La Iglesia intervino como mediadora

En un momento de la protesta, los policías utilizaron las autobombas del personal de bomberos para armar “barricadas” en la Jefatura de Policía. Además, los agentes habían cerrado todos los accesos, oscurecieron totalmente las instalaciones y se apostaron en lugares estratégicos para la defensa.
En la calle, los gendarmes esperaban con armas en la mano. Adentro, los rebeldes estaban decididos a resistir. En aquel tiempo, monseñor Jorge Meinvielle, Obispo de Concepción se ofreció como mediador. Todas las vías terminaban en fracaso. A las 5 de la mañana del martes 7 de agosto sonó una alarma y la Gendarmería montó un operativo cerrojo contra los policías. Ni la CGT lograba bajar los decibeles de la protesta.

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