Gollan: "La mejor manera de forzar un proceso privatizador en salud es desfinanciar al sector público"

Gollan:

El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, traza un duro diagnóstico del presente sanitario de la provincia tras los cuatro años de gestión de María Eugenia Vidal, más allá de las urgencias estructurales de arrastre. Desafíos, metas y expectativas, en el marco de un aceitado trabajo conjunto con Ginés González García. El Consejo Federal de Salud, activo, cocina medidas de impacto.

“Probablemente estemos hablando de entre $ 20 mil millones y $ 22 mil millones”, asegura el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, respecto del rojo con el que se topó en su cartera al asumir, hace casi dos meses. Y en su despacho en La Plata traza ante Ambito un duro diagnóstico del presente sanitario provincial, en el que advierte que “no es sólo la deuda: hay un Estado con los procesos de salud cortados”.

El funcionario de Axel Kicillof y exministro de Cristina de Kirchner intenta pilotear ese escenario de escasez mientras apuesta a avanzar hacia “un sistema de atención de la salud en red”. Mantendrá -y mejorará, dice, con búsqueda de financiamiento de por medio- dos iniciativas de la gestión de María Eugenia Vidal. Pero enfatiza que operó una matriz ideológica -también en ese plano- que marcó esos cuatro años en materia sanitaria. “La mejor manera de forzar un proceso privatizador en salud es desfinanciar al subsector público”, se diferenció.

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Periodista: A casi dos meses de haber asumido, ¿qué balance hace del presente que encontró en el Ministerio de Salud provincial?

Daniel Gollan: Desde el punto de vista financiero encontramos deudas muy fuertes con los proveedores que todavía estamos terminando de consolidar, porque ya tenemos un consolidado de más de $6.600 millones, pero hay deudas flotantes en los 77 hospitales que todavía se están tramitando, con facturas que correspondían al ejercicio anterior y hay que cerrarlas, para ver con qué atraso real de pago nos encontramos. Eso en el Ministerio de Salud provincial. Después encontramos en el IOMA una deuda que al día de ayer (por el pasado miércoles) era del orden de los $12.500 millones, que más o menos equivale a lo que son dos meses de erogaciones del IOMA.

Y después tenemos el Incluir Salud, que es un programa nacional para la gente con pensiones no contributivas, que en la provincia son unos 246 mil, y que tenemos un atraso consolidado de $2.200 millones. Esto es $700 millones con el sector que hace diálisis, de $300 a $400 millones con medicación común, otro tanto con medicación especial, transportistas, centros de rehabilitación... Se le debe prácticamente a todos los sectores entre seis y siete meses, y en algunos casos ocho meses de atraso en los pagos. Eso es lo que encontramos financieramente, y probablemente estemos hablando de entre $20 mil millones y $22 mil millones de deuda.

Financieramente mal, sentándonos con todos los sectores para ver cómo se va refinanciando esa deuda, cómo vamos normalizando los pagos, porque también nos encontramos con que se cortó la cadena de pagos. No ya deudas sino directamente que dejaste de pagar. Tenemos $1940 millones con interrupción de la cadena de pagos. Encontramos un ministerio donde en 2015 teníamos, sin contar las remuneraciones, una participación de Salud en el presupuesto total de la provincia del 5,17%, y el año pasado fue del 3,26%. Una disminución presupuestaria muy fuerte de los gastos operativos del ministerio. Y también un descenso importante si contamos las remuneraciones, porque las de los trabajadores de la salud en particular fueron muy afectadas a la baja, y hubo un deterioro en términos relativos de un 33%. Los salarios aumentaron, pero muy por debajo de la inflación.

P.: ¿Y cómo se traducen estos números en el presente sanitario de la provincia?

