Las grandes empresas se van al tacho

Las grandes empresas se van al tacho

Ya no son solo las Pymes las que ceden ante los vaivenes de la economía sino que las grandes empresas también bajan la persiana. El saldo es el de siempre: miles de trabajadores en la calle.

La situación de los trabajadores del país está en un punto crítico, similar a los valores que se manejaban en las peores crisis históricas. Desde la asunción del presidente Mauricio Macri a la fecha, se cuentan por cientos de miles las pérdidas de puesto de trabajo y, según afirmó el propio gobierno, son más de 5 mil las empresas que cerraron sus puertas en los casi 3 años de gestión de Cambiemos.

El dato relevante de estos años es que ya no son solo las pequeñas y medianas empresas aquellas que son vapuleadas por la aguda crisis que atraviesa el país, sino que esta vez, también cayeron las grandes firmas. Si bien ninguna de ellas dejó de existir en su totalidad, varias se vieron forzadas a cerrar plantas en distintos puntos del país, así como sucursales que otrora fueron líderes en ventas.

Por caso, Walmart, Carrefour, Musimundo, Alpargatas, Renault y Adidas bajaron la persiana en varios puntos del país, dejando un vacío importante en las localidades afectadas. 

La provincia de Buenos Aires no representa un oasis en el desierto: más de una veintena de firmas reconocidas cerraron fábricas o locales, con el saldo de miles de desempleados. 

Para peor, la tendencia está lejos de revertirse. Un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) tomó como referencia los primeros 10 meses del 2018 y sólo en ese lapso de tiempo se perdieron en el país casi 60 mil empleos, entre el ámbito privado y el público.

Pero además, entre cierres de empresas y plantas privadas y estatales, la cifra alcanza las 80 bajas, solo en lo que va del año en todo el país. En la Provincia, la cifra supera la doble decena, con pérdidas vitales para la región, ya que cerraron sus puertas industrias insignia en varias localidades, como el caso de Criave en Roque Pérez, Adidas en Esteban Echeverría o Gaelle en Avellaneda, por nombrar algunas. A esto debe agregarse la situación de Ferrobaires, empresa provincial de capital estatal que a comienzos de este año pasó a la órbita nacional, pero con un costo laboral.

Algunas compañías intentan salvar la ropa y mantienen sus plantas pese a la baja de las

ventas. No obstante, recurren a la suspensión de personal o directamente a los despidos. Es el caso, por ejemplo, de la metalúrgica SIAM, que en Avellaneda ya efectuó más de 165 bajas, entre despidos y retiros voluntarios. Y los 60 operarios actuales corren el riesgo de seguir la misma suerte.

Los coletazos de la crisis laboral no se cobran solamente víctimas entre la gente de a pie, también empezaron a tomar nota a nivel nacional y comenzaron a rodar cabezas. Sin ir más lejos, el otrora ministro de Trabajo de la Nación y actual secretario Jorge Triaca anunció que no seguirá en su cargo y no se sabe si se cubrirá la vacante. Una señal que preocupa en el sector empresarial, y a la población en general, ya que en su momento tampoco vieron con buenos ojos la fusión de Trabajo con Producción y la eventual degradación del ministerio que atañe al empleo.

De esta manera, sin respuestas de la dirigencia política, la Argentina se encamina a la triste peregrinación de recurrir más a la plegaria que al reclamo. San Cayetano 2019. 

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