Gutiérrez, entre Moscú y Washington

Gutiérrez, entre Moscú y Washington

El futuro inmediato de Neuquén depende del mundo, más exactamente, de los dos países que fueron el eje del mundo en el siglo pasado: Estados Unidos, líder del occidente, y Rusia, meollo alrededor del cual se había armado la Unión Soviética, líder del oriente. Ambos países, desde cada mitad del mundo, armaron ese proceso complicado y tenso que habitó la humanidad posterior a la Segunda Guerra, y que desembocó en el capitalismo global que hoy domina.

A ese capitalismo global, con menores dudas ideológicas, acude Neuquén en una coyuntura también condicionada por la globalidad, porque de allí viene la caída en el precio del petróleo, el factor más concreto de la actual crisis financiera que atraviesa la provincia, hasta ahora comandada con habilidad por el gobierno de Omar Gutiérrez, aliado por conveniencia (y también por concordancia) con el nacional de Mauricio Macri.

Este lunes, técnicos de ambos gobiernos comienzan la negociación concreta con el Vnesheconombank, la entidad financiera rusa que había acordado financiar la construcción de la represa Chihuido I, y que después frenó esa asistencia observando con preocupación los dislates del gobierno de Cristina Fernández. Tras la asunción de Macri, y la misión que protagonizó en Moscú la canciller Susana Malcorra con el gobernador neuquino como acompañante destacado, el banco de Putin se avino a renegociar tasa de interés, monto total, plazos, en fin, todo lo que tiene que ver con los casi 2.000 millones de dólares que se necesitan para construir el emprendimiento multipropósito, más multipropósito que nunca. ¿Por qué? Lo dijo la propia Malcorra, aunque pasara un poco inadvertido: “Con Chihuido, tendremos agua suficiente para cuando llegue el momento de explotar a full los no convencionales de Vaca Muerta”.

Lo concreto es que la negociación que comienza esta semana podrá definir la construcción de la represa, ya licitada y adjudicada por el gobierno nacional, que –junto con el neuquino- pondrá la firma y las garantías necesarias ante el banco ruso de nombre impronunciable, con la intención de financiar no ya el 80 por ciento, sino el total del emprendimiento. Si se hace rápido, se podrá poner en marcha en la presente gestión, y producir de esa manera nada menos que unos 5 mil puestos de trabajo. Un impacto económico que viene muy bien en una coyuntura en la que prevalece el freno en las actividades, la prudencia, y con ella, el posible incremento del desempleo y el menor consumo.

Chihuido I, se sabe, es un emprendimiento que había sido postergado de alguna manera por el énfasis puesto por el gobierno anterior en las dos represas de Santa Cruz, que se habían bautizado con abierta demagogia como Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Esas represas, financiadas por capitales chinos, fueron frenadas por el actual gobierno. Están, ahora, congeladas, porque Macri quiere que los chinos pongan la plata en tres centrales nucleares nuevas. El freno a esas represas abre el camino para la que había perdido en las prioridades, que es precisamente Chihuido. Esta represa dará energía con recurso renovable, permitirá el riego, permitirá agua segura y cercana para los yacimientos de shale de Vaca Muerta, y además, garantizará la seguridad de buena parte del emporio petrolero que florecerá más temprano o más tarde, preservándolos –y a las poblaciones, claro- de eventuales grandes crecidas que puede protagonizar el indomable río Neuquén.

La otra mitad del mundo, Estados Unidos, tendrá un rol importante también para Neuquén en lo inmediato. Así como fue a Moscú, el gobernador Gutiérrez irá ahora al país de Barack Obama, con el panorama muy claro después de acordado el pago a los holdouts, después de la visita presidencial yanqui. Gutiérrez lleva todas las oportunidades de inversión, con un menú especial abierto en las energías limpias y renovables (más represas, parques eólicos, energía solar), en el obvio shale y tight gas de Vaca Muerta, en las oportunidades del turismo, en las posibilidades de la agro-industria; y además bonos garantizados por las regalías para colocar, en dólares, hasta poco más de 300 millones de dólares. Es posible que Gutiérrez no solo consiga inversores, o por lo menos intención de inversores, sino también dólares frescos para financiar las necesidades de su gestión para lo que resta del año y todo el año próximo.

Con el panorama claro en lo macro, el gobierno de Gutiérrez hará algo coincidente con el de Mauricio Macri. Así como el presidente del país presentó un paquete de medidas con contenido social, entre las que descolló el proyecto de ley para devolver el IVA en productos de la canasta básica a jubilados y subsidiados por el Estado, el gobierno de Omar Gutiérrez intensificará lo que para el MPN resulta más natural y conocido: las acciones de desarrollo social, que se podrán impulsar más decididamente ya medianamente esclarecido el horizonte económico-financiero del mediano y largo plazo.

Neuquén tiene mucho para hacer en este aspecto. El hospital Castro Rendón necesita un edificio nuevo, y esta inversión (grande) se hace cada vez más evidentemente necesaria. En la semana que pasó, otro desborde cloacal en plena sala de neonatología puso sobre el tapete estas urgencias.

La pobreza estructural argentina, que en Neuquén también se expresa, con dramatismo porque contrasta con la cara más alegre y hasta banal de la sociedad petrolera-estatal, es el gran desafío, y a la vez, la gran motivación para barrer con todas las dudas, y encontrar en el mundo lo que Neuquén no encontró durante una década entera agotada en mimos y arrumacos con una utopía anacrónica y reaccionaria.

Comentá la nota