Hace un año que la policía bonaerense no se entrena ni se capacita

Hace un año que la policía bonaerense no se entrena ni se capacita

Preocupante panorama de la fuerza provincial en nuestra ciudad.

Redacción de La Nueva. / info@lanueva.com

   “La policía de la provincia de Buenos Aires está lejísimos de los estándares de seguridad", reconoció hace algunos días el ministro de Seguridad Cristian Ritondo. Y razón no le falta. Mientras la administración Vidal avanza en una profunda reforma administrativa y de auditoría y control de la fuerza, para lograr una mayor transparencia, aún existe una clara falencia en un aspecto básico para la prevención y la represión del delito: la capacitación y el entrenamiento de los uniformados que están en la calle, para darle combate a los delincuentes, está en las antípodas del ideal. Es más, hoy prácticamente no existe.

   Desde hace un año, unos 3.000 policías bonaerenses de Bahía Blanca y la región no tiran ni un solo tiro de práctica, no realizan pruebas físicas, ni de cómo intervenir en un operativo ni de actualización de protocolos, como por ejemplo en los casos de violencia de género.

   Cuatro policías de distintos rangos y reparticiones y un referente gremial de Mar del Plata le confirmaron a “La Nueva.” este preocupante panorama, que supuestamente se replica en toda la provincia.

   “Si vos sos chofer profesional y dejás de trabajar durante un año, no te olvidás de manejar pero seguramente perdés cierta coordinación y naturalidad en la acción. Imaginate con un arma”, graficó uno de ellos.

   Y muchos efectivos egresaron con un promedio de apenas 10 disparos durante la instrucción. Esto fue dicho por el ministro a mediados de este año, cuando anunció una inversión de 35 millones de pesos en polígonos virtuales que, al menos a Bahía Blanca, nunca llegaron.

   Todas las fuentes mantuvieron reserva por estar “en juego” sus puestos, aunque coincidieron casi sin matices en el grave diagnóstico.

   Ritondo también había prometido chalecos antibalas para todos antes de fin de año, aunque esa medida, hoy al borde del último mes de 2016, todavía no se cumplió. Aún se mantiene en algunas seccionales el sistema de “chaleco caliente” (un agente que termina el turno se lo quita y lo entrega a su colega ingresante) y otros siguen usando protectores golpeados y hasta vencidos, siendo dudosa la prestación de las fibras poliaramídica internas que sirven para amortiguar los impactos de bala.

 

“Nunca antes nos había pasado”

   El Centro de Entrenamiento Policial funciona en el mismo edificio que la Escuela de Policía, en Undiano y Chile. Desde hace un año que no tiene actividad porque el personal en servicio no recibe capacitación. En la actualidad solo se dedican a realizar un diagnóstico de más de 200 efectivos de la Policía Local.

   “Se suspendió toda la instrucción teórico-práctica. Nadie nos dijo por qué, pero desde que asumió este gobierno no se da. Nunca antes nos había pasado”, reconoció uno de los voceros, quien estimó como razón probable que entre las prioridades políticas “está lo más visible”.

   “De todas maneras, esto no es visible pero sí elemental. La capacitación debería ser uno de los pilares de una fuerza de seguridad. La Metropolitana, por ejemplo, entrena a su personal 2 veces al año”, agregó.

   Hasta 2015, cada uno de los policías de Bahía y la región (no solo se incluye esta departamental sino también la de Coronel Suárez) recibía al menos una semana de entrenamiento, consistente en pruebas físicas, de coordinación y defensa, tiro, manipulación de esposas, protocolos, marco legal y controles de todo tipo. Hoy ya no.

“Hay balas solo para el cargador”

   De estar habilitada la práctica de tiro, tampoco se podría dar de manera conveniente porque no les envían municiones para ese fin. “Solo tenemos balas para el cargador”, reconoció uno de los policías consultados.

   “La práctica con el arma no serviría solo para tirar, sino también para desenfundar y enfundar en casos de emergencia y también para su limpieza”, sostuvo otro.

