Gobierno confirmó a LPO que la idea es renegociar los precios "Con toda la cadena valor" y que recién luego de una primera ronda de encuentros con productores de petróleo, refinerías y estacionaros, podrán comunicar el plan del Gobierno para el sector.

 

De momento, los acuerdos que Aranguren le heredó a su sucesor son dos: un aumento escalonado de precios del 3% mensual desde julio hasta diciembre y un precio del crudo "Brent argentino" que lo hace subir un dólar al mes. El primero de estos elevaría el precio de la nafta súper de los $26,50 actuales a $27,30 en julio y a $31,64 a fin de año, considerando que el componente impositivo de las naftas -que depende de la inflación- también siga este comportamiento. Y el segundo hace subir de 66 a 68 el barril de crudo de acá a agosto.

 

El escenario tiene sus complejidades. Desde el punto de vista de los demás sectores de la economía, un fuerte incremento del gasoil y de las naftas suma otra dificultad a los próximos meses de la economía, que ya se anticipan con elevada inflación por la suba del dólar y a la vez recesivos. Desde la perspectiva de la inflación, implica sumarle varios puntos sobre los que la alta tasa de interés nada podrá hacer.

 

Para aquellas compañías integradas como YPF o Pan American Energy, la renegociación con Iguacel implicará aceptar una compresión de los márgenes de ganancia, pero entre aquellas que solo hacen producción y las que solo refinan, el nuevo acuerdo al que arriben significará una disputa en la que puede haber grandes ganadores y grandes perdedores.

 

La incógnita aquí es cuáles son los costos de cada tipo de producto: las refinerías aseguran que las petroleras pueden absorber la suba; y ellas consideran que en el corto plazo, la producción a 68 dólares por barril sigue siendo viable, pero la inversión no y hacen hincapié en que sus inversiones implican un hundimiento de capital que duplica y hasta triplica en cantidad de ceros al de las los refineros, de quienes aseguran que siguen con margen para sostener parte del ajuste.

 

Es que de acuerdo al precio del "barril criollo" acordado, será también la continuidad de las inversiones en Vaca Muerta. En otras palabras, las petroleras como Pampa, Wintershell, Exxon y tantas otras que se dedican a la producción no van a dejar de perforar en el corto plazo en las áreas en las que tienen pozos, pero sí van a buscar nuevos destinos para sus siguientes inversiones si el precio internacional se despega demasiado del local o bien intentarán exportar a mercados más redituables su producción.

 

Hoy el crudo Brent cerró en 75,53 dólares por barril, es decir con un alza del 2,9% pero días atrás su precio de mercado había caído de 76 a 70 dólares, acortando la brecha con los precios locales de corto plazo. Iguacel en este sentido, tiene cierto margen: cuando la diferencia es mínima, el mayor precio internacional no compensa los mayores costos de transporte.

 

Por el otro lado, se encuentran las refinerías quienes advierten que el atraso de los precios ya supera el 35% -incluso más si se lo compara con la fórmula que Aranguren había negociado con las petroleras para contener el traslado a precios-, y por ende dan por hecho que el 3% de aumento en julio se va a concretar sí o sí y que el mayor espacio para el ajuste está en upstream.

 

En particular, desde el sector esgrimen que los elevados precios convalidados por Aranguren no son solo altos para los combustibles líquidos, sino en particular para el gas y que la principal perjudicada por esta medida es Enargas, ahora Ieasa, que tiene que absorber la diferencia entre los 5,5 dólares por millón de BTU que puede pagar Cammesa para la generación de energía eólica y los más de 6 dólares en boca de pozo del esquema de precios del exministro. Como adelantó LPO, su déficit este año se duplicará.

 

Resta la visión de las empresas integradas quienes, como las refinerías, confían en que el 3% de aumento en julio va a materializarse; pero, a diferencia de estas últimas tienen menos urgencia por ver los aumentos en el corto plazo. "Somos plenamente conscientes de que no podemos trasladar la totalidad del aumento al consumidor final de un solo golpe", reconoció el presidente de una de las empresas más importantes del sector.

 

En el mientras tanto, los estacioneros observan por un lado que van a ver su rentabilidad afectada en el corto plazo, pero destacan que en el último tiempo las ventas continuaron en alza, en especial en las líneas Premium de naftas. 

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