D.G.: Cuando tenés ésto te encontrás con una provincia donde la flota sanitaria estaba en tierra, toda parada. El mejor helicóptero sanitario que teníamos, un Airbus comprado en 2012 que era gemelo del que usaba la gobernación, desmantelado y en tierra. Queda el casco, no tiene las aspas, ni los sistemas de navegación, ni las turbinas porque se usaron para mantener en vuelo el otro, el que usaba la gobernadora (María Eugenia Vidal). Cuando pasó el accidente de la Ruta 2 con los chicos, que volcó el micro, no había vuelo sanitario. Se alquilaban horas privadas, pero también había atraso en los pagos. Encontrás un Estado donde están cortados los procesos de salud. No es solamente una deuda. Por ejemplo, encontramos sarampión, que no había. Y en la provincia, la mayor cantidad de casos. Decís “vamos a vacunar”, pero no estaban las vacunas, y las liberó el Ministerio de Salud de la Nación. Pero después hay que distribuirlas, y había problemas con las cámaras frigoríficas. Después que solucionás eso vas a las heladeras de los 1750 centros de vacunación de la provincia, y te encontrás que muchas no funcionaban. O te encontrás que en municipios como el de Merlo, donde yo fui director de Atención Primaria -con 33 centros de atención primaria de la salud y casi 80-90 vacunadoras- había 15 vacunadoras.

Entonces decís “yo quiero salir a vacunar”, y tuvimos que salir a contratar con recursos que hay que sacar de algún lado, en este caso de la Organización Panamericana de la Salud, rascando la olla de donde no hay, para contratar vacunadores. No es que “una vez que tengo la vacuna, vacuno”: se desarmaron los procesos. Quiero salir con los trailers sanitarios y hace cuatro años que todos los trailers se dejaron arrumbados en el hospital de El Dique, todos oxidados. Los procesos de salud hay que reconstituirlos.

Acá, dentro del ministerio, la gente desfuncionalizada completamente, sin tareas asignadas. Están los programas de prevención de todo tipo, pero no tenían tareas, no tenían insumos, no tenían objetivos, y estaban cumpliendo una tarea ínfima. Es ínfima la cantidad de auditores para una provincia de estas características, para ir a auditar todos los centros y establecimientos públicos y privados de salud. Tres inspectores de farmacia para 5 mil a 6 mil farmacias… Ahora vamos a hacer el curso de formación de inspectores, rápido, para que puedan salir a inspeccionar. Lo mismo con los inspectores de establecimientos. Se han roto, se han abandonado durante cuatro años los procesos y ahora para poner en marcha una acción de salud tenés que volver a rearmar el proceso.

P.: ¿El mapa de enfermedades mutó?

D.G.: Hay más números que son muy elocuentes en lo sanitario: tenemos en estos tres últimos años un aumento de entre el 400% y el 500% de los casos de sífilis, como en un hospital de referencia que es el Gandulfo de Lomas de Zamora, y en todo el país y en la provincia es igual. 500% es en el caso de la sífilis congénita: chicos que nacen con sífilis; tenían 2,7 casos y pasaron a casi 14 en un centro de referencia, pero esto es en todo el país y las estadísticas son muy preocupantes. ¿Por qué? No se repartieron preservativos, se desmantelaron los programas de educación sexual integral, se desfinanciaron, se desmantelaron todos los equipos de intervención territorial para la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, que incluyen el Sida. Si tuvimos un récord de crecimiento de la sífilis congénita es porque fracasaron también los controles de embarazo. Si se detecta que tiene sífilis, con una penicilina -el antibiótico más viejo de la historia y muy barato- resolvés el problema de la madre, y el chico nace sin sífilis. Récord de tuberculosis, con un aumento muy fuerte interanual de los casos de tuberculosis en todo el país, en Capital Federal también, y en la Provincia de Buenos Aires. Eso es malas condiciones de vida, mala alimentación, hacinamiento, inmunodepresión… Sarampión: 19 años sin circulación del virus, y tenemos el virus. Es cierto que hay una realidad regional de mayor cantidad de casos de sarampión, pero nosotros con coberturas altas no hubiésemos tenido este problema. Ahora, nos encontramos que respecto de la dosis para entre 6 meses y 11 meses -que era uno de los objetivos centrales a cubrir porque ahí está circulando el virus- y en los mayores (nacidos después de 1965 que no tenían acreditadas las dosis), eran dos grupos que estaban sin vacunar. De 27% a 30% de cobertura en esos grupos. Y en los otros grupos, que son los chicos entre el año y los 5 años y que supuestamente los teníamos con coberturas -nos avisaban- del 99%, con 37% ó 40% de circulación en ese sector. Cosa imposible si tenés 100% de cobertura, no puede circular porque están todos vacunados… Estamos auditando si no se falsearon los datos estadísticos porque es imposible epidemiológicamente que con 100% de cobertura en ese grupo circule el virus. Encontramos una situación sanitaria mala. Y los hospitales con muy mal estado de infraestructura. Una parte es estructural y de larga data, y otra parte es que sobre esa situación hay cuatro años de falta de mantenimiento, muy mal la parte eléctrica, gas, calderas, agua… Estamos haciendo un relevamiento de la cuestión crítica para ir a arreglar eso que se puede romper y es un peligro, y un plan a mediano y largo plazo de recuperación de la infraestructura hospitalaria de la provincia. Que vuelvo a repetir: se empeoró mucho en estos cuatro años pero no es que es exclusiva responsabilidad de la gestión anterior porque es un tema crónico y de larga data, porque los hospitales nuestros son mayoritariamente viejos, y algunos ya ni con mantenimiento son ediliciamente viables y habría que pensar en otra salida. Estamos elaborando un plan, obviamente que tampoco se resuelve en cuatro años pero que hay que comenzarlo.

