“Al gran pueblo argentino, salud”. Hoy más que nunca, la patria es el otro

“Al gran pueblo argentino, salud”. Hoy más que nunca, la patria es el otro

Por: Daniel Rodríguez. En un momento de tantas incertidumbres, creo que lo único que podemos asegurar es que el mundo que conocíamos ya no existe más. La pandemia de coronavirus que está sacudiendo al mundo entero llegó para reconfigurar sociedades enteras y cambiar nuestras prioridades, y si algo es seguro es que cuando todo esto pase vamos a tener que reconstruir todo desde los cimientos.

Quizás lo primero que deberíamos evaluar es qué y por qué le ha pasado esto a la humanidad. ¿Nos lo merecíamos? Muchos de nosotros pontificábamos que íbamos irremediablemente hacia situaciones como la que vivimos actualmente. Individualismo, materialismo, hipocresía, insensibilidad social, poco afecto por el otro, desidia en el uso de los recursos naturales, sometimiento económico a grandes sectores de la sociedad, brutal desigualdad social… ¿Lo presagiábamos? Hace rato que se escuchan comentarios de esta naturaleza: “así esto no va más”, “esto va a estallar”, “no es posible tanta injusticia”. El sector que realmente manda, el que ordena, es muy poderoso y nunca estuvo ni está dispuesto a seguir directivas: sólo están dispuestos a siempre ordenar ellos.

Tras cuatro años de un gobierno neoliberal es otra vez el peronismo el que tiene que hacerse cargo de un país y un pueblo que ha sufrido profundamente las consecuencias de una política descorazonada en donde el capital no está al servicio del hombre, sino el hombre al servicio del capital. Es un alivio tener al frente a un hombre como Alberto Fernández, de fuerte raíz peronista y con una gran capacidad de gestionar, armar y coordinar equipos al tiempo que lleva tranquilidad a la sociedad. Si pensamos en nuestro sistema de salud, debemos recordar con orgullo que por esta Argentina pasó alguien que hoy es reconocido por el mundo entero por su espíritu sanitarista, su defensa a la salud pública y su entrega para que la salud no sea ni más ni menos que un derecho. Hoy Ramon Carillo no solo es un orgullo de todos los argentinos, sino que se ha convertido en un espejo en el que se miran todas las sociedades del mundo.

Esta no es una batalla que vaya a terminar pronto. Todo indica que esto no es más que el comienzo y que los próximos meses serán decisivos para determinar el éxito de las medidas preventivas que se han estado tomando. Medidas como el Ingreso Familiar de Emergencia, los planes de apoyo a pymes y empresas, la cuarentena y la preparación de unidades médicas y hospitalarias de emergencia demuestran que tenemos un equipo político y una ideología que está a la altura de las circunstancias. Si cada uno de nosotros hace su parte, saldremos airosos de esta pelea. Si nos detenemos un instante, nos damos cuenta de que no estamos hablando meramente de cuestiones sanitarias. Ese fue solo el detonante, que parece insignificante, pero es muy poderoso. Es el virus el que puso al descubierto lo que muchos veíamos hace rato. Lo que no pudieron las ideologías, las potencias, las fortunas económicas, los poderes más consolidados, lo pudo el virus. De manera cruenta y arrasando con lo que encuentre a su paso, no respeta clases sociales, géneros, nivel académico ni cargos políticos o nobiliarios.  ¿Y ante esto qué? Un nuevo orden mundial. Recuperación de principios, consolidación de valores, economías con sentido social, inclusiones y no exclusiones.

Una vez más, la realidad nos demuestra el potencial y la vigencia que tiene el peronismo, ya no sólo en nuestro país, sino también en el mundo. En estas semanas fuimos testigos de cómo colapsan los países que los grandes poderes insisten en convencernos que deberían ser nuestros faros. Italia, Estados Unidos, Francia, España y Reino Unido son sólo algunos ejemplos de países donde el acceso a la salud es un lujo y la estabilidad laboral en tiempos de cuarentena un sueño imposible, donde los gobernantes no supieron estar a la altura de las circunstancias y donde el pueblo se enfrenta a políticas públicas despiadadas. En cambio, la Argentina se toma como ejemplo de gestión en tiempos de crisis y se elogian las medidas adoptadas por el gobierno nacional. Nos respalda la historia, nos asisten más de 70 años de coherencia ideológica, de practica sincera y de objetivos inobjetables. Ahora, en este verdadero desastre que vivimos, primeros son los últimos. Como lo ha sido nuestra prioridad a lo largo de los años.

Sin un Estado fuerte, presente y preocupado por los que peor la están pasando no hay solución ni salida posible. Es necesario dejar de lado las discusiones ideológicas para enfocarnos en el enemigo común que nos asola día a día y que no hace distinciones partidarias. Como dijeron el Papa Francisco y nuestro presidente Alberto Fernández, “nadie se salva solo”. Hoy en día es una realidad innegable y aquellos países que primaron la economía por sobre la salud del pueblo hoy están pagando muy caras las consecuencias. Este es el momento de estar unidos, ser solidarios y apoyarnos los unos en los otros para poder salir adelante y levantarnos nuevamente. “Al gran pueblo argentino, salud”. Hoy más que nunca, la patria es el otro.

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