Hartos de la grieta...

Por: Pablo Salgado.

Luego de la multitudinaria marcha en homenaje al Fiscal Alberto Nisman, leyendo los tweets de Alex Freyre y Patricia Bullrich, reaparece el cansancio por la violencia verbal innecesaria, y las permanentes lecturas absolutas y soberbias. Blanco o negro. Una única verdad, un solo camino. Y la anulación del otro, del que piensa distinto...

Es cierto que hay condimentos políticos en la manifestación. ¿Que acto de un poder del Estado no lo tiene? Es verdad que aparecen siempre actitudes desestabilizadoras. ¿Hay que responder siempre con más virulencia y agresividad?

Creo fundamental hacer una "disección" sobre el reclamo realizado. Aníbal Fernández o Graciana Peñafort, reconocida abogada hoy en el Ministerio de Defensa, separaron con sus declaraciones el componente político-corporativo-oposición-justicia, del dolor de madre, mujer e hijas por la pérdida de un ser querido en circunstancias todavía a investigar.

¿Todos los que marcharon son golpistas? ¿Todos disfrutarían con una renuncia o el desfile de Cristina por los tribunales? Es muy probable que la gran mayoría, aproximadamente medio millón de personas, si sumáramos las manifestaciones en todo el país, no se exprese en las elecciones a favor del gobierno, pero seguro aparecerán aquellos pragmáticos que, tomando a la economía como eje principal, y mirando la desorientación e indefinición de la oposición en propuestas y candidatos, tome el camino de la continuidad. Con cambios inevitables. Porque Scioli, y también Randazzo, han entendido que lo que venga no podrá crecer si se continúa con la estrategia de ahondar la grieta.

¿Y cual es esa grieta? Tiene límites bien definidos. Por un lado, un nucleo duro dentro del nucleo duro, que no permite siquiera un espacio a la autocrítica. Cristina es perfecta, infalible, única, irreemplazable. En el otro lado, los que levantan carteles agresivos contra la "kretina", los que no la soportan ni aguantan nada que tenga "sabor" a kirchnerismo: Sea un plan social, una compu del conectar igualdad, la inauguración de una obra con el nombre de Néstor, el Fútbol para Todos, o un documental de Encuentro o el mismísimo Zamba, el dibujito de Paka Paka.

Como notarán todos, la grieta es amplia, gorda, diversa, inmensa. Y dentro de esa grieta, millones de personas, hartas de sentirse en la obligación de adorar al dios TN o a 678. Y nada en la vida o la política es blanco o negro. Es siempre necesario tener postulados clave bien claros. Así como los cristianos podemos decir: "Estoy con vos en todo, menos en el pecado", en estas cuestiones de la actualidad y la política aparecen algunas líneas de valores básicos: Democracia, igualdad, solidaridad, opción por medidas que prioricen mejorar la calidad de vida de los que menos tienen, transparencia en los actos de gobierno, etc.

La muerte de Alberto Nisman es una tragedia, un suicido, o un magnicidio. Para los que necesitan direccionar culpas, si crece la hipótesis de suicidio, automáticamente agregan aquello de "suicidio inducido", como si todo suicidio no lo fuera...

Conversaba con abogados muy críticos al gobierno, y off the record reconocían que en líneas generales, la labor de la Fiscal Viviana Fein en la investigación es adecuada. A la hora de la verdad, muy pocos en su sano juicio creen realmente que Cristina, Timerman, Larroque o D´elia hayan llevado a cabo maniobras para encubrir el atentado. 

Lo que sí debe entender el gobierno de una vez, y para beneficio propio, es que no se puede andar por la vida las 24 horas atacando, denostando, marcándole errores del pasado, a todo aquel que se exprese diferente. Termina generando el efecto contrario. A los golpistas y desestabilizadores, hay que aislarlos a fuerza de logros, anuncios y obras. Pero a todos aquellos ciudadanos que no están en los márgenes de la grieta, hay que invitarlos al diálogo y la reflexión, pero sin levantar siempre el dedo pontificador, desde el atril, para exponer sus equivocaciones.