P.: ¿Y a qué atribuye este grado de deterioro que encuentra en el área sanitaria bonaerense? ¿Qué impacto tiene la crisis financiera y económica nacional?

D.G.: Personalmente creo que, por un lado, hay un concepto de visión política. En este caso de política sanitaria, pero me parece que es un proyecto global. Me parece que la mejor manera de forzar un proceso privatizador en la salud es desfinanciar el subsector público. Porque está probado en el mundo que cuando vos no encontrás una respuesta en un efector público hacés lo que sea cuando se trata de la salud, y la ecografía te la terminás pagando privada, el servicio, la consulta… sacás de dónde no hay. ¿Y qué pasa con el que no tiene ni nada? En el concepto que se manifestaba en la gestión anterior es que no había hecho mérito, y si no había hecho mérito era como que el derecho es exclusivo para los que meritaban... Eso es una concepción que si uno lee determinados libros… Hay un libro donde es coautora la exgobernadora Vidal -participó junto a Horacio Rodríguez Larreta y Mario Quintana- que se llama “Domando al Elefante Blanco”, escrito en 1998 y donde se ve la concepción del Estado que tienen. Que el Estado es un elefante que hay que domarlo, y para domarlo hay que privatizar. Y que todo es privatizable. No sólo la Salud, también la Justicia es privatizable. Según ese libro, hasta la mediación de la Justicia cuando menos podría ser privada. La Policía, las Fuerzas Armadas, todo debería ser privado según esa concepción. Creo que hay una parte de concepción ideológica.

P.: ¿Y en el caso de la Salud?

D.G.: Y en la Provincia en particular, mantener exclusivamente las partes vinculadas a la emergencia, que es el proyecto SAME, que encima viene con un financiamiento acotado y después no tiene sustentabilidad económica. Tenemos que ver ahora qué se hace con eso porque todos los intendentes te dicen “me sale muy caro, no lo puedo pagar”. Dos años –un año al 100% y otro año al 50%- me pagaron el personal, me entregaron las ambulancias, fue muy lindo pero después yo no lo puedo sostener. Una idea buena, sí, pero si no tiene sustentabilidad económica -que es lo que ahora empezamos a discutir con todos los intendentes, con Nación, con Provincia- cómo se sostiene. Y creo que le vamos a encontrar la vuelta, pero hay que buscar una ecuación económica. Lo otro que nos pareció un buen proyecto y que lo vamos a mantener y mejorar es el proyecto AMBA, que era construcción de centros de atención primaria, con una población primaria, por parte de un equipo de salud. Bien hechos esos centros sanitarios, bien construídos, reciclados algunos, otros nuevos, con tecnología, con conectividad para poder tener historia clínica digital. Todo eso está muy bien, acordamos con eso, lo vamos a seguir. Pero el problema es el mismo: un año y medio de financiamiento, y después el intendente que puede seguir sigue, y el de al lado no sigue, y entramos en un sistema que se desbarajusta todo de nuevo. Todo proyecto sin sustentabilidad económica se transforma en un proyecto malo aunque sea una buena idea. Y ahí estamos trabajando para ver cómo logramos sustentabilidad económica, porque sí coincidimos en que hay que desarrollar un primer nivel de atención fuerte, y eso sí lo vamos a mantener. No somos los que decimos “todo lo que hicieron los demás porque lo hicieron los demás no sirve”. Pero ahí se terminaba el proyecto. No había más proyecto de mantenimiento de los hospitales, salvo las guardias. Se refaccionaron 53 guardias, pero todo el resto del hospital se cae. Era un proyecto de mantener las guardias, desmantelando las plantas de consultorios. Para mantener la guardia, los profesionales que trabajaban en prevención, promoción, en atención, con una visión de curación y tratamiento pero también preventiva, eso se iba desmantelando en función de mantener la emergencia. Eso creo que también es otra concepción: mantener la emergencia. Nosotros tenemos que ver la visión integral.

