Fue este lunes. Estaba anunciada a las 19.30. Las comisiones vecinales de Paraná convocaron a todos los sectores sociales y políticos de la ciudad para analizar, con los vecinos, el problema de la inseguridad. Fue, al fin de cuentas, una catarsis.

Unas 400 personas llegaron al club Paracao en un clima de tensión. Estaban allí referentes de todos los partidos: los concejales Miguel Rettore (UCR); Marcelo Haddad (Partido Socialista), Cristina Sosa (Frente para la Victoria); y Enrique Ríos (Frente para la Victoria). También se hicieron presente los diputados provinciales por la oposición Lisandro Viale (PS), Agustín Federik (UCR) y Emma Bargagna (PS); y los oficialistas Hugo Vásquez y Rubén Almará. A este pelotón se sumó Luis Garay, defensor del pueblo de Paraná.

Quien abrió la jornada fue la anfitriona, Alicia Gluaser. Su manejo en el contacto con el vecino le sirvió de poco ante un escenario que desde el inicio y hasta el final no dio lugar a la distención ni al intercambio de ideas o pareceres, según publicó Página Política.

La reconocida militante barrial del barrio Santa Lucía no alcanzó a explayarse más de un minuto con micrófono en mano que cuando hizo referencia a “esta década”, los presentes, al unísono, comenzaron a abuchearla hasta impedirle seguir hablando. Para aplacar los ánimos se les dio paso a los vecinos. Los relatos fueron escalofriantes. Historias de balaceras, apuñalamientos, robos y droga resonaron dejaron mudos a quienes ocupan un lugar institucional. Por el Poder Ejecutivo estuvo el director de Políticas Criminalísticas, Sebastián Aguilar. La Policía tuvo como representantes al director de Operaciones, Gustavo Maslein; y el jefe de la Departamental, Mario Muller. Por el Poder Judicial se acercó el fiscal, Rafaél Cotorruelo.

Se cuestionó la ausencia de la intendenta Blanca Osuna. La falta de luminarias en algunos barrios fueron algunas de las críticas que se escucharon en uno de los salones de la entidad deportiva. Los dirigentes presentes fueron testigos de la crispación de los vecinos que no ahorraron críticas hacia ellos.

Uno de los sí quiso hacer uso de la palabra fue Vásquez. No alcanzó a emitir una frase que, en masa, los vecinos le dedicaron los más duros insultos. Lo trataron de “delincuente” y “ladrón”. En el medio del griterío instaban a los agentes policiales a que se “lo lleven preso”. Fue en ese momento, entre abucheos y acusaciones, que una buena mayoría se paró y se fue, vaciando el lugar. Quedaron poco menos de 50 personas. Eran las 22 y la tensión se fue apagando. Los dirigentes optaron por quedarse en silencio, los vecinos por irse a los gritos.