"Que no haya odios, que no haya peleas"

"Que no haya odios, que no haya peleas"

En su primer mensaje directo a los argentinos el papa Francisco se dirigió por teléfono a las 50.000 personas que aguardaban en el centro porteño su misa inaugural; pidió diálogo, dejar de lado la envidia y que no se olviden de él

Por Silvina Premat |

Justo en la mitad de la noche, cuando el sueño y el frío amenazaban con debilitar la intención de mantenerse despiertos, la voz de su ex arzobispo despabiló a los miles de jóvenes que participaban de la vigilia en la Plaza de Mayo.

La música se cortó de golpe y por los micrófonos se escuchó la voz de Jorge Mario Bergoglio. "Hola, hola...". Eran cerca de las 3.30. "El Santo Padre está en la línea", dijo el sacerdote Juan Isasmendi, quien casualmente estaba sobre el escenario presentando un video del Hogar de Cristo, el programa de la Vicaría para las Villas de Emergencia de acompañamiento a consumidores de paco, que tanto ayudó el ex arzobispo de Buenos Aires.

Después de agradecer las oraciones que estaban elevando por él, Francisco les pidió a los jóvenes "un favor": caminar juntos, cuidarse los unos a los otros, cuidar la vida, la familia, la naturaleza, los niños, los viejos.

"Que no haya odio, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, vayan creciendo en el corazón y acérquense a Dios", dijo en otra parte del mensaje que se convirtió en las primeras palabras que el flamante Papa dirige a la Argentina.

La llamada del Pontífice tomó por sorpresa a todos en la Plaza de Mayo, incluidos los organizadores que, si bien sabían que tenía la intención de llamar en algún momento, no estaban seguros de que podría hacerlo faltando tan pocos minutos para la misa solemne de inicio de su papado. Y fue, para muchos de los jóvenes, "lo mejor de la noche".

Nicolás Gallo, de 20 años, un salteño que está en Buenos Aires estudiando en la universidad, sintetizó la opinión también de otros presentes que luego fueron consultados por LA NACION: "Recibir su llamado fue lo mejor, porque nos llamó y por las cosas que dijo; fueron palabras muy personales".

Un mensaje dirigido a cada uno y a todos en conjunto. "La dimensión de lo personal rehuye todo espíritu épico, toda autosuficiencia y con sus palabras desdramatiza la responsabilidad personal para inscribirla en el campo del encuentro con los otros", planteó más tarde el ensayista Santiago Kovadloff al arriesgar "una interpretación laica" de las palabras del Papa.

"En primer lugar lo que les dice a los jóvenes es que no hay manera de que la religiosidad tenga sentido si no es a través de una vida de interdependencia solidaria con el prójimo donde el afianzamiento de la propia fortaleza no se produzca mediante la descalificación del otro", afirmó Kovadloff que, por otra parte, considera "un milagro" la elección de Bergoglio como Papa. "Está invitando a la interdependencia, en desmedro del aislamiento, y a la integración como el único modo de cuidar la propia vida y de darle un sentido humanista", agregó.

¿Fue un mensaje dirigido a bajar los decibeles de agresividad que se viven en la Argentina? "No lo orientaría en ese sentido, sino más bien al momento espiritual que estamos viviendo, que no tenemos que desaprovechar, y que supone una actitud de vida diferente", respondió a LA NACION el padre José María "Pepe" Di Paola, uno de los sacerdotes que mantiene una estrecha relación con Francisco y que ayer estuvo en la Plaza con un grupo de villeros.

"Creo que el Papa se da cuenta de que estamos en un momento espiritual muy importante para todo el mundo, pero más para la Argentina. Lo importante es que tomemos conciencia de que tenemos que aprovechar este momento si bien la elección recayó en él. Este momento espiritual supone tomar al otro como un hermano y no caer en divisiones, sino más bien buscar los puntos en común que tenemos entre todos los argentinos", dijo Di Paola.

"Dio un mensaje de fraternidad y se lo escuchaba muy sentido. Él estaba escuchando el rebote de sus palabras en los chicos, en la Plaza", dijo Isasmendi. Ese sacerdote, además, fue quien le hizo la única entrevista radial en la que Bergoglio cuenta intimidades de su historia vocacional. Ese diálogo, de noviembre pasado, fue durante un programa de la radio de la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, de la villa 21-24, de Barracas, la FM 96.1, y puede escucharse en YouTube.

Del Papa a los argentinos

El mensaje del Pontífice a los miles de fieles congregados en la madrugada de ayer ante la Catedral Metropolitana

"Hola. Gracias por estar rezando. Gracias por las oraciones, las necesito mucho. Gracias por haberse reunido a rezar. ¡Es tan lindo rezar! Porque es mirar hacia el cielo, mirar a nuestro corazón y saber que tenemos un Padre Bueno, que es Dios. Gracias por eso..."Les quiero pedir un favor: caminemos todos juntos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño; ¡cuídense! Cuiden la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odio, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, vayan creciendo en el corazón y acérquense a Dios..."Dios es bueno, Dios siempre perdona. Dios es Padre... acérquense siempre a Él. Que la Madre los bendiga mucho y, por favor, no se olviden de este obispo, que, aunque está lejos, los quiere mucho: recen por mí. "Por la intercesión de Santa María, siempre Virgen y del ángel guardián de cada uno, el glorioso patriarca San José, de Santa Teresita del Niño Jesús y los santos protectores de ustedes, que los bendiga Dios Todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo." .

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