Aunque está de acuerdo con quitar el beneficio de los subsidios a quienes considera nunca debieron haberlo recibido, Héctor Polino, fundador y representante legal de Consumidores Libres, está ahora preocupado por clarificar cuál será el criterio rector que determinará quiénes seguirán siendo subsidiados y quiénes pagarán la tarifa completa.
-¿Era necesaria la medida en este momento?
-Quitar los subsidios a las empresas grandes, bancos, financieras, aseguradoras, bingos, hipódromos, casinos, empresas de telefonía celular, petroleras, por supuesto que está muy bien. Nunca se les debió haber otorgado un subsidio a la energía eléctrica, el gas natural y el agua potable. Está muy bien que se lo hayan quitado a 230.000 usuarios que viven en Puerto Madero, Barrio Parque y countries de todo el país. Nunca debieron haberlos subsidiado, y a muchos otros que tienen altísimo poder económico y continúan con la tarifa subsidiada, tampoco. El subsidio es un instrumento de política económica que se utiliza en determinados momentos para proteger a sectores sociales vulnerables que no tienen capacidad económica para acceder a servicios públicos esenciales.
-¿Cómo impactarán estas medidas en los consumidores comunes?
-Ahora viene la parte más complicada, que es cuáles serán los criterios para decir que tal usuario se hace acreedor a continuar con los subsidios y que a otros se los quitan. Quién es el que va a establecer esa línea divisoria a partir de la cual hacia abajo se mantienen los subsidios y hacia arriba se eliminan.
-¿Qué es más razonable, el criterio por zona, por consumo o por ingreso?
-Si es por zona, el problema es que en la misma cuadra hay usuarios con distintos niveles de ingresos. Propiedades muy nuevas y otras con 80 años de antigüedad. Y además, no siempre el que más consume tiene más poder económico. Porque los usuarios pobres viven en viviendas construidas con materiales de mala calidad y tienen artefactos eléctricos de mala calidad. Necesitan utilizar mayor cantidad de kilowatios hora o cantidad de metros cúbicos de gas, generalmente usan gas en garrafa. No sirve por zona y tampoco por nivel de consumo. Los pobres generalmente son numerosos de familia, y puede haber también familias adineradas que estén poco en su casa o que sean menos miembros.
-¿Cómo debería ser el sistema?
-Por lo que tengo entendido, barrios bien carenciados, humildes, creo que no se les va a mandar el formulario. Mantuve una reunión con los funcionarios de Aysa y con el ENRE. Son millones de formularios y millones de personas que van a contestar, y después eso hay que procesarlo. Eso requiere de mucho tiempo. Hay muchas cosas que todavía no están definidas. A mí me preocupan los criterios que se van a utilizar para decidir quién continúa con los subsidios y quién continúa con la tarifa plena.
-¿La medida tendrá un impacto fuerte en el bolsillo del consumidor?
-A los que le quiten el subsidio sí, estará en un promedio del 200%. Va a oscilar entre el 100 y el 300%.
-¿Esto modificará la pauta de consumo del usuario?
-Supongo que sí. Va a haber sectores sociales que tendrán serias dificultades para llegar a fin de mes si no se recomponen los salarios. Hay sectores de clase media, media baja y trabajadores en relación de dependencia que llegan justo a fin de mes.
-¿Está funcionando la renuncia voluntaria?
-Ha sido poca gente la que hasta el momento se adhirió al sistema de renuncia voluntaria, solamente 12.000 personas. Incluso han renunciado algunos a los que ya se les había quitado el subsidio, como el ministro de Economía, Amado Boudou, que vive en Puerto Madero.
-¿Cómo incidirá el recorte en el sector productivo?
-En las grandes empresas va a influir poco sobre la estructura de costos y no debería afectar los precios. En cambio, en la pequeña empresa puede incidir tanto en los costos como en los precios.
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