P.: Precisamente, ¿cuáles son los ejes centrales que va a encarar su gestión para revertir este escenario?

D.G.: Nosotros imaginamos en la provincia, en estos cuatro años, construir un sistema de atención de la salud en red, en donde participen todos los municipios, con los 225 hospitales municipales, las 1740 salas de atención primaria y con los 77 hospitales provinciales. Por eso nuestra gestión empezó yendo directamente a hacer reuniones regionales. Vamos todo el equipo y vamos a estar, una vez por mes, en las doce regiones de la provincia, construyendo soluciones y respuestas regionales, que son disímiles en el interior de la provincia, en el interior profundo, que en el segundo y primer cordón. Tenemos que marchar hacia un sistema de atención de la salud que sea previsible, en una red de servicios con derivación rápida y predecible.

El problema central del interior de la provincia son las distancias, cuando tienen una situación crítica y no tienen la complejidad tecnológica suficiente. Y enancando lo más fuertemente posible en un primer nivel de atención fuerte, que son estos proyectos AMBA que los vamos a ampliar, que fueron en la época de (Floreal) Ferrara nuestro proyecto ATAMDOS, y que en un momento también del alfonsinismo fue el proyecto Muñiz. Salas de atención primaria que reciben a la población pero que además trabajan en los barrios en la prevención, en la promoción, en la detección temprana, en el fomento de hábitos saludables de vida.

Que trabajan más enfocados en la preservación y el cuidado de la salud que en la curación del enfermo en un hospital. Obviamente que también hay que cubrir la curación del enfermo, pero si vos trabajás bien la prevención con el tiempo lográs lo que logra Inglaterra, Cuba, Canadá, y estoy hablando de países muy disímiles en sus cuestiones políticas y económicas pero que comparten un criterio de salud que es un sistema que está gobernado por el Estado, lo cual no quiere decir en algunos casos que no haya prestación privada (de hecho en Canadá lo organiza y financia el Estado, pero los prestadores son todos privados, trabajan sólo para el Estado). Cada país tiene un modelo diferente, pero hay un modelo de organización donde la gobernanza la tiene el Estado, porque es el único que puede tener una visión de la salud como derecho y un criterio de salud pública. El privado incorpora parte de esto, pero tiene lógicamente una necesidad de lucro porque si no nadie va a poner una empresa para no tener lucro. Hasta ahí todo bien porque el Estado puede compatibilizar todo eso y armonizar público-privado. El problema de los últimos tiempos, a escala mundial y a escala argentina por problemas propios- es que se han incorporado una serie de actores que están desfinanciando masivamente los sistemas de salud del mundo. Por eso hoy es tema central en la campaña electoral norteamericana, y hasta (Donald) Trump lo ha tomado, y Bernie Sanders es uno de los que más expresa ese problema: el país más rico del mundo y donde la gente no tiene acceso a la salud por millones. Y hay una disputa ideológica si la salud es un derecho o no. Pero en el medio de eso hay empresas farmacéuticas que tienen hoy sus precios con rentabilidades del 30 mil y 40 mil por ciento. Y no es una metáfora.

