Los Hermanos Maristas cumplen 90 años de educación cristiana en la ciudad

Los Hermanos Maristas cumplen 90 años de educación cristiana en la ciudad

En 1924 un grupo de religiosos de la provincia española de León funda en Pergamino un colegio primario. En un principio la casa de estudios se estableció en Dorrego 526, dictando clases solamente a varones desde 1º a 4º grado.

Con un predio que abarca 13,5 hectáreas y una matrícula de 1.355 alumnos, producto de la elección de 850 familias, el Colegio San José de los Hermanos Maristas transita un ciclo lectivo muy particular: durante este 2014 se cumplen 90 años de la llegada de los hermanos a nuestra ciudad. Lejos en el tiempo, aunque cerca en el recuerdo de todos quedó 1924, cuando un grupo de religiosos de la provincia española de León funda en Pergamino un colegio primario, que en un principio se estableció en Dorrego 526, dictando clases solamente a varones desde 1º a 4º grado. En 1928 el Colegio se trasladó a 11 de Septiembre 580, predio que tenía salida por calle General Paz y que recibió nuevas anexiones de terrenos lindantes. El crecimiento de la institución no detenía su marcha y crecía en prestigio hasta 1945, cuando producto de una circunstancia ajena a la voluntad de los hermanos (las secuelas de la Guerra Civil española) provocó el cierre del mismo. Las comunidades educativas en Europa habían quedado diezmadas y se requería el retorno de los religiosos para atender los establecimientos, cada vez más poblados de niños en situación de orfandad y escasez. El 2 de febrero de 1946, con honda emoción y tristeza, se realizó la ceremonia de despedida de los hermanos. Pero la semilla estaba sembrada y serían los propios exalumnos y sus familias quienes no cesarían en las gestiones hasta lograr recuperar para Pergamino esta opción educativa y de formación humana.

Pasarían 20 años hasta que la presencia Marista volviera. Para el funcionamiento del nuevo colegio se adquirió la propiedad de la Acción Católica situada en 11 de Septiembre 844, donde funcionara el Colegio Parroquial Pío XII y que hoy es sede del Conservatorio de Música “Juan Carlos Paz”. 

El ciclo lectivo de 1967 recibe a los primeros alumnos secundarios, completándose la oferta educativa y perfilando la necesidad de crecer ediliciamente. Además, en 1976 se incorporan las mujeres como alumnas de la institución. Por eso en 1979 se inician las obras de construcción del actual colegio. 

El nuevo establecimiento, de más de 7.000 metros cuadrados, tres plantas y subsuelo se constituye en el más moderno que los Hermanos Maristas dirigieran en el país. Después de sólo 15 meses de construcción, el edificio quedó terminado. Paulatinamente la comunidad educativa fue trasladándose al flamante predio y estrenó sus instalaciones durante el ciclo lectivo de 1981, al tiempo que la Asociación de Padres de Familia adquiere un terreno lindante, de siete hectáreas para la construcción del campo de deportes. El jardín de infantes pasó a funcionar a las dependencias de 11 de Septiembre 844 con salida por General Paz, pero en 1986 se comienzan las obras para trasladarlo también al predio de avenida Champagnat, junto al edificio que ocupan el nivel primario y secundario. Esta vez, debido a la situación económica del país, la construcción demandaría mucho más tiempo -nueve años-, con algunas interrupciones e innumerables actividades organizadas por la Asociación de Padres para recaudar los fondos para concluirlo. 

 

Actualidad de la Congregación

El San José de Pergamino es una de las muchas obras de la Congregación de los Hermanos Maristas, que está presente en más de 75 países. Está organizada en “Provincias”; la que corresponde a nuestra ciudad se llama Cruz del Sur. El hermano provincial es Horacio Bustos, que inició su labor docente en el Colegio local en la década del 80 al frente de los sexto grados, y el vice provincial es el hermano Juan Ignacio “Juancho” Fuentes, que también generó fuertes lazos con la juventud pergaminense durante los años que coordinó el movimiento pastoral Remar (Renovación Marista) a nivel nacional. Antiguamente el mapa de Argentina se dividía diagonalmente en dos para los Maristas, en Provincia de Córdoba y Provincia Río de la Plata. Hoy todo el país integra la Provincia Marista Cruz del Sur, que incluye también las obras de Uruguay y Paraguay. Actualmente muchos colegios ya no cuentan con la presencia de los hermanos; el establecimiento local es uno de los pocos que tiene la gracia de contar con una comunidad de cuatro: hermano Aldo Gamalero, hermano Marcelo Basgall, hermano Adrián González y hermano Carlos Garola. Cada uno cumple su rol: el de superior de la comunidad (hermano Aldo), animación vocacional (hermano Marcelo Basgall), presencia, acompañamiento, colaboración en la administración (hermano Adrián y hermano Carlos, que además cuida con mucho esmero y dedicación los jardines del Colegio).

