La grieta entre los anuncios ambiciosos y las cuentas exprimidas

La grieta entre los anuncios ambiciosos y las cuentas exprimidas

Tanto en campaña como una vez que asumió, Arroyo planteó metas fuertes, pero sus palabras chocan con la realidad financiera del municipio que no logra avanzar. ¿Cuánto tiempo de crédito le darán los marplatenses?

Julio Razona entró al despacho de José Reinaldo Cano y le dio una (nueva) mala noticia: “Tenemos problemas con la provisión de nafta para los patrulleros”. Cano suspiró y sumó el pedido al que le había hecho el Gada, donde se hace el pan para escuelas y otros organismos municipales. Por estos días los problemas en San Martín e Yrigoyen se traducen en millones. En estos dos casos son casi 5.500.000 de pesos que debía la comuna. Los ejemplos como estos abundan.

La gestión de Carlos Fernando Arroyo parece hoy desbordada y todos los cañones le apuntan a un mismo blanco: Gustavo Pulti. Hoy, Cano confirmó que la auditoría que encargó ya está finalizada y anticipó que llevarán a la justicia toda esa documentación junto al informe del Tribunal de Cuentas. El pultismo desacredita las constantes denuncias del secretario de Hacienda que vienen de su época de concejal. Dice que son situaciones habituales. “Siempre ocurre lo mismo y siempre lo resolvimos. Y esta vez hubiéramos hecho lo mismo, el problema es que perdimos…”, admiten. 

La balanza de estos tiros cruzados se inclina a favor de Arroyo. Por algo ganó con tanta contundencia y más allá de que es probable que las situaciones sean más habituales de lo que uno supone, también es cierto que las cuentas municipales no pasan su mejor momento. Pero el crédito no es eterno: General Pueyrredon no solo exige que se ostente transparencia y prolijidad, también demanda respuestas y la excusa Pulti no se podrá sostener mucho tiempo.

En ese marco, Arroyo y Cano parecen ir en distintas direcciones. El intendente en su primer día de asunción habló de consignas ambiciosas: pobreza cero, que ninguna escuela (municipal o provincial) tenga falta de calefacción o comida, que las madres no tengan que hacer colas en las salas sanitarias para conseguir un turno. Todas loables, claro. Nadie podría estar en contra de esas metas. Sin embargo, hasta el momento son solo meras expresiones de deseo. No hay siquiera un indicio de cómo tratará de lograrlo.

Cano, al igual que había hecho el viernes último, dio este miércoles un panorama desolador. Además de detallar lo que considera malversación de fondos, mostró los números que le quedaron en la caja: la cifra negativa es muy grande. “El municipio sigue recaudando, pero estamos administrando escasez”, señaló.

Ya había detallado que las dos primeras cuotas de la TSU serán emitidas sin aumento al igual que la cuota anual. Si bien se espera un flujo importante de dinero en los dos primeros meses del año (son históricamente los más fuertes) para algunos la medida es demagógica y pone en riesgo las finanzas municipales.

En el seno del arroyismo nadie desconoce el conocimiento del secretario de Hacienda en la materia, sin embargo algunos ya tuvieron más de un choque. “La situación es grave, pero no sé si tanto como dice Cano. Y cada vez que proponemos algo para hacer él lo tira para atrás”, confiesa  un operador de Cambiemos.

Mientras esa puja subterránea se desata, Arroyo tiene dos desafíos. El primero es ir adecuándose a las exigencias del puesto. En plena campaña había declarado que sería un intendente en su despacho y que no viajaría a La Plata o Buenos Aires porque los marplatenses lo necesitarían acá. Hoy estuvo en La Plata junto a la gobernadora María Eugenia Vidal, a quien le fue a pedir auxilio financiero para pagar los aguinaldos. Pasaron solo 6 días para que tirara por tierra una idea que lo acompañó por años.  

En su época como concejal, además, eligió muchas veces el camino de la indefinición para salir de situaciones incómodas. En las últimas horas, descubrió que ya no puede evitar determinados temas. “Es tanto el trabajo que tengo que no tengo idea lo que ha pasado”, le respondió a un colega cuando le pidió su opinión por la escalada de hechos violentos protagonizados por grupos neonazis. El título lo dejó en ridículo. Respondió con la designación de la directora de Derechos Humanos (la dirigente de la Daia marplatense, Sonia Rawicki) y el repudio al ataque que sufrió Juan Martín Navarro. Otra vez, la ciudadanía le dio crédito que le permite salir airoso de esas contradicciones. Pero, otra vez, no será eterno.

El segundo desafío es demostrar que no sólo llegó para ordenar los números y pagar los sueldos a tiempo. Sus palabras presagian que no es así, pero los hechos hasta ahora, muestran que esa es la meta. A nadie le sirve tener un municipio equilibrado si no se arreglan las calles, no se mejoran las plazas y no se encaran proyectos ambiciosos para que Mar del Plata crezca. Desde el arroyismo aseguran que ese tipo de obras que encaró Pulti se hicieron sobre cimientos irresponsables de recursos que no tenía. Y exhibió pruebas: pidió tasas por adelantado a grandes empresas, adelantos a la provincia y la nación y, por si fuera poco, emitió dos cheques sin fondo. ¿Así dejó todo saldado? Frío, frío.

Pero no alcanza solo con exponer una y otra vez números fríos de desprolijidades (la justicia dirá si delitos) del exintendente. Arroyo deberá comprobar su tesis de campaña: que los problemas de la ciudad son porque el municipio gastó mal y no fijó las prioridades acorde a la realidad y no que solucionar problemas estructurales (y no tanto) lleva tiempo y es casi imposible reducirlos a cero.

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