Entre la investigación, desarrollo y producción del medicamento, el costo total y lo que luego se vende al público con una estrategia extractiva de cobrarle a cada país y a cada pagador dentro del país lo máximo que se le puede sacar, independientemente del costo del producto. Entonces tenés que el Sofosbuvir en Estados Unidos vale 84 mil dólares el tratamiento, y en Argentina 12.500. Ahora nosotros, cuando estuvimos en el Ministerio de Salud de la Nación, logramos comprarlo a 1.500, con distintas gestiones. Y el que lo fabricó a 1.500 reconoció que había ganado buena plata. O tenés el famoso Spinraza, que se largó con 1 millón de dólares y ahora salió una nueva versión para esa enfermedad de 2,3 millones de dólares la ampolla, y esa ampolla no vale realmente nada. La demostración de esto es que se firmaron convenios de confidencialidad con las provincias y la Nación para venderlos a precios diferentes, que eran de 90 mil dólares. Pero también lo ofrecen a precios más baratos, dentro de una confidencialidad. Y uno dice ¿por qué hay que firmar un convenio de confidencialidad para que me lo vendan 10 o 15 veces más barato? Esto yo lo pude entender en 2014, después de un postgrado, demostrando que en realidad lo que me decían las empresas en 2014 cuando yo quería negociar y bajar los precios es que “si yo lo bajo en la Argentina bajan las acciones en la bolsa de Wall Street”. Y yo le decía “me está verseando para no bajarme el precio”. Y es exactamente así. Si los accionistas de estas grandes megaempresas farmacéuticas, que son mayoritariamente fondos globales de inversión, se enteran que en Argentina se vendió a 90 mil en lugar de a 900 mil, eso lo empiezan a reclamar todos los países y la acción baja inmediatamente. Hay que entender ésto, que es macro. Ahora, en Argentina también tenemos serios problemas.

"Financieramente estamos mal, sentándonos con todos los sectores para ver cómo se va refinanciando esa deuda, porque también nos encontramos con que se cortó la cadena de pagos", asegura Gollan.

Ministerio de Salud de Buenos Aires

P.: ¿Cómo salir de esa encerrona?

D.G.: Hoy averiguo precios de sueros para un hospital y me dicen “los estamos pagando entre 75 y hasta 90 pesos”, y resulta que se consiguen a 40. Hay que comprar volumen, hay que organizar la demanda, porque cada municipio está comprando por su cuenta, cada hospital comprando por su cuenta. Tenés temas que están muy monopolizados como el oxígeno medicinal, o los residuos patogénicos. Que ahora estamos desarrollando con los intendente estrategias con distintas alternativas para bajar esos costos, en el oxígeno lo que se paga un dólar pagarlo 28 centavos de dólar.

Y en residuos patogénicos bajar al 20% a partir de que varios municipios tienen y ponen en funcionamiento hornos pirolíticos en donde nos ponemos de acuerdo y todos vamos allí, y ahorramos casi un 80%. Vamos a trabajar muy fuerte los costos pero esto es una construcción de servicios de prestación en red, que quiere decir que si yo en la región sanitaria tengo un servicio fuerte de neonatología en Coronel Suárez y estoy usando 4 de 13 camas que tengo, y es un hospital municipal, y en otra zona estamos derivando a Bahía Blanca, que es mucho más lejos, porque faltan camas de obstetricia para que la mamá esté con el chico, resolviendo ese tema -que no es caro- tenemos un centro de derivación y no tenemos que mandar a todo el mundo a Mar del Plata.

Y, para ver otro caso, en Exaltación de la Cruz hay un resonador magnético que atiende tres o cuatro pacientes por día cuando eso tiene que funcionar 24 horas, pero el mismo intendente te dice que ahí a la gente de PAMI la mandaban a 70 kilómetros a hacerse la resonancia. Hay que armar una red que beneficie a todo el mundo. Esa va a ser la tarea de estos cuatro años, dejar diseñada esta red.

