En una hora y media, regalaron 20.000 kilos de verduras en Plaza de Mayo

En una hora y media, regalaron 20.000 kilos de verduras en Plaza de Mayo

Cientos de personas aguardaron, desde la madrugada, más de 5 horas la llegada de los productores agrícolas; repartieron en forma gratuita vegetales para visibilizar el reclamo por el acceso a las tierras

 

Los pequeños productores agrícolas de la provincia de Buenos Aires regalaron 20.000 kilos de verduras a cientos de personas que los esperaron durante más de 5 horas en la Plaza de Mayo. El reparto gratuito de lechuga, acelga, cebolla, apio, zanahoria y brócoli fue como parte del "verdurazo", una protesta de trabajadores rurales para visibilizar los problemas que tienen para acceder a las tierras. Tras la manifestación en el Congreso y la entrega de los vegetales, fueron convocados para reunirse mañana con autoridades del Ministerio de Economía de la Nación.

El "verdurazo" tiene como antecedente la protesta que llevaron a cabo los productores de frutas de Neuquén y Río Negro en agosto pasado, cuando regalaron peras y manzanas en Plaza de Mayo, en reclamo de que el precio del producto no alcanza para cubrir los costos de producción. En esa oportunidad, la entrega había sido en forma organizada, con un sector donde se encontraban las frutas. La gente hacía una fila y recibía dos manzanas y una pera. Esta vez, la desesperación de la gente por el tiempo de espera y la desorganización de los manifestantes llevaron a que la situación sea un completo descontrol.

Desde las 7 de la mañana, comenzaron a llegar las personas a Plaza de Mayo con bolsas, mochilas y carritos. Venían de distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense. Frente al Cabildo, aguardaban que se hagan las 11, la hora anunciada del reparto gratuito de verduras. La mayoría se había enterado por la televisión o por algún vecino, pero desconocían si detrás había alguna protesta o problemática.

Para las 11, la fila que arrancaba frente al Cabildo, en Avenida de Mayo y Bolívar, llegaba a la Pirámide de Mayo y daba la vuelta completa a la plaza. Sin embargo, los productores rurales no llegaban. Habían ido al Congreso a presentar el proyecto de ley de acceso a tierras, una iniciativa para que haya créditos que le permitan a los trabajadores rurales poder comprar sus tierras, en vez de alquilarlas.

Dos horas más tarde, en un día de frío con fuertes ráfagas, la gente seguía aguardando. Pasadas las 13, los manifestantes, nucleados en la Unión de Trabajadores de la Tierra, llegaron con camiones llenos de verdura y tractores, al ritmo de los bombos. Además, todos tenían algo en la mano, desde cajones con acelga o plantas de lechuga. Con banderas y cánticos, recorrieron la Plaza de Mayo completa, y una vez que dieron la vuelta, estacionaron los camiones frente a la Catedral, en Avenida Rivadavia y Bolívar.

En menos de cinco minutos, la larga fila de personas estaba completamente dispersa. La gente comenzó a rodear los camiones y empujarse en busca de un poco más de verdura. No había una organización prevista de cómo y cuánto regalar, por lo que cada uno se llevaba lo que podía. Los más fuertes llenaban carros o se llevaban el cajón entero de la verdura. La gente más grande aguardaba por la llegada de alguna planta. Desde lo más alto de los camiones, miembros de la Unión de Trabajadores de la Tierra, con sus chalecos verdes, revoleaban la verdura.

A Luisa Fernández, de 40 años, un vecino de Claypole le avisó de la protesta. Bien temprano, fue a trabajar como empleada doméstica y, al salir, se dirigió a Plaza de Mayo. "Las cosas están muy caras, entonces ni lo dudé", contó a LA NACION. En cinco bolsas de supermercado, se llevaba dos plantas, de lechuga, dos de acelga y un clavel que le llevará al cementerio a su tía. Por su parte, Paula, de 32 años, ama de casa de Florencio Varela, decidió asistir para llevarse la comida, pero también estaba al tanto de la protesta. "Tenemos que ayudar si alguien lo necesita", resaltó la mujer, con una mochila llena de cebolla, apio y zanahoria.

Para las 14:30, los camiones ya habían entregado los 20.000 kilos de vegetales. Todos se llevaron verduras distintas y en diferentes proporciones, y nadie se quedó sin nada. Los más afortunados, se fueron con variedad de lechuga, acelga, cebolla, apio y hasta zanahorias. Algunos hasta obtuvieron jazmines y claveles para decorar la casa que regalaron los productores frutihortícolas. Pero nadie se retiró con las manos vacías.

Las tres razones de la protesta

Los pequeños productores agrícolas, agrupados en la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), llevaron a cabo el "verdurazo" por tres motivos:

Pedir que se debata la Ley de Acceso a Tierras, que establece un fondo de créditos para que los productores puedan comprar tierras. "En vez de pagar los 6 mil pesos de alquiler, queremos pagar un crédito", contó a LA NACION Ricardo Martínez, productor de Glew.

Mejorar las condiciones de vida, producción y comercialización. "Vivimos en incertidumbre constante, al no saber si vamos a poder pagar el alquiler, o si nos van a desalojar", detalló Simer Gutiérrez, también productor.

Aumentar la venta de la producción, por la diferencia de 400 por ciento que existe entre lo que ellos cobran y el precio de venta. Elio López, productor de La Plata, agregó: "Nuestra producción se vende muy barata y los costos son muy altos.".

Consultados sobre la particularidad de la protesta, aseguraron: "Esta es la única forma que nos escuchen". A diferencia de los dichos del ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, quien había dicho que nunca lo intentaron llamar, contestaron: "Nunca nos quiso escuchar".

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