   Sí se están cambiando las armas, al menos en algunas divisiones. “Los hombres reciben Bersa Thunder 380 y las mujeres, Mini Thunder”, confirmó un agente, aunque insistió con que “tenemos pocas municiones y algunas veces nos entrega la Municipalidad”.

   Un oficial de calle reconoció que les “mandaron chalecos usados, con talles chicos y grandes, por lo que no pudimos elegir y agarramos el que nos tocó”.

   “La Policía Local tiene chalecos nuevos, que son livianos y cómodos. En cambio los nuestros son pesados e incómodos”, agregó.

   En relación al diagnóstico de sus colegas, ratificó que “no nos dan municiones” y que “casi no tenemos prácticas de tiro”. “Hay pibes que no tienen idea de cómo se usa un arma. No saben cómo cargar una escopeta”, advirtió.

   Otro efectivo perteneciente a una unidad descentralizada (Caballería, Infantería y Traslado de Detenidos son algunas de ellas) aseguró que ellos no tienen chalecos nuevos y que están usando los mismos desde 2012.

   Durante un reciente acto en Lomas de Zamora, la gobernadora María Eugenia Vidal aseguró que cuando asumieron, 2 de cada 3 policías no tenían su chaleco antibalas y que hoy esa proporción bajó a 1/3. Declaró que ya entregaron más de 20 mil en el año, aunque nuestro distrito estaría lejos del ideal en ese sentido.

 

Entre vestirse y... llegar a fin de mes

   Los policías provinciales deben comprarse el uniforme. Existen viajantes y un comercio de la zona céntrica (en la calle Donado) que lo venden. Todos los meses los agentes reciben en sus haberes unos 1.000 pesos destinados a gastos de mantenimiento y también para la compra de esposas. Sin embargo, la mayoría, a partir de los sueldos magros (el más bajo de escalafón apenas supera los 15.000 pesos), lo usa para vivir, con lo cual no lo destina a renovar la vestimenta. Un pantalón cuesta alrededor de 1.000 pesos y un par de borceguíes, 2.500.

   “Muchos incorporamos esa plata para vivir y compramos rop una vez al año”, explicó un oficial, sin dejar de advertir que para el personal de calle, por la exigencia, el desgaste del uniforme y los pertrechos es mayor.

   “El trabajo nuestro no es sencillo. Es distinto a los demás y el sueldo que tenemos no es equivalente al riesgo que conlleva”, dijo, horas antes de que el ministro Ritondo anunciara "un gran aumento" de sueldo para la fuerza, aunque sin dar otros detalles.

   Otra problemática de servicio surge del uso de los patrulleros y el combustible disponible. Para un turno de 24 horas, según dijeron los policías consultados, las unidades reciben 22 litros de nafta.

   “Tenés que parar porque sino no te alcanza para todo el día. Si no recorrés hay robos y la forma de evitarlo es patrullar. Si no tenés móviles o combustible es muy difícil”, reconoció uno de los consultados.

   Existen varios patrulleros dañados o accidentados que están en depósito, porque "no hay plata para repararlos", amplió.

Desde La Plata: Ninguna respuesta, más allá de los intentos telefónicos

   A partir de esta preocupante situación, la redacción de “La Nueva.”intentó obtener alguna respuesta oficial sobre el tema por parte de funcionarios del Ministerio de Seguridad bonaerense, aunque, al menos hasta el momento, los intentos resultaron estériles.

   En primera instancia se procuró contactar al titular de la Dirección Provincial de Formación, Capacitación y Evaluación, comisario mayor Gastón Ochoa.

   El funcionario, por intermedio de una secretaria, informó a este diario que no le correspondía realizar declaraciones al respecto y que la inquietud debía ser canalizada a través del área general de Prensa del ministerio.

   Desde ese sector, sí con buena predisposición, indicaron que las consultas iban a ser respondidas por el subsecretario de Planificación del Ministerio de Seguridad, Vicente Ventura Barreiro.

