Los “hipotecados”: cuando el sueño de la casa propia se convierte en pesadilla

Los “hipotecados”: cuando el sueño de la casa propia se convierte en pesadilla

La disparada de la inflación en los últimos meses del año terminó por obstaculizar la cancelación de los créditos UVA, atados al índice de precios al consumidor. En algunos casos, la cuota mensual aumentó un 60% en poco más de un año, mientras que el monto adeudado se duplicó.

En septiembre de 2017, Valeria, docente bonaerense, decidió emprender, junto a su marido y su hija de 11 años, el sueño de la casa propia. Unos meses antes, el presidente Mauricio Macri lanzaba oficialmente una nueva línea de créditos a pagar en hasta 30 años, los famosos “UVA” (ajustados por Unidad de Valor Adquisitivo y que evoluciona en función del Indice de Precios al Consumidor), que, para ellos, una familia marplatense de clase media, representaba una oportunidad que no podían dejar pasar.

A diferencia de los créditos habituales, en los que las cuotas iniciales son elevadas y, a su vez, el desembolso mensual debe representar el 25% del salario del solicitante, lo que lo hacía accesible sólo para una franja determinada de la sociedad, la propuesta del Gobierno nacional ponía a consideración un préstamo al que se podía ingresar con cuotas similares a un alquiler y, en ocasiones, hasta menores.

“Lo único que nos inquietaba, era que las cuotas estaban atadas a la inflación. Pero como en ese momento parecía que la inflación estaba controlada, y las proyecciones del Gobierno eran auspiciosas, pensamos que íbamos a poder hacer frente a cualquier situación”, señala, hoy, Valeria. También hoy asegura que nunca imaginó un panorama como el que actualmente vive.

Un año y cuatro meses la separa del día en el que el banco le otorgó $1.1000.000 a pagar en 23 años, para adquirir un departamento estilo PH. El acuerdo se cerró con una cuota inicial de $7.600. En enero de 2018, y con una salida cambiaria mediante que llevó a que la inflación anual termine por encima del 45% -varios puntos arriba del 12% esperado por el Gobierno-, esa cuota se fue a $11.800 y la deuda con el banco se elevó a $1.700.000. “Hace 16 meses que pago todo los meses y debo más de lo que la entidad me prestó”, cuenta.

Hasta acá la historia de Valeria. Pero bien podría ser la de cualquier familia marplatenses que adquirió estos créditos en los últimos años. LA CAPITAL se reunió con algunas de ellas, para así conocer el camino que comenzaron a recorrer una vez que el sueño de la casa propia se transformó en una pesadilla.

“Hace 16 meses que pago todo los meses y debo

más de lo que la entidad me prestó”, dijo Valeria.

En una entrevista brindada a este medio en septiembre del año pasado, el presidente del Banco de la provincia de Buenos Aires, Juan Curutchet, defendió la línea UVA . “El instrumento es muy interesante y yo lo reivindicó porque permite establecer contratos de largo plazo y no es sólo para viviendas sino para obras de infraestructura”, señalaba -algo que, según sus últimas declaraciones, aún mantiene-.

En dicha nota, también, contextualizaba la situación: de las cerca de 130.000 familias que adquirieron el crédito a nivel nacional, unas 2.000 eran marplatenses, señaló. De hecho aseguraba que se trataba de uno de los distritos en donde se cerraron más hipotecas.

Esta información impulsó, tiempo después, a que quienes habían ingresado en un crédito y vivían las dificultades de su cancelación, comenzaran a buscarse a través de las redes sociales. Esto terminó por conformar un grupo de Facebook con más de 70 participantes llamado “Hipotecados UVA Mar del Plata”, y que replicaba el que ya existía a nivel nacional y buscaba tejer lazos con referentes del ámbito político y judicial en busca de soluciones.

En la página, los usuarios comparten desde notas periodísticas hasta la nueva actualización en sus respectivas cuotas. Las redes sociales también sirvieron para aunar esfuerzos. Desde que se dieron cuenta que no están solos, organizaron reuniones y diferentes “movidas” para visibilizar su situación. Una de ellas, por ejemplo, fue una reunión con los defensores del pueblo, donde intentan buscar asesoramiento para encontrar una vía judicial para atacar la problemática.

