Clase A, con todos los chiches, cincelados durante dos semanas de tensión lenta y constante, desde el mismísimo momento en que el empate de San Lorenzo y Estudiantes, y el mantenimiento de Lanús en la puja, pateó dos semanas la definición del Inicial, hasta hoy, a las 18.05; ajustar cronómetros. High definition. Sonido Dolby 5.1, formato panorámico 16:9, el utilizado en el cine. Para ver por tele, si es que el lector no es socio de Vélez o si no se trata del grupo de dirigentes, periodistas partidarios y allegados del Ciclón, que se ubicarán en la popu visitante. Para hacer el doble comando, pispeando también la suerte de Newell’s y el Granate. Para que los cuatro mejores equipos del torneo demuestren por qué llegaron en guardia al epílogo. Para que definan la corona o la tironeen en una final... Pero, teniendo en cuenta los hechos violentos (ver página 4-5), que sea en paz...

Y es en Vélez-San Lorenzo donde los focos elevan la intensidad lumínica. Por la rivalidad, porque es el encuentro que puede determinar un campeón, porque el CASLA lleva dos puntos de ventaja, porque Liniers se puso a tiro y ve cerquita la zanahoria. En el Ciclón trabajaron sobre todo en lo psicológico para borrar la sensación de endeblez en las definiciones. Tuvo su chance ante el Pincha, y con el punto la postergó. Arrastra el grillete de la Copa Argentina que le arrancó Arsenal. Por eso, el Pipi Romagnoli reunió al plantel el viernes y, desde la experiencia, arengó. Y hubo una promesa velada en conjunto: agotar los recursos en pos del título. El cuerpo técnico obró en consecuencia durante la vigilia. Hizo cirugía con los ingresos de Cetto, Ortigoza y Ruiz. La primera semana intentó aflojar tensiones, la segunda, desde la intensidad del profe Richino, poner el físico al taco. Y la concentración. “Hay que estar atentos, vamos, no puede volver a pasar lo de Catamarca”, se lo escuchó decir en algún tramo de la preparación. Para refrendar la jerarquía del duelo que se viene: por las elecciones, San Lorenzo se entrenó ayer en el predio de AFA en Ezeiza. Allí, a la vista de un tal Lionel Messi, que hacía su rutina en el gimnasio, la escuadra de Pizzi realizó trabajos tácticos y pelota parada. Otro que merodeó fue Alejandro Sabella, técnico de la Selección, al que se lo vio charlando un rato con el manager Bernardo Romeo. Boedo quedó concentrado en el Hotel Intercontinental (Moreno al 800), donde hoy a las 14 habrá un banderazo en apoyo al plantel.

Y el Fortín, con la fusta, ganó cinco de los últimos siete partidos (sólo empató ante Quilmes y River), y azuza con la experiencia en las definiciones. Es verdad, su mediocampo exhibe un tinte juvenil, pero el impulso pujará por imponerse. Alta, altísima definición del Inicial. HD, el 15D.