   De todas maneras, aclararon que, por cuestiones de agenda, la nota no podría hacerse hasta la semana que empieza hoy, con lo cual habrá que esperar para tener una respuesta

Desde la Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires admitieron que preocupa la falta de entrenamiento del personal de servicio, así como las condiciones de trabajo de los efectivos.

   Miguel Ángel Reynoso, secretario general de Apropoba, aseguró que "la carencia de recursos es notable".

   Desde 2001, Apropoba trabaja como si fuera un gremio policial. Su comisión está conformada por comisarios retirados y tiene sede central en Mar del Plata y más de 20 delegaciones, especialmente en el centro y norte de la provincia.

   “El panorama es más o menos igual en todos lados. La gente de Cambiemos ha recibido muy mal la provincia y los pocos anuncios que han hecho no los han podido concretar. Desgraciadamente los políticos repiten las recetas de los anteriores. Antes compraban un patrullero y lo iban paseando por distintos lugares. Es una mentira que deforma la imagen de la policía, porque la gente se pregunta, cómo, si le compraron tantos chalecos, tantos patrulleros, tanto personal y no vemos nada. Se sigue trabajando con las mismas carencias”, afirmó.

   En ese marco, sostuvo que las declaraciones de emergencia casi siempre “son tramposas” porque “hacen que alguien siempre haga buenos negocios”, al permitir las compras directas y no obligar a licitaciones. “A veces se compran cosas que no sirven o están incompletas”, admitió Reynoso.

“No hay un líder”

   “La desprofesionalización policial se está sintiendo fuerte. La política de (León) Arslanian (exministro de Seguridad) de nivelar para abajo, de que no tuvieran los cursos con las materias necesarias, ha llegado al extremo que hay dependencias que dan turnos para hacer una denuncia porque no todos los oficiales escriben las denuncias. Hay oficiales inspectores o principales que no saben redactar un acta o una denuncia. Eso es problemático. Antes había 3 o 4 que 'escribían', porque era un documento con valor legal, una pieza jurídica vital”, mencionó.

   A Reynoso y Apropoba les inquieta otra situación acuciante: los detenidos en las comisarías.

   “La policía ha vuelto a cuidar presos. Eso distrae al personal. Los grandes anuncios eran que nunca más iba a haber detenidos en comisarías y vemos que hay fugas en varios lados porque las dotaciones se han achicado a partir de las especializaciones. Tenemos policías para esto y para lo otro, pero se ha dividido tanto que los de Narcotráfico no combaten al robo, los de Cuatrerismo solo hacen eso y los de la Mujer son para la mujer. Todo así, se ha atomizado tanto que parecen fuerzas distintas. Pasa lo mismo con las fiscalías especializadas. En un tiempo la comisaría intervenía en todo y ahora no se sabe quién es el responsable cuando pasa algo. Eso llevó a una desorganización, no hay un líder y nadie responsable y, cuando la responsabilidad se diluye, las cosas nunca pueden salir bien”, opinó el hombre, que es padre de un efectivo que reviste en la dirección de Narcocriminalidad de Mar del Plata.

   También apuntó contra la falta de entusiasmo del personal a partir de lo que llamó “una verdadera anarquía de escalafones”. “Mientras algunos ascienden 2 veces al año, a otros les pasan 6 o 7 y siguen igual. No tiene que ver con el mérito o la antigüedad, es a dedo”, dijo.

   En el último Boletín Oficial de octubre del Ministerio de Seguridad, se nombró a Daiana Ganzero como directora de Análisis de Recursos. Es oficial inspectora pero cobrará sueldo de comisario mayor. “Eso es una burla para el que se capacita y se la juega en la calle. No tiene explicación y encima se lo publica”, afirmó Reynoso.

   Otra rareza -según el vocero- es el pase a retiro de personal que no estaba en condiciones por antigüedad,

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