P.: Pensando justamente ese objetivo para estos cuatro años, ¿no teme que la falta de recursos lo ate de manos y le impida avanzar con los proyectos?

D.G.: Es un temor que lo tenés permanentemente. Nosotros estamos empezando a rascar la olla. Pero en el rascar la olla encontramos que teníamos créditos internacionales vigentes sobre los cuales se estaba pagando multas por no usar. La gobernación Vidal pagó del 2016 al 2019 u$s 10 millones por no usar créditos internacionales vigentes para infraestructura, para salud. Nosotros teníamos uno aprobado y que no se usó se pagó multa, y ahora ya lo estamos regularizando para poder usarlo. No nos van a pagar el retroactivo más que el 15%. Pero empezamos con esos u$s 22,5 millones, que es el 15% de lo que no se usó y nos da la posibilidad de abrir una nueva línea preaprobada de u$s 150 millones. Con el Banco Mundial y el BID. Y si hacemos todas las acreditaciones que faltan hacer, que las vamos a estar haciendo rápidamente, podemos optar por un tercer tramo de u$s 450 millones. La pucha, estamos hablando de u$s 622 millones para obras, equipamiento, etcétera, porque a los tramos que siguen se les puede dar distintos destinos. Hoy estaban aplicados a Red AMBA, a refacción de guardias y al programa de oncología. Si se va dando todo como pretendemos, parte de ese dinero lo vamos a ir aplicando al mantenimiento y mejoras de los hospitales. El programa lo vamos a ir definiendo el año que viene, porque estos créditos de 450 millones van a estar desde el 2021/2022 en adelante. Estamos pensando en eso en cuanto a financiamiento externo.

P.: ¿Y respecto a fondos propios?

D.G.: Y en cuanto a financiamiento con recursos propios, el gobernador (Axel) Kicillof lanzó el plan Escuelas a la Obra y próximamente vamos a estar lanzando anuncios que tengan que ver con un programa para el sector de la salud. Y como todo: dependemos de variables que no podemos manejar. Cuando uno hace un presupuesto no sabemos cómo se va a resolver el tema de la deuda. Si se resuelve bien, como creemos y esperamos que se resuelva, se nos va a despejar, refinanciando, estirando los tiempos de pago.

Esa es una variable que en marzo – abril estaremos viendo con cuánto vamos a poder aplicar a la salud de esos recursos que no se van a ir en términos de pagar deuda externa. Y por el otro lado por cómo reacciona la economía en los próximos tiempos porque cuando uno ve la evolución de nuestro presupuesto, en realidad bajó en términos reales 20 puntos. Con una inflación del 57% nuestra recaudación subió 20 puntos menos. Nosotros esperamos que evolucione todo moderadamente bien y vamos a tener la posibilidad entonces de hacer un plan de infraestructura más completo de lo que solamente depende del financiamiento externo.

P.: Usted atendíó de los dos lados del mostrador porque también fue ministro de Salud de Cristina de Kirchner. ¿Qué espera de la gestión de Ginés González García?

D.G.: Con Ginés estamos trabajando prácticamente codo a codo. Primero, cuando uno mira quiénes son los secretarios y subsecretarios de Salud, y todos trabajamos juntos. Carla Vizzotti fue funcionaria mía, era directora nacional del programa de vacunas, de enfermedades inmunoprevenibles; Martín Sabignoso era el responsable del programa Sumar; con Arnaldo Medina hemos trabajado infinidad de proyectos en común cuando él estaba en la Universidad Jauretche y en el Hospital El Cruce. Alejandro Collia fue ministro de acá…

Tenemos no sólo una cuestión de comunión de equipos de trabajo en común sino hasta personal, con lo cual es como empezar con un cierto handicap. No tenés que empezar conociendo una estructura. Y toda la gente que trabaja conmigo acá trabajó conmigo en el Ministerio, y seguimos trabajando estos cuatro años en la Fundación, en el Instituto Patria en la parte de salud. Hemos recorrido el país, tenemos un equipo homogéneo y eso es importante. Así que con Ginés tenemos una relación excelente, y los anuncios que ya nos está dando en el Consejo Federal de Salud (COFESA) son muy buenos.