Por el lado de la oposición, la gente se da cuenta, no come vidrio, y advierte con claridad que hay desorientación, falta de ideas y propuestas concretas, y que a algunos, los obnubila el odio y la impotencia. Ya no es tiempo de colgarse de sotanas, corridas financieras, crisis foráneas, fallos de la justicia, para ganarle a un proyecto. Es cierto que algunos están cansados de la dinámica K y la verborragia, pero hay millones que en silencio, pensantes y prácticos, votarán continuidad ante la falta de propuestas del otro lado. Y esas faltas no son culpa de Cristina, allí también debe aparecer en su plenitud la autocrítica. Cerrando febrero, no se sabe si la oposición va a ir toda junta, si UNEN se une o desune, si el radicalismo se divide en varias líneas, si el Frente Renovador y el PRO juegan juntos o separados. Y de ideas, plataforma de gobierno, alternativas, nada. Nada de nada...

Todo esto se da en un marco no habitual para el país. Siempre en Argentina la economía mostró los síntomas de los problemas políticos. Tomaba frío la política y empezaba a estornudar la economía. Hoy eso no ocurre. Comenzó el 2015, ganándole a intentos de golpes financieros en diciembre de 2014, dejando en un segundo plano a los fondos buitres, cerrando acuerdos históricos con potencias como China, liberando fondos para seguir pagando, buscando alternativas y planes para reactivar la industria, manteniendo paritarias, creciendo en reservas, aumentando la actividad económica puertas adentro, con un verano con mucho turismo y consumo. Indudablemente, el equipo Kiccilof-Vanoli-Giorgi-Costa ha logrado objetivos impensados meses atrás, y mantiene una desocupación del 6,9%, una relación deuda PBI del 11%, de las más bajas del mundo, y más de 32000 millones de dólares de reservas. Y como si fuera poco, aquél dólar de casi $ 17, hoy se ubica por debajo de 13. Falta que los formadores de precios trasladen esa baja a los productos, ya que primero aumentaron por sus expectativas hacia el blue, y ahora deben bajarlos, no se hagan los arrancados green, que nosotros nos vamos a poner red, y si no consumimos, se las verán black.

Volviendo al tema de la grieta, todos tienen deudas para con los ciudadanos. El gobierno tiene la obligación de achicar la brecha, aislar y separar a aquellos que como Freyre, que pueden ser totalmente secundarios, provocan desde las redes sociales y generan efectos adversos. Al mismo tiempo debe revisar su forma de comunicación, transparentar sus actos de gobierno y abrir canales de diálogo genuino con la oposición. Y ésta, tiene que entender que es hora de ponerse los pantalones largos, no bombardear todo lo que haga el gobierno, definir planes y contra propuestas, con claridad, y haciéndose cargo de, que si no va a cambiar el rumbo de algunos logros actuales, lo diga y lo ponga en palabras. Será fructífero y positivo para ellos, y para la ciudadanía también.

Que lo ocurrido sirva para entender que, si detrás de esta muerte hay sectores de los servicios de inteligencia, justicia, poder político y económico involucrados, la resolución total del caso beneficiará a todos, gobierno y oposición, a los que están en el poder y a los que vendrán. 

Meter mano al área de inteligencia de un país nunca fue fácil, hay que ver el caso de Hoover en los Estados Unidos por ejemplo. Por eso debe ser una movida conjunta. Todos los diputados deben  sentarse, dar quorum y debatir un nuevo marco para los servicios de inteligencia en Argentina.

Quizás este hecho y estos desafíos sean la materia prima para buscar reencontrarnos en el diálogo. Terminar de romper lanzas, puentes, diarios, por más razón que se pueda tener, esa no termina siendo la forma más productiva. Terminar con los mensajes amenazantes, al estilo Laura Alonso, avizorando un desfile presidencial por los tribunales desde el 11 de diciembre. La clase política toda sin distinciones es la que tiene la responsabilidad de achicar la brecha. No hay un solo inocente. Todos han contribuido a ensancharla. Ya no es tiempo de buscar, como los chicos, quien empezó primero. 

Den ustedes los políticos, un primer paso, claro y sincero. Y luego acompañará el pueblo. Si entre todos podemos, a pesar de las diferencias, que pueden ser muchas y fuertes, achicar ese brecha, dialogar y debatir, vaciarnos y escuchar, disentir sin agredir, habremos ganado todos. 

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