La historia de Ignacio Berra, el cirujano argentino que destacó María Eugenia Vidal en su discurso

La historia de Ignacio Berra, el cirujano argentino que destacó María Eugenia Vidal en su discurso

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires dijo, en la inauguración del Coloquio de IDEA, que quiere una argentina como la de él. Logros y valoraciones de un cirujano cardiovascular infantil que se define como "un flaco del conurbano que estudió en una universidad pública y trabaja en el Garrahan"

María Eugenia Vidal lo ponderó: dijo que quiere una Argentina como la de él. En la inauguración del 54° Coloquio de IDEA en Mar del Plata, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires anunció su nombre y enumeró sus logros en el seno de un discurso dirigido hacia la sociedad argentina y atravesado por la doctrina del cambio cultural. "Cuando uno piensa en la sociedad en la que le gustaría que vivan sus hijos y sus nietos, yo no quiero una Argentina cerrada. Yo quiero la Argentina de los Juegos Olímpicos, del G-20, del Invap sacando un satélite. Quiero la Argentina de Ignacio Berra, que es un cirujano cardiovascular infantil, que trabaja en un hospital público, que tiene una pyme y desarrolla un corazón artificial en Castelar. Quiero esa Argentina y esa provincia", concluyó.

La biografía que ensayó Vidal es una valoración de su carrera, sus méritos y distinciones. Berra se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires en 2003. Su especialidad: cirugía cardiovascular pediátrica. El Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan es su casa desde 2006. Allí hizo la residencia, cursó becas y actualmente se desempeña como integrante del equipo de Trasplante Cardíaco. En 2015 ganó una beca para capacitarse junto con otros investigadores en el Hospital de Niños de Boston y la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.

Lideró equipos de investigación consagrados, ganó premios, ayudó a crear un robot que regenera tejidos, inventó un dispositivo para hacer crecer el esófago de los cerdos, imprime corazones en 3D para multiplicar la precisión de los diagnósticos de un hospital público, desarrolló un método para aumentar los trasplantes y rescatar a los corazones de descarte, trabaja ahora para sacar un corazón latiendo de un cuerpo humano. Pero Berra se define como "un flaco del conurbano que estudió en una universidad pública y trabaja en el Garrahan". Dice que lo que trata de hacer es "que la gente tenga acceso a los beneficios del primer mundo, pero no a un teléfono de última generación, sino que pueda llegar a lo realmente necesario: la medicina".

Uno de sus más reconocidos avances es un dispositivo que puede incrementar los trasplantes de corazón: “La idea es recapturar el órgano que se da por perdido, evaluar la viabilidad de un corazón antes del descarte, disminuir el tiempo de isquemia y mejorar ese corazón para el trasplante”

Berra intenta hacer ciencia en la Argentina y de proveer cierta democratización de los avances médicos. "Mi principal desafío es científico: generar innovación. Y hacerlo desde mi país representa un placer enorme", confió en diálogo con Infobae. Agradece la valoración de la Gobernadora pero la naturaliza: "Me pone contento, pero no me cambia nada. Yo mañana me levanto, trabajo a la mañana y por la tarde opero en el hospital como todos los días".

Su motivación se concentra en los proyectos que lidera. Dijo que está desarrollando un corazón artificial junto a su hermano, que en el último abril su trabajo fue seleccionado entre 1.500 como uno de los mejores seis en un congreso de medicina de Nueva York: consiste en un dispositivo para evaluar la reparación de la válvula aórtica de un paciente, desarrollado en el Hospital de Niños de Boston con la intención de llevarlo a la práctica clínica.

Su nombre adquirió trascendencia pública cuando el año pasado, junto a la empresa nacional Lew Argentina, ganó el premio Innovar 2017 con un proyecto que promete aumentar la cantidad de donantes cardíacos en pediatría. La entidad difundió estadísticas para dimensionar el propósito: asegura que de los 1.500.000 pacientes en lista de espera que hay en el mundo, el 20% morirá antes de que llegue su donante y menos del 10% conseguirá su trasplante. "Con avances médicos como los que estamos desarrollando, se podría triplicar el número de trasplantes", describe la empresa de innovación e insumos presidida por Guillermo Berra, padre de Ignacio.

Ignacio Berra y su equipo de investigación cuando ganó el premio Innovar 2017 por su método para incrementar la cantidad de donantes cardíacos en pediatría

El procedimiento se denomina Perfusión ex-vivo de corazón en normotermia y proporciona una expansión del pool de donantes. El avance científico rescata a los corazones descartados. Berra y su equipo descubrieron cómo hacer para extender la vida útil de un corazón, cómo mantenerlo con vida fuera del cuerpo del donante a efectos de estudiarlo y hacerlo perdurar. El proyecto incrementa la cantidad de órganos disponibles y resignifica los tiempos operativos de un trasplante.

Ahora estudia cómo perfeccionar su avance científico: "Desarrollamos una máquina para hacer que ese corazón salga latiendo del ser humano y que nunca llegue a producir asistolia (ausencia completa de actividad eléctrica en el miocardio). Ya lo hicimos en cerdos, todavía no lo pusimos en práctica en humanos. La idea es que dentro de poco podamos ofrecer esta tecnología a un costo económico para hacerla accesible a la realidad argentina".

Berra nació en Morón, vive en Castelar, tiene 40 años y es padre de dos hijas. Estudió, se recibió y se desempeña en instituciones públicas argentinas. Trabajó en Boston y en Harvard. Recorrió el mundo y conoció a profesionales de todas las nacionalidades. Comprende la naturaleza de lo que él denomina "la realidad argentina", un sistema de contrariedades históricas que enfrenta a la materia prima con un dólar a $40. "En Argentina hay excelentes médicos, científicos y programas científicos. Tenemos un terreno fértil, donde tirás una semilla, crece y se forma un árbol. Tenemos una capacidad y un talento increíble. Mucha gente puede adquirir conocimientos, luego aplicarlos y devolverlos a la sociedad. Es un país que no está totalmente devastado. Ves chicos jóvenes participando en concursos de ciencia, ves las cosas que hacen y te das cuenta que son unos fenómenos. En esta país hay mucha gente que quiere hacer cosas buenas y que tiene la capacidad para hacerlas".

Postula la misma dinámica de retribución que predica. "Siempre quise estar en un hospital como el Garrahan. Cuando terminé la facultad, estaba muy metido en la investigación. Sentía que me gustaba la cirugía cardiovascular y de los lugares que había conocido, el Garrahan era el mejor para entrenarme. Hice la residencia, cursé algunas becas y ya hace varios años que trabajo. Esconde un componente social muy importante, más allá de la excelencia médica. Siento que trabajando acá le devuelvo un poco al tipo que me garpó la facultad. Trato de devolverle de alguna manera lo que esa gente me dio en otro momento de mi vida". La Argentina de Ignacio Berra.

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