P.: ¿En qué se está avanzando?

D.G.: Vuelve el Plan Remediar dentro de 40 días, partiremos de un botiquín de 44 productos pero el objetivo es hacerlo creer durante el año siguiente hasta llegar a los que tuvimos (tuvimos hasta 75, en 2015). Pero ya va a estar en los 8.036 centros censados (teníamos 8.200 pero se han caído algunos, que vamos a tratar de recuperar). Vamos a tener el Plan Remediar en forma permanente, todos los meses, sin esto de que llegaba un mes y tres meses no..

En el programa de vacunas ya se terminaron de retirar prácticamente las 12 millones de dosis, están en período de distribución en todo el país. Para 15 ó 20 días máximo ya están todas las vacunas del calendario disponibles, incluída la Menveo, lo ha anunciado también el Consejo Federal de Salud a todos los ministros. Y empiezan a ponerse en forma los créditos internacionales que tenía Nación y que tampoco se estaban usando, y esto está a cargo de Sabignoso, que es un experto, que además trabajó con estos organismos, los conoce y se está agilizando todo como para rápidamente el programa que ahora, creo, se va a llamar de Salud Familiar y Comunitaria, que era el antiguo Médicos Comunitarios. Eso nos va a agregar a los centros de atención primaria otro apoyo de Nación con recursos humanos, vacunadoras, médicos, psicólogos, trabajadores sociales… Es decir: los anuncios que venimos teniendo están en sintonía con todo lo que se dejó de hacer y que hay que empezar a hacer, que es lo que nosotros decimos: reparar lo que se rompió. Ahora, después viene la otra etapa: ir por lo estructural que, vuelvo a repetir, no es una cuestión de los últimos cuatro años, donde en todo caso se empeoró la situación, pero son cuestiones estructurales.

Una de las cuestiones es que el sistema de salud argentino está absolutamente desvencijado, y en eso también hay una visión de cohesión con el Ministerio de Salud de la Nación, que tenemos que empezar a reconstruir sistémicamente. Y vuelvo a decir: a mi gusto, y esto es opinión mía, el proceso de degradación del sistema de salud argentino empezó el 30 de julio de 1954. Ese día se fue (Ramón) Carrillo. Lo fueron. Ahí empezó un proceso de desbarajuste en nuestro sistema, perdió el poder de rectoría fuerte que tiene que tener el Ministerio de Salud de la Nación y los ministerios de Salud provinciales sobre todo el sistema, por más que sean privados (el sector es privado y público, y 70% de las prestaciones son privadas en Argentina). Entonces tenemos que volver a retomar esa visión sistémica y de gobernanza del sistema que se perdió, y eso cuesta porque cuando algo se desarma la lógica que se instala tiene actores que se instalan y van ganando poder de decisión. Que le disputan al Estado cuando vos querés corregir. Entonces se instalan corporaciones médicas que te dicen “yo por menos de 2 millones de pesos no trabajo” y tienen el poder extorsivo para hacerlo. Ahora hay que corregir eso y pronto va a haber novedades respecto a ésto porque en el COFESA también se trató.

P.: ¿Y cuáles serán esas novedades?

D.G.: Va a haber normativas nuevas que van a corregir esa situación. En la Argentina si uno necesita una cantidad de especialistas en tal rubro, no lo puede definir la misma corporación médica que se beneficia de ser pocos. Si el Estado le cedió a esas sociedades pseudocientíficas, porque son científicas pero trabajan más en una cuestión corporativa de la cual sacan provecho económico que en una cuestión científica. Científicamente trabajan. Ahí se debería haber acotado el rol para lo cual nacieron, que es formar gente, capacitarla; eso es la sociedad científica.

