El joven detenido junto a su novia y hermanastra, tenía una larga enemistad con su padrastro. "Este guacho me tiene podrido", dijo el hombre poco antes de desaparecer. Posibles restos de la madre fueron encontrados en un balde de pintura.
Raúl Klein llegó enfurecido esta tarde en su moto negra al portón de la casa de su hermano,Ricardo Ignacio, en la localidad de Del Viso, partido de Pilar. "¡Yo hice la denuncia y nadie me dice nada!", gritó, demandando explicaciones. Tres días atrás, Klein, que vive a pocas cuadras, había denunciado la desaparición de su hermano, apodado "El Grandote", de 54 años, y de su mujer,Miriam Kowalzcuk, de 50 años, conocida en el barrio como "La Gringa", oriunda del Chaco.
La relación de Raúl con su hermano era distante: él mismo admite no conocer la intimidad de la familia de Ricardo. Sin embargo, algo le llamó poderosamente la atención.POLICIALESDetienen a dos hermanastros acusados de descuartizar y calcinar a sus padresFue varias veces a la casa, tocó timbre:
Leandro Yamil Acosta, de 25 años, hijastro de Ricardo, le atendía de forma esquiva, se negaba a abrir la puerta. Había llegado a sus oídos que Leandro le regalaba a cartoneros de la zona lo mismo con lo que su hermano se ganaba la vida: hierro, botellas y cobre. Ricardo era un chatarrero con un sistema aceitado: lograba que un circuito de restaurants, clubes deportivos y restaurants le regalen su basura valiosa. La juntaba en una vieja camioneta Ford junto a su mujer. También era albañil y hacía changas en el barrio: él mismo construyó su propia casa, donde vivía con Miriam y su propia hija, Karen, de 22 años, empleada en un shopping según vecinos. Les había construido un piso extra arriba para que vivan. Dos mellizos de once años, hijos de Ricardo y Miriam, completaban la familia. A pesar de la denuncia de Raúl, los vecinos habían notado la desaparición de Ricardo y Miriam mucho antes, al menos desde el 1º de este mes, según sus propios testimonios.
Dos policías tuvieron que calmar a Raúl en su monólogo enojado: le explicaron con cierto grado de gentileza que los restos encontrados anoche en la casa debían ser peritados mediante una autopsia y estudios de ADN, que mañana lunes por la tarde comenzarán las pericias en el lugar. No hay mucho que peritar tampoco. Hoy por la madrugada, personal de la Policía Bonaerense bajo el fiscal de San Isidro Marcelo Vaiani ?que investiga hoy a Carlos Colosimo, el tío de Wanda Nara acusado de abuso- allanó la casa de la calle Sarratea, con media docena de perros, repleta de mugre y chatarra. En un balde de pintura de veinte litros había una pelvis, un pedazo de columna vertebral, cabellos rubios que corresponderían a su madrastra.
Fuentes policiales confirman hallados en la pesquisa dos hachas y un machete, nuevos en apariencia, más ocho mil dólares y una escopeta. Fue Leandro mismo quien abrió la puerta: no opuso resistencia al arresto. Karen también fue detenida; miró a los oficiales con un gesto desafiante, asqueado. Los mellizos también estaban ahí: fueron llevados a un refugio en la zona de Pilar, aseguró el comisario mayor Darío Lutto, que fue parte del operativo. Lutto también apunta algo que confirman vecinos: columnas de humo por las noches, que emergían desde el patio de la casa. Pero qué ocurrió con Ricardo Klein todavía es un misterio que las pericias tendrán que revelar: los restos, de acuerdo a esta fuente policial, solo corresponderían -por el momento- a una mujer. Por lo pronto, Leandro y Karen aguardan ser indagados por Vaiani en una sede judicial sanisidrense.
Ricardo tenía su apodo de "Grandote" bien ganado: medía 1,90 metros y tenía una fuerza considerable. Leandro es un joven menudo: operado meses atrás de los intestinos, llevaba, según vecinos, una bolsa adjunta al abdomen. Miriam, por su parte, era una mujer también fuerte, temperamental. ¿Cómo habría hecho Leandro y su novia para reducir a su padrastro y madre?¿Y qué motivó este crimen bestial?
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