No habrá Ley de Basura Cero sin políticas integrales

No habrá Ley de Basura Cero sin políticas integrales
El Gobierno porteño colocará contenedores en toda la ciudad el año próximo. De todos modos, no hay políticas integrales sino parches. Y si en 2014 no se completa el ciclo Basura Cero, habrá crisis.
En una equivocada decisión, el Gobierno porteño decidió que los responsables de separar los residuos reciclables y orgánicos serán los propios vecinos y no los recicladores urbanos en lugares determinados.

Está claro que es muy conveniente que los vecinos instalen en sus hogares tachos separados para residuos reciclables y orgánicos, pero el trabajo fino debe ser realizado por las cooperativas de recicladores, que ya existen, tienen instalaciones adecuadas y están capacitadas para realizar el trabajo.

Un problema a resolver en el caso del reciclado hogareño es: ¿qué hacer con la bolsa? No importa cuál de ellas. La respuesta de la Secretaría de Medio Ambiente y Espacio Público es que existen contenedores también diferenciados, al igual que los tachos, que esperan en su cuadra a los vecinos para que éstos depositen sus residuos.

Pero el Ministerio nunca resolvió el desconocimiento casi absoluto que poseen los vecinos sobre el tema de cuál es el contenedor pertinente. Nunca existió una campaña de difusión. Nunca se informó a los porteños cómo se utilizan los contenedores -en los que se mezclan todo tipo de

residuos, sólo por la ignorancia de los usuarios- para que cada bolsa vaya al lugar que se espera.

Nunca se instruyó a los chicos -que son los mejores portavoces de las medidas ecológica- para que les enseñen a sus padres a reciclar. ¿Es tan difícil enviar un instructivo a cada hogar junto con las boletas del ABL, de las Patentes y hasta de Ingresos Brutos? ¿Es posible enviar instructores a los colegios y darles charlas a los chicos para que sepan cómo es el mecanismo y que éstos obliguen a sus padres a utilizar el contenedor adecuado?

Si la única política fue instalar un centro MBT -de reciclado- en CEAMSE y luego colocar contenedores que no se sabe para qué sirven, es que

están faltando políticas de reciclaje. Además, los residuos llegan a este centro ya humedecidos, mezclados con la basura orgánica, y por lo

tanto, inutilizados para reciclar.

Los contenedores están bien. Separar los residuos es imprescindible. El trabajo de los casi heroicos recicladores es muy importante. Pero todos los recursos y todos los actores cumplen con su función en compartimientos estancos. No hay una política integral, que coordine los esfuerzos y los vuelva efectivos, que lleve a la ciudad a la posibilidad de cumplir en 2014 con los standards que establece la Ley de Basura Cero.

Tomar medidas heroicas sólo lleva a inversiones improductivas, políticas fracasadas y esfuerzos inútiles. No se puede colocar un contenedor sin otorgarle una función. Y si los vecinos no saben para qué sirve, echan dentro residuos húmedos y secos, es decir, orgánicos y reciclables, sin discriminar, anulando su utilidad.

Será bueno recordar que las autoridades de la Provincia de Buenos Aires exigieron que esa ley se cumpla, porque ya advirtieron que a partir de 2014 el volumen que supere lo establecido en ella será devuelto a la ciudad. Y si esto ocurriera no existe solución, por lo que el único camino es cumplirla.

La ley es la que lleva el número 1854, más conocida como Ley de Basura Cero. Fue sancionada en 2005 y estableció que en 2010 se debían enterrar en CEAMSE no más de 1.048.000 toneladas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), pero la Ciudad de Buenos Aires envió 2.110.122 toneladas, más del doble de lo acordado. En 2011 se enterraron 2.278.000, superando la cifra del año anterior, aún cuando ésta debería haber disminuido. Peor aún: en 2012 se enviaron a CEAMSE 2.153.777 toneladas, cuando la Ley 1854 establecía que debían ser 374 mil toneladas. Esta cifra, para dar una idea, significa casi seis veces más que lo estipulado.

El parámetro a imitar parte del volumen de basura enterrado en 2004, que totalizó 1.492.867 toneladas. A partir de esta cifra, las metas fijadas en la Ley 1854, de Basura Cero obligaban a una disminución del 30 por ciento de esa cifra en 2010 (1 millón de toneladas); de un 50 por ciento en 2012 (746 mil toneladas) y del 75 por ciento en 2017 (373 mil toneladas). En 2020 quedará prohibido enviar residuos reciclables a CEAMSE, que recibirá entonces sólo la basura orgánica, es decir, los desechos biodegradables.

El Artículo 6º de la Ley 1854 establece: A los efectos del debido cumplimiento del art. 2º de la presente ley, la autoridad de aplicación fija un cronograma de reducción progresiva de la disposición final de residuos sólidos urbanos que conllevará a una disminución de la cantidad de desechos a ser depositados en rellenos sanitarios. Estas metas a cumplir serán de un 30% para el 2010, de un 50% para el 2012 y un 75% para el 2017, tomando como base los niveles enviados al CEAMSE durante el año 2004. Se prohíbe para el año 2020 la disposición final de materiales tanto reciclables como aprovechables.

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