 

Futuro de los colegios

Por una realidad que se replica en otros ámbitos del catolicismo, del no ingreso de nuevos postulantes a la vida religiosa, la obra Marista se está encaminando desde hace un tiempo hacia la misión compartida entre hermanos y laicos. Cabe recordar que los hermanos no son sacerdotes sino religiosos con voto de castidad, pobreza y obediencia y un sello distintivo: todos tienen formación como maestros. Es que desde la fundación por parte de San Marcelino Champagnat hasta avanzado el Siglo XX, las clases eran dictadas por ellos mismos. Paulatinamente los puestos docentes fueron ocupados por laicos, quedando los hermanos a cargo de la dirección de los establecimientos. Pero en la década del 90 la realidad marista cambió de manera contundente por dos motivos: por un lado no eran suficientes los religiosos, y por otro, en el XIX Capítulo General (órgano colegiado de toma de decisiones), se gestó la idea denominada “Volver a las fuentes”, esto es a la educación en ciencia, fe y valores de los más necesitados, aquellos con los que empezó su labor el padre Champagnat. Pero no por eso se cerrarían los colegios existentes sino que se decidió no inaugurar nuevos y en su lugar destinar los recursos económicos y humanos (los hermanos) a las obras solidarias. Desde entonces los colegios pasaron a tener comunidades educativas mixtas. Por eso en algunos colegios ya no hay hermanos y en cambio se elige y forma a laicos que puedan continuar construyendo el sueño de Marcelino Champagnat: “formar buenos cristianos y honrados ciudadanos”. De todos modos, los hermanos siempre están atentos tanto a la formación profesional de sus educadores como a la profundización de la fe y el carisma en ellos mediante retiros y encuentros en distintos lugares del país. De esa forma se garantiza a las familias la continuidad de la formación en los valores maristas. Esta es la manera que encontró la Congregación de seguir presente y vigente en el mundo a casi 200 años de su creación, ocurrida el 2 de enero de 1817 en el caserío llamado La Vallá, del departamento del Loira en Francia.

 

Centro Misionero 

El Colegio San José históricamente y por cercanía “amparó” al barrio Otero en sus necesidades materiales y espirituales. Luego se poblaría lo que hoy es la Villa San José y la mano extendida de alumnos y comunidad llegaría también hasta allí. Toda esta labor de años tomó cuerpo en la construcción del Centro Misionero Marista “Nuestra Buena Madre” que atiende las necesidades de estos barrios, prestando apoyo escolar y merienda; acuden diariamente más de 100 niños. La coordinadora es Belén Cerruti, que trabaja con un conjunto de educadores que acompañan a los niños en sus aprendizajes. Para esto mantienen contacto con las escuelas a las que asisten los niños para un mejor seguimiento de sus avances. Cuenta también con voluntarios y jóvenes de la Pastoral Juvenil del Colegio. Además las familias responden generosamente a cubrir las necesidades que surgen a diario. 

 

Pastoral

“Hay un equipo formado por referentes de cada nivel y una coordinadora. También un grupo de Pastoral Juvenil y un sacerdote capellán. Acompañamos a nuestros alumnos y sus familias en su camino de fe. Tenemos la alegría de poder administrar los sacramentos de la Reconciliación, Eucaristía y Confirmación” en el establecimiento, refirieron los responsables de la casa de estudios explicando la formación religiosa que se ofrece.

 

 

Celebrando el aniversario 

 

Laura Milei, directora general del establecimiento, comentó que al iniciar 2014 se propusieron que fuera un año diferente para celebrar los 90 años de presencia Marista en Pergamino. “En febrero convocamos a todos aquellos que quisieran pensar con nosotros cómo hacer de este año algo distinto; se acercaron exalumnos, docentes actuales y otros que ya se jubilaron, padres, directivos y alumnos. De ese encuentro resultó un camino de festejos a lo largo del año. Así fue que en el marco de los 90 años celebramos la Santa Misa en honor a San José, nuestro patrono, el 19 de marzo, y continuamos con la fiesta de San Marcelino Champagnat el 6 de junio, con una procesión y misa; realizamos un concurso previo de ideas para confeccionar el logo de los 90 años”, detalló. El 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen –que además es la fiesta patronal del Instituto Marista-, también fue diferente: la mañana del viernes encontró a la comunidad educativa en una jornada de intensa actividad, muy a tono con las necesidades que plantea la época: “Dedicamos una parte de la mañana a trabajar con un documento elaborado por un equipo asesor provincial sobre un protocolo para la protección de la infancia. Contamos para ello con la presencia del hermano vice provincial, Juan Ignacio Fuentes; luego de esta presentación celebramos la Santa Misa en la Capilla Nuestra Señora de la Asunción, que en los 80, fue levantada por alumnos, exalumnos y padres maristas”, agregó.

En la misma línea anticipó que continuarán celebrando “esta gracia de poder trabajar  por el sueño de nuestro santo fundador, Marcelino Champagnat con un evento familiar hacia fin de año”.

La comunidad Marista de Pergamino vive este aniversario con enorme compromiso y alegría. “Para nosotros los Maristas es María quien nos inspira en nuestra forma de ser y de actuar y como educadores queremos llevar a la práctica el pensamiento de Marcelino: ‘Para educar a los niños hay que amarlos, y amarlos a todos por igual’. El amor es el que guía la tarea en un hacer cotidiano muchas veces anónimo y siempre desinteresado, dotado de un enorme compromiso social”, refirió Milei.

“Las puertas de nuestro colegio siempre están abiertas para los que pasaron por nuestras aulas y hoy regresan trayendo a sus hijos que hoy son nuestros alumnos; también a los que vendrán, les abrimos nuestras puertas para que sean parte de esta gran familia Marista”, invitó la directora. 

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