Con la graduación de tres condenados inauguraron dos aulas en la alcaidía

Con la graduación de tres condenados inauguraron dos aulas en la alcaidía

Los ministros de Seguridad y Justicia, José Glinski, y de Educación, Rubén Zárate, inauguraron el espacio socioeducativo “Paulo Freire” en el que los internos de la alcaidía policial de Comodoro Rivadavia podrán estudiar los niveles primario y secundario. Ayer dos condenados por homicidio y otro por robos agravados egresaron de la escuela de la alcaidía.

 

“Nadie es si se prohíbe que otros sean”, dice una de las máximas de Paulo Freire, el educador brasileño con cuyo nombre fueron bautizadas las aulas que se inauguraron ayer en la alcaidía policial de Comodoro Rivadavia. Junto con la inauguración del espacio, se entregó a tres de los internos el título secundario tras haber cursado esa instancia educativa bajo la modalidad de “Secundaria Acelerada Modular”.

El ministro de Educación de Chubut, Rubén Zárate, dejó en claro que hay que trabajar para cambiar la imagen de que la cárcel es como la universidad de la delincuencia y darles a los internos la posibilidad de reincorporarse a la vida civil.

En el acto estuvieron presentes Sandra Rolón, de la coordinación nacional de modalidad “Educación en contextos de privación de la libertad” del Ministerio de Educación de la República Argentina, la directora del Colegio 754, Miriam Paroldi, y la directora de la Escuela 614, Gladys Pozas, junto a operadores y algunos docentes que trabajan bajo contextos de encierro.

El ministro de Seguridad, José Glinski, destacó el trabajo del director general de Políticas Penitenciarias y Reinserción Social de la Provincia, Rodrigo García Palumbo, y también resaltó el cambio de paradigma con mayores garantías que asumió la jefatura de la Policía de Chubut.

“El problema de la seguridad es realmente cómo hacemos para incluir” dijo el ministro.

“Estas aulas son más que cemento y ladrillos: por detrás hay otras cosas que merecen ser mencionadas y que tiene que ver con la posibilidad de articular las políticas públicas, no sólo dentro del Poder Ejecutivo sino con el Poder Judicial”, consideró Glinski. Y valoró que esta es una acción concreta que expresa cómo “una política de seguridad tiene que estar acompañada de una política de educación”.

“Hoy estamos poniéndole luz pública a este lugar escondido, ocultado, mostrando que las cosas se pueden hacer y que si seguimos así vamos a tener la Patria que queremos”, manifestó.

En tanto, Zárate remarcó la importancia de estos espacios “que marcan un rumbo nuevo en la educación”, poniendo en valor la política de inclusión del gobernador Martín Buzzi.

“El deber moral del Estado es dar oportunidades, a través de apoyo, aulas, recursos materiales, y la voluntad de los funcionarios debe abrir las puertas para que quienes que se encuentran en situación de encierro puedan encontrarse a sí mismos y encontrar las oportunidades”, expresó el ministro.

“PODEMOS CAMBIAR”

Ya Letra Roja, el suplemento policial de Diario Patagónico había descrito el sistema escolar carcelario y había anticipado que por estos días se iba a realizar la graduación de un grupo de internos que estudia en el Colegio 754, después de muchos años sin que ningún reo completara ese nivel educativo estudiando en su lugar de encierro.

Ayer el ministro Glinski se dirigió a ellos y les dijo que eran un ejemplo para todos. Los egresados fueron Mario Agustín Vidal, condenado en marzo de 2013 a tres años y ocho meses de prisión por robo agravado; Daniel Messina -condenado a 12 años de prisión por un homicidio ocurrido el 1 de febrero de 2009 en Sarmiento y María Belén Silva, condenada a 8 años de prisión por homicidio.

“Por más que estemos privados de la libertad, hayamos cometido un delito, también podemos cambiar. Y podemos demostrarle a la gente que también se puede. Yo voy a hacer lo posible para lograrlo, y espero que muy pronto me vea como un trabajadora social y no como una presa más de la alcaidía” dijo Silva a Diario Patagónico en el patio de la alcaidía orgullosa por su logro.

Silva dijo que ahora quiere empezar a hacer un taller de electricidad y panadería que está previsto. “Y el año que viene, si Dios quiere, y el Gobierno nos ayuda, vamos a ir a la Universidad” sostuvo.

“La verdad que es algo muy bueno, porque no estás encerrado las 24 horas del día sin saber qué hacer, te levantás vas a la escuela y después ya tenés tarea, porque si tenés tiempo es solo para hacer macanas”, reflexionó antes de ser llevada de regreso al pabellón de mujeres.

Los internos tendrán un espacio para estudiar acorde, ya que antes lo hacían en la sala de visita sin calefacción y en un espacio reducido, sin pupitres ni pizarrones preparados. Incluso en una de las aulas también habrá un horno para aprender cursos de repostería.

Glinski sostuvo que se está trabajando con un plan de resocialización de los internos de manera particular con cada uno de ellos como son las ofertas laborales y de talleres.

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