El pasado viernes, algunos de los hipotecados se reunieron con defensores del pueblo para fijar estrategias.

“Nos unió la preocupación y la desinformación que teníamos”, contó a LA CAPITAL Andrea, una de las marplatenses que adquirió un crédito atado a la inflación y hoy paga las consecuencias.

Según señaló, el vínculo con organizaciones de defensa del consumidor y legisladores los acercó a profesionales dispuestos a asesorarlos en cuestiones económicas y legales.

“Tuvimos que aprender por nuestra cuenta”, señaló Antonio, uno de los vecinos que se unió al grupo de Facebook luego de ver una entrevista en televisión. “Sabía que no estaba solo”, dijo, luego de aclarar que “en quince meses, mi cuota aumentó un 60% y mi capital adeudado se duplicó”.

El voto-cuota

En tiempos electorales, la voluntad política suele florecer y los hipotecados lo saben. Por eso, al hablar de posibles soluciones no solo barajan cuestiones técnico legales, sino también gestos políticos. Y advierten al oficialismo: “Acá hay miles de votos que se pierden”. Eso, siempre y cuando, no encuentren una solución. Valeria, la maestra que contó a LA CAPITAL su historia, fue más allá: “Nuestros votos estarán con aquellos que nos den una mano”.

Al hablar sobre la postura del oficialismo, critican el no haber sido recibidos nunca por ninguna autoridad, al tiempo que exponen su propia desilusión.

En búsqueda de un gesto político: “Nuestros votos estarán

con aquellos que nos den una mano”, aseguraron

“Confiamos porque tuvimos la misma sensación que transmitió el oficialismo cuando expuso la propuesta. Que todo iba a estar bien, que no nos hagamos problema, que el producto bancario era bueno”, señaló Martín. Su esposa, Andrea, agregó: “Solo queríamos un patio para que jueguen nuestras hijas”.

En este sentido, también, intentan derribar algunos de las críticas que surgen e intentan frenar cualquier tipo de acción que les brinde un salvataje. “Cuando nos dicen que nosotros tendríamos que haberlo sabido o para qué nos metimos en eso, siempre les respondo que no somos inversionistas“, indicó Andrea.

En relación a las soluciones brindadas por el Gobierno, los hipotecados criticaron la posibilidad de extender la “vida” del crédito para no incrementar el valor de las cuotas. “Eso solo se puede hacer una vez en todo el proceso crediticio. Es arriesgado hacerlo ahora, a dos años, cuando nos quedan más de 20 por delante“, señaló Valeria.

El fantasma de la burbuja

La complejidad de la situación también comenzó a despertar el temor de medidas extremas. Por un lado, está el miedo de no poder hacer frente a los incrementos futuros y terminar por optar vender la casa. Pero por otro, crece entre los hipotecados la desconfianza en los bancos. “Nuestro mayor temor es que ocurra lo mismo que pasó en España y que terminemos en la calle”, señaló Valeria haciendo referencia a la crisis que sufrió el país europeo en 2008 y que terminó dejando a miles de “hipotecados” en la calle por la imposibilidad de hacer frente a las cuotas acordadas.

El último informe del Banco Central indicó que la mora en los créditos de las familias llegó en octubre último al 3,8% del total prestado, por un aumento de la demora en los pagos de préstamos personales y de tarjetas de crédito.

Este dato, que es usado por el oficialismo como muestra de que la línea sigue siendo una buena herramienta bancaria, es refutado por algunos hipotecados.

“A mí por trabajar en el Estado, se me debita automáticamente una vez que cobro mi sueldo, por lo que me siento cautiva del banco”, señaló Valeria. Martín, en tanto, recordó que existen quienes lo tienen vinculado con la tarjeta de crédito. “Quizás se paga solo el mínimo”, señaló, a lo que Laura agregó: “Yo hace meses que lo único que hago es pagar la cuota de mi casa. Nada más”.

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