La hija de Roseo afirmó haber visto a dos extraños y escuchado un grito en la casa el día del crimen

La hija de Roseo afirmó haber visto a dos extraños y escuchado un grito en la casa el día del crimen
El de Lucía Cuéllar fue uno de los testimonios más relevantes de la segunda jornada del juicio que se les sigue a Luis Menocchio, Claudio Gómez y Salvador Borda por los homicidios del terrateniente Manuel Roseo.

La jovencita dijo haber visto dos personas extrañas en la finca que habitaban las víctimas cuando concurrió a trabajar en la mañana del 13 de enero.

El tribunal viene cumpliendo un buen desempeño en el manejo del trámite y debate en una causa de suma complejidad.El imputado Salvador Borda a punto de retirarse de la sala de manera temporal cuando iba a declarar la hija de Roseo.Lucía Manuela Roseo Cuéllar brindó uno de los testimonios más importantes de la jornada.

A pedido de los abogados los describió y apuntó al imputa-do Borda como una de esas personas. Además dijo haber escuchado un grito como de mujer en el interior de la vivienda mientras aguardaba que le abrieran la puerta para ingresar.

Cuatro fueron los testigos que declararon ante el tribunal de la Cámara del Crimen Nº 2 de esta ciudad presidido por el doctor Nelson Pelliza en una jornada mucho más corta que la maratónica del primer día.

Delfina Cuéllar, amiga de Nélida Bartolomé, la primera en llegar a la casa tras el homicidio, Lucía Roseo Cuéllar, hija del desaparecido terrateniente, Francisco Echeverría, amigo y colaborador de Roseo, y Hugo Iks fueron quienes prestaron testimonio.

El reconocimiento de “dos personas extrañas” en la escena el día del horrendo doble homicidio, el retiro de la sala de audiencias de modo temporal de uno de los imputados, el grito en el interior de la vivienda escuchado por la hija de Roseo y algunas chicanas procesales fueron la nota de saliente.

El testigo Echeverría, a partir del amague realizado doctor Luis Mereles, codefensor del imputado Luis Menocchio, ante la oposición del tribunal a hacer lugar a la lectura de la declaración testimonial de este en sede policial, aunque finalmente la cintura del presidente del tribunal para aclarar las dudas que tenían los defensores de los imputados consistentes en algunas contradicciones del trabajador de campo hizo que la sangre no llegara al río y finalmente se desistiera de imputarlo por falso testimonio.

Informe cursado por el juez Obregón

Antes de iniciarse el desfile de testigos previstos para la segunda jornada del juicio el tribunal debió resolver respecto del informe cursado por el doctor Hugo Oscar Obregón, fiscal de investigaciones Nº 2 de Castelli, quien envió un fax a última hora de la primera jornada en el que informaba al tribunal respecto de la legitimidad del acta de matrimonio entre Manuel Roseo y Esther Franchini, quienes contrajeron enlace en el año 1963.

El acta presentada originalmente era cuestionada en su legitimidad en principio, pero de acuerdo con lo informado por el propio Obregón se constató que el matrimonio estaba legalmente formalizado. La irrelevancia de este tema para la causa que se tramita hizo que luego del debate las partes acordaran con el tribunal darlo por recibido pero no incorporarlo como elemento probatorio para la causa.

Desconocidos y un grito

SÁENZ PEÑA (Agencia) - Lucía Manuela Roseo Cuéllar, en su relato en la segunda jornada del juicio, dijo que días antes de la muerte de su padre había comenzado a trabajar con él, y el día del homicidio “pudo ver a dos personas extrañas, sospechosas, en la casa de su padre cuando fue a cumplir con sus tareas” y manifestó también “haber escuchado un grito agudo desde el interior de la vivienda”, mientras esperaba que le abrieran la puerta para ingresar.

Al solicitársele la descripción de ambos de manera detallada por pedido de los abogados, incluso a uno lo describió como el imputado Borda. Ese día Lucía sostuvo que “mientras esperaba que le abrieran la puerta escuchó un grito desde adentro de la casa”, y añadió haber sentido miedo por la “presencia de dos hombres extraños en la casa”. Por eso luego de estar entre 30 y 45 minutos “agarré mi moto y me retiré del lugar”.

El fiscal Festorazzi preguntó si a algunos de los hombres que había visto ese día los volvió a observar en otra oportunidad. La jovencita, sin dudar, dijo que sí y fue en esta sala de audiencias sentado al lado de la doctora (Mongelós), señalando a uno de los imputados que en ese momento no estaba en la sala. Por otra parte, la jovencita reconoció que “mi padre le tenía mucho cariño a Keko (Sergio Berg), había mucha confianza y tenían una buena relación”.

Por eso dijo que le llamó la atención el trato recibido por parte de este tras la muerte de su padre: “No me saludó más, ni siquiera me dio el pésame”, afirmó Lucía. Durante la declaración de la joven rondó en el aire una pregunta que ninguna de las partes la concretaba en forma directa, y ésta era si se sospechaba de que Sergio Berg tendría alguna participación en lo que le había sucedido a su padre.

Sobre el particular, Lucía Cuéllar dijo: “La verdad es que no confío en nadie, todavía no puedo entender qué le hicieron a mi papá y a la señora y él se salvó. Uno siempre se pregunta cosas”, sostuvo.

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