Algunas fueron ganando espacio y se transformaron en lobbistas corporativos, que terminaron diciendo “nosotros decidimos cuántos especialistas hay que formar”. Entonces te forman en una provincia cuatro por año, son poquitos, y cuando vos no tenés te sentás y como la oferta es tan poquita te dicen “yo por menos de dos millones no trabajo”. Y estoy diciendo cifras reales. En municipios como el de Pehuajó, donde los otros días se sentaron los tres anestesistas, que además cubren entre ellos una semana uno, y después está trabajando por todos lados, otra semana otro… y de pasiva (no es que tienen que estar en el hospital)... y dijeron “queremos 2.250.000 pesos más una parte del recupero de las obras sociales que se facturan en el hospital”. Y el intendente si no quiere, no hay anestesia. Estas cosas hay que corregirlas, se ha desbandado completamente. Entonces va a haber normativas vinculadas a eso. Puse un ejemplo porque es un ejemplo que todos los intendentes me traen a esta mesa, pero hay muchos ejemplos similares.

P.: Precisamente hoy estuvo con los intendentes de Lanús y de Las Flores. ¿Cuáles son las preocupaciones que en general le traen los intendentes? ¿Hay municipios que están en una situación más deteriorada que otros?

D.G.: Sí, porque hay municipios que tienen realidades diferentes que otros. Algunos son superavitarios (no muchos pero hay). Hay municipios que tienen recursos y otros por distintas razones, porque tienen menos radicación industrial. Los llamamos “municipios dormitorios” porque la gente va, usa todos los servicios pero no aporta allí más que alguna tasa municipal quien la puede pagar. En el interior profundo, saliéndonos del tercer cordón hacia adentro, los problemas son: quienes tienen un hospital municipal les está llevando la salud del municipio hasta el 60% de los ingresos municipales (caso por ejemplo, me decía, el intendente de Roque Pérez).

Aclaro que estamos trabajando con todos los intendentes, muy armónicamente, a mí no me interesa de qué color político son porque cuando vienen a hablar de salud tenemos todos los mismos problemas, el mismo diagnóstico y queremos las mismas soluciones, ahí no hay grieta. Y el hecho de que se les va comiendo el presupuesto municipal es una de las preocupaciones; están llegando a un punto que no pueden sostener porque la recaudación baja. Ese es el tema central. Y las distancias, cuando ellos tienen problemas y no tienen la complejidad suficiente en su pueblo, en su ciudad. Setenta municipios de la provincia de Buenos Aires ya no tienen efector privado con internación.

Ese es un proceso de cierre de clínicas y sanatorios que empezó con los pueblos de 15 mil habitantes, siguió con los de 20 mil, y hoy ya hay partidos con 40 mil habitantes que cierran los servicios de internación y se quedan simplemente con la parte más rentable, que es brindar un servicio de imagen, de laboratorio, de especialistas, pero sin internación, sin guardias, sin terapia, que es lo que es caro. Entonces van cerrando los servicios privados y se queda el intendente teniendo que hacerse cargo de toda la salud: del que tiene Osde, prepaga, el que tiene nada más que el Estado y el que tiene obra social. Esa es la preocupación central de interior, y por eso hay que reorganizar un sistema de redes lógico para que no todos tengan que tener todo, sino una rápida derivación y que cada uno banque una complejidad.

P.: ¿Y en el caso puntual del Conurbano?

D.G.: Y después tenemos los problemas del Conurbano, que son disímiles, diferentes a los del interior, con la enorme cantidad de población que vive en los alrededores, que no tiene obra social y que hace un uso exclusivo de los hospitales públicos. Estamos llegando en el Conurbano, en algunos distritos 40 y 50% con estas características: tienen sólo hospitales públicos, con carencias de todo tipo, con un primer nivel de atención que fue deteriorándose y que no contiene. Tenemos que definir en la provincia de Buenos Aires qué vamos a hacer con los recursos coparticipables en salud, porque para defenderse los intendentes de no perder recaudación empiezan a falsear las cifras, a decir que atendieron más que lo que atendieron. Está todo viciado de una situación irreversible: o hacemos un cambio, o esto es insostenible, porque no podemos vivir en un sistema donde todos nos mentimos sobre cuáles son las cifras de lo que atendemos para poder recibir un poco más de coparticipación. Porque además les vamos a mandar una auditoría, y va a saltar rapidísimo. Obviamente necesitamos corregir estos desfasajes, que son cuestiones estructurales, que se fueron agravando.

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