La herencia de un premio nobel despierta una áspera disputa

Se trata de la estancia El Carmen, en el departamento Las Colonias. Fue propiedad de Carlos Saavedra Lamas. La puja es entre una ONG y un peón rural, asesorado por abogados de Santa Fe

Una fuerte disputa judicial se lleva adelante en los tribunales esperancinos, vinculada a la posesión de una estancia que fue propiedad del Premio Nobel de la Paz, Carlos Saavedra Lamas, diplomático premiado en 1936 por su mediación en el conflicto entre Paraguay y Bolivia para finalizar lo que se conoció como La Guerra del Chaco. La controversia actual se da entre un peón rural y la ONG ambientalista Fundación Vida Silvestre.

Todo comenzó en 2011, cuando falleció Carlos Roque Saavedra Lamas, hijo del Premio Nobel. El difunto no dejó herederos directos de la estancia donde vivía, ubicada en jurisdicción de San Mariano, departamento Las Colonias, a unos 65 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. La propiedad en cuestión tiene aproximadamente unas 2.500 hectáreas, enclavadas en una zona donde el precio de la tierra es elevadísimo por su valor productivo: una hectárea puede costar hasta 20.000 dólares. En vida, Carlos Roque dejó esta estancia como herencia a la ONG ambientalista Fundación Vida Silvestre, con sede en Buenos Aires. Al momento del fallecimiento, la entidad quiso hacerse del bien, pero no pudo concretarlo. Desde Vida Silvestre aseguran que esto no pudo hacerse porque un hombre llamado Hugo Aníbal Gómez se los impidió. Según la ONG, Gómez fue empleado de El Carmen, pero ahora manifiesta ser el propietario del campo y las construcciones allí existentes. A tal fin esta persona abrió una demanda por usucapión, mediante la cual reclama la propiedad de la estancia, de la que no tiene título, pero en la que dice que vivió como si fuera su dueño durante más de 20 años. Lo asistieron los abogados Raúl Antonio Freyre Iturraspe y su prima María del Corazón de Jesús Iturraspe Freyre, ambos de la ciudad de Santa Fe. UNO dialogó con representantes de Vida Silvestre, quienes presentaron documentación mediante la cual se intenta demostrar que Gómez no es dueño, sino que fue empleado de la estancia. Entre otros papeles a lo que este medio tuvo acceso, se exhibieron recibos de sueldo supuestamente firmados por Gómez que constatan que trabajó para Saavedra como empleado. La ONG también dice que Gómez y sus asesores solicitaron al Senasa el otorgamiento de un Renspa (Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios), medida que le hubiera permitido tener la propiedad del ganado vacuno que se cría en la estancia. “Sin embargo, el organismo rechazó dicha solicitud ya que Gómez no reunía los requisitos legales correspondientes para tal fin”, afirman los ambientalistas. Vida Silvestre presentó una denuncia penal por usurpación contra la otra parte. Pero la cosa no terminó allí: Gómez desistió de la primera presentación y realizó otra, también por usucapión, pero esta vez a nombre de su cónyuge. Y hay más: Vida Silvestre también acusa a la contraparte de arrendar un pedazo de la estancia y ya realizó denuncia por abigeato agravado (robo de ganado), ya que cuando Saavedra falleció, la estancia tenía 1.300 vacas, pero cuando personal del Senasa se presentó para vacunar a los animales contra la aftosa faltaban más de 200, según cifras difundidas por la ONG. “Es inédito recibir este tipo de legado. Por lo tanto, tenemos una gran responsabilidad en honrar a la voluntad del señor Saavedra. Por este motivo, Vida Silvestre decidió asumir un rol más activo poniéndose a disposición de la sucesión”, afirmó Diego Moreno, director ejecutivo de Fundación Vida Silvestre y agrega: “Es una contribución muy importante para que nuestra fundación pueda continuar con el trabajo que hacemos desde hace 37 años, conservando las riquezas naturales de la Argentina”. Las causas se encuentran en manos de la fiscal de Esperanza, Clelia Trossero. Se espera que con el correr de los días, haya algunas definiciones.

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